© 2015 WARNER BROS. Luego de que la famosa Falla de San Andrés dejara un sismo de más de 9 grados de magnitud en California, el investigador y piloto, interpretado por Dwayne Johnson, y su esposa, por Carla Gugino, se van juntos de Los Ángeles a San Francisco para salvar a su única hija. Pero ese peligroso viaje es sólo el principio...

Una película de desastres no tiene demasiadas aspiraciones en cuanto a guión, actuaciones o mensajes sustanciosos sobre los cuales el espectador deba profundizar. Lejos de eso, los productos de este tipo a lo único que aspiran es a apantallar al respetable con una reproducción ultra realista de las catástrofes en cuestión, sean éstas incendios, avalanchas, tornados, huracanes, invasiones extraterrestres, erupciones, tsunamis, nevadas o desertificaciones universales, asteroides gigantescos que se dirigen a la tierra, etc.

Esa es la razón por la cual, aunque nombres respetados hayan encarnado a los sufridos personajes que viven estas experiencias extremas y dramáticas, como el caso de Jeff Goldblum en “Independence Day” (1996) y Dennis Quaid en “The Day After Tomorrow” (2004), ambas de Roland Emmerich (famoso por hacer de ésta su temática de cabecera), o Tommy Lee Jones en “Volcano” (Mick Jackson, 1997) y Morgan Freeman en “Deep Impact” (Mimi Leder, 1998), lo que el espectador realmente espera son explosiones grandiosas, olas colosales, cientos de automóviles volando por los aires, derrumbes masivos de edificios y otras linduras por el estilo.

Por una razón similar es que la cinta de desastres que comentaré a continuación, “San Andreas” (2015), tiene como protagonista a Dwayne Johnson, un actor que ha conquistado su popularidad gracias a un montón de cintas llenas de acción gratuita, en donde suele recitar sus líneas mientras muestra sus abultados bíceps.

Es por eso, también, que el director elegido para llevarla a cabo fue Brad Peyton, realizador cuyo lúcido currículum incluye trabajos como “Cats and Dogs: The Revenge of Kitty Galore” (2010) y “Journey 2: The Misterious Island” (2012); por cierto, ya se anunció que él dirigirá la tercera parte de la trilogía Journey, en la que trabajará de nuevo con el famoso ex luchador, otrora conocido como “The Rock”.

“San Andreas”, en fin, explota el miedo continuo que históricamente se ha tenido sobre la famosa Falla de San Andrés, la cual recorre todo el Golfo de California, atraviesa Baja California, México y el mismísimo estado de California en la Costa Oeste de Estados Unidos de Norteamérica.

La cinta tiene precisamente eso como premisa: un terrible y catastrófico terremoto que sacude y destruye casi en su totalidad a las pobladas ciudades de Los Ángeles y San Francisco (entre otros lugares, pero éstos son los sitios protagónicos), dejando a su paso un efecto de tintes apocalípticos, es decir, caos, destrucción y muerte.

Es en este contexto que surge la figura de un piloto rescatista (y fisicoculturista, por lo visto) llamado Ray (Johnson), quien volará su helicóptero sobre los restos de Los Ángeles para salvar a su esposa (Carla Gugino), para luego dirigirse hacia San Francisco e intentar encontrar y rescatar a Blake, su joven y ridículamente hermosa hija (Alexandra Daddario), quien confía en que su padre logrará dar con ella y sacarla del infierno.

El filme (que parece ser uno más con el sello Emmerich), cumple con entregar buenos efectos especiales y tomarse el tiempo necesario para destruir, como es debido, extensas áreas urbanas y, especialmente, las edificaciones más emblemáticas de las dos ciudades mencionadas arriba.

Cumple también con presentar elaboradas y aceptables secuencias de acción, algunos momentos dramáticos y, sobre todo, por conseguir que el efecto de la catástrofe amenace y genere cierta paranoia en quienes habitan la Costa Oeste de esa nación y de cualquier mexicano incauto que viva por el rumbo y que entre a la sala a ver la cinta.

Sobresalen en el elenco Ioan Gruffudd, Kylie Minogue y Paul Giamatti como el típico científico alarmista a quien todos ignoran hasta que ya es demasiado tarde. Hasta la próxima.


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