Por Liliana López Ruelas

La Estrella de Tucsón

Los Naranjeros pueden tener una campaña buena, mala o regular, pero si está Beto Coyote en el juego, el espectáculo está garantizado. Nunca sabes por dónde ni con qué ocurrencia saldrá.

Así ha sido en los 21 años ininterrumpidos que la mascota de los Naranjeros de Hermosillo lleva haciendo reír a los aficionados al beisbol de la Liga Mexicana del Pacífico.

Beto y Los Naranjeros vuelven a Tucsón para la cuarta edición anual de la Fiesta Mexicana de Beisbol Vamos a Tucsón. Empezó el jueves y termina el domingo, con seis equipos de México y Estados Unidos en el Estadio Kino, 2500 E. Ajo Way.

Hay dos versiones de la historia de cómo surgió Beto Coyote. Una es que la agencia de publicidad que a inicios de los noventas prestaba sus servicios al equipo propuso la incorporación de una mascota. Un coyote, acorde a la región. La otra es que alguien llegó a las oficinas de los Naranjeros con dos botargas en venta, un pingüino y un coyote. Parece que el clima habría influido en la elección final.

“Yo me inclino más por la segunda versión”, confiesa el hombre detrás del aullido: Gerardo González, actor profesional y director de La Matraka Teatro, un centro cultural de Hermosillo.

El primer intérprete de Beto Coyote fue Xicoténcatl Gutiérrez, pero no tenía la condición física que se requiere para actuar debajo de un disfraz con poca ventilación en la cabeza. Trabajó sólo en cuatro partidos. Pasaron dos años sin que el Coyote volviera a pisar el terreno del Héctor Espino. Años, por cierto, en los que Gerardo González buscó en vano la oportunidad de interpretar al personaje.

Más de dos décadas después, González ha encontrado en su hijo de 15 años a un colaborador y aprendiz. “Tiene cualidades para la gimnasia, y es un chavito ocurrente. Cifro mis anhelos en que él pueda darle continuidad al proyecto”, confiesa.

El Coyote y sus coyotas

González creció en el meritito corazón de Hermosillo, en Villa de Seris, la colonia que está al pie del Cerro de la Campana y donde huele a piloncillo y cajeta por la elaboración de las tradicionales coyotas.

Y aunque no fue él quien eligió a un coyote como mascota de los Naranjeros, el personaje sonaba familiar al del antihéroe llamado “El Coyotas” que había interpretado años atrás en la Casa de la Cultura de Hermosillo.

Cuenta González que su inspiración para desarrollar al Coyote fue un programa de televisión con botargas y dibujos animados que lo impresionó siendo niño, El Show de los Banana Splits. Eran un perro, un león, un gorila y un elefante con alma de músicos.

También tuvo la influencia de su director teatral Xicoténcatl Gutiérrez, quien falleció en enero pasado, y de Ramón Tamayo, de Ensenada, Baja California, creador de las mascotas de los Potros de Tijuana y de Lucho El Aguilucho, de las Águilas de Mexicali.

El secreto es divertirse

Toda la afición de los Naranjeros ha visto a Beto Coyote bailar como Michael Jackson, hacerla de coach de los jugadores o cómo el último de sus tres aullidos se convierte en rebuzno... o en la loba de Shakira. Pero cada actuación tiene un toque de improvisación y frescura. “Lo disfruto mucho, me divierto”, dice González.

Una de sus directrices es ser respetuoso del ambiente familiar. ¿Doble sentido? Nomás tantito, los “microsegundos” que un adulto necesita para pescarlo. “Son códigos” con el público, explica el actor. “Pero yo me considero un defensor nato de los derechos de los niños, y les doy su lugar”.

Oscar Soria, cronista de los Naranjeros de Hermosillo y de los Arizona Diamondbacks, columnista con La Estrella de Tucsón, recuerda uno de los momentos en que Beto Coyote se echó a la bolsa a la afición: enero de 1995, Naranjeros en serie final contra Tomateros de Culiacán. Llegaron a Sinaloa empatados, y en el primero de tres juegos en Culiacán ganaron los de Hermosillo.

Pero hubo un político sinaloense al que le pareció grosera alguna rutina de Beto Coyote y exigió que no actuara en los siguientes dos encuentros, y así fue. Culiacán empató la serie y el quinto juego lo ganó Naranjeros.

De regreso en el Héctor Espino la noche en que Naranjeros se coronó, la sorpresa la dio Beto Coyote vestido de traje, haciéndola de candidato a diputado. “La afición se le entregó a Beto como si hubiera sido el jugador más valioso de los juegos en Culiacán... de inmediato se entendió el mensaje”, narra Soria.

Beto Coyote ha celebrado cinco de los 16 campeonatos de los Naranjeros, el equipo con más títulos en el deporte mexicano; también ayudó a sobrellevar los ocho años de sequía de la primera década de este siglo. Ha estado en dos Series del Caribe en casa, y en 2013 vivió la mudanza al flamante Estadio Sonora.

Giras, muchísimas. Como la que lo trae ahora de regreso a Tucsón.

Y aunque González asegura que en Estados Unidos “no se les da el mismo lugar a los personajes y la libertad de fiesta es diferente”, su conexión con el público es especial.

“De repente siento la añoranza del aficionado en Estados Unidos, siento la nostalgia”, describe González. “Lo huelo, lo siento y los apapacho”.


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Contacta a Liliana López Ruelas al 807-8479 o en llopez@tucson.com.