En el salón de clases de Miriam Romero, en Carrillo K-5 Magnet-School, casi todos sus estudiantes de todos los niveles son inmigrantes. Muchos niños son nacidos en México, pero cada vez hay más que emigraron con sus padres desde Centroamérica.

En cada uno de ellos, ella ve a una joven persona con dignidad, con una historia individual que representa la cultura, la historia y la lucha que el estudiante y su familia enfrentaron para llegar a Tucsón a empezar un camino nuevo.

Mientras observa su salón de clases de Aprendizaje del Idioma Inglés (English Language Learning), activo con alumnas y alumnos hablando y haciendo cosas, ella suele recordar la lección permanente que sus abuelos maternos le enseñaron: “El resultado final del conocimiento son … las buenas acciones”.

Esa enseñanza viene del Talmud, dice. Sus abuelos maternos, hijos de inmigrantes judíos rusos, vivían en Brooklyn, donde ella y su hermana solían visitarlos en los veranos, lejos de Tucsón y de su familia mexicana. “Si sabes algo”, parafraseó la lección de sus abuelos, “eso te debe llevar a buenas obras”.

Un resultado de sus buenas obras, que se deriva de su conocimiento, es que Romero, de 35 años, fue reconocida en noviembre como la Maestra del Año 2018 en Enseñanza del Inglés en Arizona en una ceremonia en el JW Marriott Starr Pass Resort, a la que asistió la superintendente de Educación Pública de Arizona, Diane Douglas.

En la misma ceremonia, la estudiante Houda Makansi, de Palo Verde High School, estuvo entre los cuatro estudiantes de Arizona que recibieron el premio a la Historia de Éxito de la Enseñanza del Idioma Inglés en Arizona por parte del Departamento de Educación del estado y de Servicios de Adquisición de la Enseñanza del Inglés.

El mantra pedagógico de Romero es el núcleo de la filosofía de enseñanza que la ha llevado 12 años por el Distrito Escolar Unificado de Tucsón, 11 de esos años en la escuela Carrillo, en Barrio El Hoyo, a donde Romero iba de niña y donde ahora estudian dos de sus cuatro hijos.

También en el centro de sus creencias están las influencias de sus padres, Stephen Gómez y Amy Feldman, ambos educadores jubilados; de su esposo, Carlos Romero, coordinador del Programa Upward Bound en el Colegio Comunitario Pima; y de otros maestros que han sido sus mentores a lo largo del tiempo, como Curtis Acosta, quien era maestro del programa del TUSD de Estudios Mexicoamericanos (MAS, por sus siglas en inglés), el cual fue prohibido por el estado, y quien actualmente es consultor y director del programa de Lenguaje y Cultura en Educación en la Universidad de Arizona Sur en Sierra Vista.

Por ellos, Romero se ha enfocado en sus estudiantes académica y culturalmente, puesto que ambos aspectos van de la mano. Es importante que las culturas de los estudiantes estén representadas de forma positiva, dijo Romero.

Desde que era estudiante en la Universidad de Arizona, donde se graduó por partida doble de Educación Bilingüe y de Literatura Española y Portuguesa, tuvo el deseo de convertirse en maestra, como una forma de contribuir con su comunidad. Trabajando con los estudiantes y sus familias, comprendió que podía estar conectada y ser parte de la comunidad latina.

Pero la política se entrometió y por poco saca a Romero del camino.

Para su último año en la UA, el gobierno del estado dominado por los republicanos había prohibido la educación bilingüe en escuelas públicas, en gran parte debido a consideraciones ideológicas. En su primer año dando clases en Tolson Elementary School, en el lado oeste de la ciudad, había una gran confusión sobre cómo enseñar a los aprendices de inglés ante la ausencia de programas de educación bilingüe que habían probado ser exitosos.

Los estudiantes que no hablaban inglés en sus casas fueron segregados bajo las nuevas reglas del estado. Sus idiomas y culturas originales quedaron reducidos. Romero pudo ver un cambio en sus alumnos, y no necesariamente para bien. La maestra primeriza se sintió desilusionada, y para su segundo año cambió el aula por la biblioteca.

Aunque también era gratificante, Romero extrañaba la interacción única con los estudiantes que se da en los salones de clases. Cuando hubo una vacante en la escuela Carrillo, Romero brincó ante la oportunidad de trabajar en esa escuela culturalmente diversa e histórica.

Regresó al aula renovada y con una nueva herramienta de enseñanza: los Estudios Mexicoamericanos. Aunque el gobierno republicano del estado también los había prohibido, Romero empezó a incorporar elementos clave de MAS en sus clases. Material radical, como: adquirir conocimientos preciosos, reflexionar, transformarse en una mejor persona y tomar acciones positivas.

Romero se siente “agasajada” por sus estudiantes en Carrillo y sus familias que los apoyan.

“Los niños tienen una motivación intrínseca de aprender, de hacer las cosas bien, de hacer algo por su comunidad”, dijo. En respuesta, eso la lleva a ella a ser la mejor maestra que puede ser.

Aunque Romero está claramente orgullosa de su premio, dice que el reconocimiento no valida su trabajo en el aula. El éxito de sus estudiantes y el apoyo de las familias sí lo validan, agregó.

“Ya me sentía exitosa”, dijo. “Esta es una validación no para mí, sino para mis niños”.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.

Traducido por Liliana López Ruelas.