En esta época de monstruos, almas en pena, fantasmas y aparecidos, qué mejor que celebrar la fecha yendo al cine a ver la más reciente película sobre uno de nuestros personajes terroríficos consentidos: Michael Myers.

Efectivamente, la entrega número 11 de la saga del sádico asesino con máscara blanca y cuchillo cebollero llega a las pantallas con toda la intención de reivindicar el a veces vergonzoso pasado de una de las franquicias del cine de horror más populares de la historia.

Recordemos que, fuera de la cinta original de 1978, escrita y dirigida por el legendario John Carpenter, el resto de las secuelas no le ha llegado ni a los tobillos, con guiones tan burdos como aquel que dejó por completo de lado al emblemático Michael (Halloween 3), y otros que no sabían si exterminar al personaje o de plano hacerlo inmortal (todo el resto).

Por cierto, hablando del gran Carpenter: qué tiempos aquellos en los que el ojo fino del talentoso melenudo nos regalaba joyitas como la propia Halloween, The Fog (1980), Escape from New York (1981), The Thing (1982), Starman (1984) y They Live! (1988). Hasta ganas de suspirar dan.

Para asegurar el buen camino de uno de los bebés consentidos del director, se decidió ignorar todos los capítulos de la saga a excepción del primero, además de que se solicitó la asesoría de su creador original (sí, Carpenter) para asegurarle calidad y autenticidad al proyecto.

Así que si usted recuerda haber visto a Michael Myers muerto por una explosión, decapitado, quemado vivo, en coma, acribillado por la policía, dotado de poderes sobrenaturales gracias a un hechizo druida, etc., cambie inmediatamente el chip y véala sólo con la historia de la primera en mente.

Por cierto, olvide también el remake realizado por Rob Zombie en 2007, un producto que sólo puede presumir de gore gráfico (un sello del director rockero y lo único que sabe hacer en cine), y la vacía secuela que le siguió.

El filme del 78 (la que debemos tener en la memoria, pues), narra la historia de este infante de 6 años que, sin explicación de por medio, asesina a cuchilladas a su hermana mayor en la noche de Halloween, razón por la cual es internado en un manicomio, en donde pasa década y media recluido.

Pero eso era sólo el preludio de la saga Myers, quien 15 años más tarde escapa de la institución y regresa a su pueblo natal para terminar con la obra siniestra que empezó de niño. El motor que lo mueve es asesinar a Laurie (Jamie Lee Curtis), su hermana sobreviviente, y a quienes se tope en el camino.

Halloween (David Gordon Green, 2018) marca un regreso más a la franquicia de Curtis en el papel de Laurie Strode, 40 años después de lo vivido en su pequeño pueblo. Por cierto, cabe aquí hacer una mención especial del ya fallecido Donald Pleasence quien, interpretando al Dr. Loomis, superó a Curtis en participaciones.

En este capítulo conoceremos la vida tranquila que lleva la ya mayor Laurie junto a su hija Karen (Judy Greer) y su nieta Allyson, hasta que llega hasta ella su momento más temido: confrontar de una vez por todas a su psicópata hermano, luego de cuatro décadas de haber escapado de él.

Para honrar la fuente original, Allyson, con quien Laurie tiene una conexión especial, se desempeña como niñera (como lo hizo su abuela en la versión del 78), además de que Michael no será inmortal ni tendrá poderes sobrenaturales.

Por todo ello, da gusto saber que el presente capítulo se las arreglará únicamente con persecuciones normales, un sujeto psicópata con cuchillo en mano y gritos al por mayor. ¡Como en los viejos tiempos!


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