Si la semana pasada les hablé de lo mejor de la cartelera comercial en 2018, en esta ocasión toca el turno de comentarles lo que, en mi opinión, fueron las decepciones del año. Es verdad que películas malas surgen por todos lados, pero esta lista se centrará en aquellas que, siendo más o menos populares, carecieron del nivel mínimo de calidad como para llenarle la pupila al espectador promedio.

Como ya es costumbre, Eugenio Derbez vuelve a aparecer en este conteo con “Overboard” (Rob Greenberg), bautizada en México como “¡Hombre al agua!”. La película es un remake de aquella del mismo título que protagonizaron Kurt Russell y Goldie Hawn en 1987. En ella, el ya internacional comediante mexicano vuelve a lucir sus pocas dotes como actor en una historia simplona y sin ambiciones.

Una que decepcionó bastante fue “The Nutcracker and the Four Realms” (Lasse Hallström y Joe Johnston), sobre todo porque, a pesar de su ostentosa escenografía y gran calidad de gráficos, la historia nunca logró embonar como para atrapar ni a chicos ni a grandes; creo que sólo los amantes de la famosa ópera medio disfrutaron la música (por cierto, Derbez tuvo un pequeño papel en esta superproducción, ¿habrá echado la sal?).

Una que, sin duda, merece un lugar en esta lista es “Midnight Sun” (Scott Speer), una historia para adolescentes cursis (o adultos que siguen en esta etapa) que, seguramente, logró sacarles más de una lágrima. En ella pudimos ver a uno de los hijos de Arnold Schwarzenegger (Patrick) enamorarse de una chica que no puede exponerse a la luz y a quien, obviamente, le espera un final trágico que hizo llorar a todos los fans de este tipo de historias, del tipo de las que escribe Nicholas Sparks, el especialista en el ramo.

Qué decir de “Slender Man” (Sylvain White), un perfecto ejemplo de filme oportunista que quiere sacar provecho de algo ya popular, como en este caso una tendencia en internet. La cinta hace referencia a este ser creado con todo tipo de mitos y supersticiones en las entrañas del internet que ha conseguido asustar a los menores de edad (ya hasta hay un crimen registrado a causa de este ser). La película es francamente mala: sin sustos ni historia, sino sólo una serie de secuencias unidas a la fuerza.

Sería imposible no incluir el cierre de la popular y empalagosa saga Grey titulada “Fifty Shades Freed” (James Foley), la cual fue fiel al tono de sus dos predecesoras: tonta, cursi e incoherente. Las tres han ocupado un lugar de honor en mis listas de lo peor del año, así que incluirla era algo tácito. Eso sí, lo único que debo agradecerle a la versión cinematográfica es el haber conocido a la bellísima Dakota Johnson.

Voy a incluir en este conteo a “The Open House” (Matt Angel y Suzanne Coote), una curiosidad que descubrí en Netflix este año. La película pretende jugar con el recurso de mantener en secreto la identidad del asesino serial que amenaza a los nuevos inquilinos de una casa; lo malo es que esta intención se mantiene hasta el final, cuando el protagonista muere sin saber quién lo mató a él y a su familia. ¡Vaya sorpresa cuando en ese instante aparecen los créditos finales, dejando al espectador en las mismas!

Esta lista la cierra el fracaso que representó “A Wrinkle in Time” (Ava DuVernay) la cual, a pesar de las grandes expectativas que sembró el que la directora de la multinominada “Selma” tomara a su cargo una cinta infantil de fantasía y de gran presupuesto (y avalada nada menos que por la compañía Disney), no sólo no cumplió con lo esperado, sino que el producto resultó soso y aburrido. ¡Una verdadera lástima!

Palomeando les desean un año lleno de bendiciones y con mucho menos cintas de este tipo.


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