Fue por ahí de 1912 cuando Apolonio Pérez García y su esposa, Luisa Domínguez García, llegaron a Tucsón. Ella tenía 23 años, él 38.

Se conocieron en su natal México y emigraron a Estados Unidos a través de El Paso por ahí de 1904. Trabajaba como obrero en el viejo ferrocarril Southern Pacific, lo que obligaba a la familia a moverse de pueblo en pueblo en Nuevo México, Kansas, Utah y Arizona.

Los García, con varios hijos nacidos durante sus migraciones, se instalaron en Tucsón, cerca de Park Avenue y 16th Street, en el Barrio Millville, donde vivían otras familias de ferrocarrileros. Su primera casa era un vagón del tren.

Luisa dio a luz a 15 niños, 11 de ellos sobrevivieron. Además, la pareja llevó a otros tres niños a su redil.

Después se mudaron a Sur Tucsón, donde la gran familia vivió en las calles West 36th y 37th.

La familia García creció y floreció. Ahora son más de 350 integrantes de la familia, entre ellos el ya jubilado administrador del ayuntamiento de Tucsón Luis Gutiérrez y el director de Pueblo Magnet High School Richard Carranza, quien ahora es superintendente del Distrito Escolar Unificado de San Francisco.

En octubre, toda la parentela de los García, de Tucsón a California, de Texas a Florida, se juntarán en su primera reunión familiar. Serán un montón de primos, tías y tíos que se conocerán por vez primera o se reconocerán.

“Espero conocerlos y ver que los lazos familiares continúan”, dijo Luis García Acosta, de Marana, nieto de 83 años de edad de Apolonio y Luisa.

El esfuerzo por organizar la reunión comenzó a principios del año, dijo Lucinda Vásquez Abril, de 57 años de edad, una de las bisnietas. Ella organizó a algunos primos en comités y dijo, “vamos”. La familia creó un sitio web y una página en Facebook. Buscaron a sus familiares, viejos y jóvenes.

“He aprendido mucho”, dijo Abril.

Además de reunir a la familia existen otros objetivos: honrar a sus antecesores García, enseñar a los más jóvenes la lucha y sacrificios que realizaron sus antepasados y celebrar las contribuciones que los miembros de la familia han hecho a sus comunidades y su país.

La historia de los García es una historia norteamericana, básicamente.

Como millones de inmigrantes, y desde entonces, Luisa y Apolonio vinieron a Estados Unidos por una vida mejor. Granjas, ranchos, minas, ferrocarriles, fundiciones y fábricas fueron construidos con la fuerza y el sudor de inmigrantes que no hablaban inglés.

Muchos integrantes de la familia han sido parte de las fuerzas militares de Estados Unidos, como Nicolás y Tomás García, quienes estuvieron en Normandía en 1944, y su hermano adoptivo Luis Guzmán, quien estuvo en la Segunda Guerra Mundial.

Conforme pasaron los años, Apolonio, quien es recordado como un hombre amable y de voz suave, siguió trabajando como obrero. Tuvo problemas de la vista y murió a los 69 años, el 25 de septiembre de 1944. No alcanzó a ver regresar de la guerra a sus tres hijos.

Luisa, a quien la familia llama “Mama Yi”, vivió hasta los 90 años y murió el día en que se festeja a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1979.

Para los García, los domingos era un día familiar. Todos comían juntos. Aunque eran tantos que comían por tandas.

Uno de los días más importantes del calendario era el 21 de junio, cumpleaños de Mama Yi.

“Su cumpleaños era muy importante”, dijo María Acosta Faith, de 85 años de edad, una de las nietas. El día iniciaba con una serenata a medianoche cantada por los hijos de Mama Yi. Después, la familia se reunía en un festín para el que sacrificaban un puerco o una vaca, la culminación de días de preparación.

El cumpleaños de Mama Yi era igual que Navidad, dijo la familia.

La reunión promete refrescar recuerdos.

“Muchos de mis recuerdos de infancia son de eventos y experiencias compartidos con toda la familia”, me escribió Reuben Carranza. Es un ejecutivo en Miami, Florida, y hermano gemelo de Richard.

“El sonido de la guitarra, el olor de las tortillas y los frijoles a fuego lento en la estufa y mis tías metidas en su plática mientras mi hermano y yo jugábamos afuera con mis primos, primos segundos y unos cuantos primos terceros. Familia, en mi experiencia mexicana, se definía como la familia extendida”.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.