Michael Pena, derecha, en el papel de César Chávez, y Rosario Dawson como Dolores Huerta en el filme dirigido por el mexicano Diego Luna y estrenado en cines de Estados Unidos el pasado 28 de marzo.

Cuando una persona de ascendencia mexicana nace en Estados Unidos (o llega a ese país a una edad muy temprana), poco a poco irá sabiendo y medio aceptando como algo natural algunas cosas bastante peculiares. Por ejemplo, que en ese país va a formar parte de una “minoría” o que, por otro lado, al llenar documentos oficiales deberá especificar como requisito necesario la raza a la que pertenece y a veces hasta el color de su piel.

La cultura de sus padres o de sus abuelos la sentirá suya (de manera cercana o lejana), y la conocerá por conversaciones, fotografías, películas y, en ocasiones, algunas visitas esporádicas a México. Estos elementos le servirán para intentar interpretar ese país casi mítico por el que tanta nostalgia sienten sus mayores y por el que él mismo proclama sus raíces.

Vivir por algunos años en el Norte (Chicago, Phoenix y Miami) me hizo entender lo siguiente: lo hispano en esta nación tiene una vida, una importancia y una connotación distinta, pues son otras las fechas mexicanas que se festejan (el 5 de mayo), otra la farándula que se sigue (la de Telemundo, Univision, Azteca América, Telefutura...) y otros los héroes que se celebran.

La ignorancia que hay en México por la historia que han hecho los hispanos en el vecino país del Norte es mucha y, en mi caso, no fue sino hasta que viví en Phoenix que escuché por primera vez el nombre de este luchador social llamado César Chávez.

Pronto supe que con ese nombre mis allegados no se referían al pugilista y campeón mexicano, su homónimo, sino a un personaje que se dedicó a proteger y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores en Estados Unidos.

Es por esa razón que resulta curioso que Diego Luna, el actor mexicano convertido en director, haya decidido llevar a la apantalla grande para su tercer proyecto la vida de esta personalidad en “César Chávez” (2014), siendo que su primer trabajo no fue otro que el documental “J. C. Chávez” (2007), sobre la gloria y decadencia del célebre boxeador.

Lo primero que el espectador va a advertir de la adaptación cinematográfica de este activista es que, luego de darle un repaso acelerado a sus inicios, coloca de pronto al espectador frente a un César Estrada Chávez (Michael Peña) defendiendo a quienes trabajaban en el campo norteamericano (en California, Texas y Arizona, principalmente), con una lucha muy al estilo de Gandhi y su filosofía de la “no violencia”.

Al lado de su esposa Helen (America Ferrara) y la también activista Dolores Huerta (Rosario Dawson), Chávez organizó boicots (el de la uva, por ejemplo) y huelgas que paralizaron la producción a tal grado que a los empresarios no les quedó de otra que negociar, muy a su pesar, en beneficio de sus empleados.

Su labor no estuvo exenta del acoso de empresarios poderosos, políticos corruptos y policías racistas, incluso de pugnas internas sobre las tácticas pacifistas de su líder, por lo que sus logros son dignos de reconocimiento, sobre todo porque en su época el trabajador inmigrante era tratado sin ningún tipo de consideración.

La cinta, por otro lado, aunque cumple en representar acertadamente la ideología del activista y su proselitismo sindical, no hace lo mismo en el desarrollo de sus personajes, pues el trabajo de casi todos los actores (Dawson, Ferrara e incluso Peña) se siente algo acartonado, lo cual puede deberse tanto a un guión poco trabajado como a una dirección titubeante.

En general, el resultado es aceptable, siendo digno de mención el esfuerzo de Luna, quien entregó un producto impecable en el aspecto técnico, superando lo mostrado en su anterior trabajo “Abel” (2010).

En el balance general sobresalen dos cosas: Malkovich encarnando al empresario Bogdanovitch, un villano más o menos realista y convincente, pero mucho más resalta que en esta cinta biográfica se omitan algunos datos importantes conocidos de la figura de Chávez, como su apoyo al Departamento de Inmigración para deportar a los nuevos indocumentados que eran traídos para tomar el lugar de aquellos que estaban en huelga.

La cinta ha tenido un recibimiento aceptable (costó 10 millones de dólares y lleva 3 recaudados en su primera semana), lo cual, en términos generales, le hace bien a Luna y, sobre todo, al tema hispano dentro y fuera de Estados Unidos.

Hasta la próxima.


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