sony pictures via ap En Pixels, famosos juegos de videos de los 80s, como Pacman, Donkey Kong, tienen vida y se enfrentan con peligrosos villanos en el mundo real cuando son reclutados por el gobierno para detener una fuerza alienígena que está tomando la forma de bichos interactivos.

Seguramente toda la muchachada está ansiosa por ver Paper Towns (Jack Schreier, 2015), una historia más de John Green, ese autor que con The Fault in Our Stars (Josh Boone, 2014) los hizo llorar a moco tendido con su famosa historia donde un par de adolescentes/enfermos terminales viven un romance tan apasionado como corto, muy a la Romeo y Julieta.

Pero mientras los febriles adolescentes irán por una dosis más de romance juvenil, yo me inclinaré por dos estrenos que me resultan mucho más llamativos.

El primero está lleno de efectos especiales y humor, aunque este último provenga de un elenco que me inspira desconfianza; el otro es un drama boxístico que nos presentará las angustias de un boxeador que, de estar en la cima, sufrirá una dura tragedia de la que intentará recuperarse.

Pixels (Chris Columbus, 2015), la primera de ambas, tiene una premisa bastante atractiva, pues su historia incluye a unos extraterrestres agresivos que invaden la Tierra con el fin de destruirla, tomando la forma de algunos personajes famosos de los juegos de videos que estaban en boga en los 80 (Pacman, Donkey Kong, etc.).

Como puede ver el atractivo es mucho, porque a cualquiera se le antoja ver a un Pacman pixeleado y gigantesco devorando todo lo que encuentra a su paso, a Donkey Kong arrojándole sus famosos barriles a todo mundo y muchas otras de estas figuras electrónicas (Gálaga, Centipede, Space Invaders…) cobrando vida y haciéndola de peligrosos villanos en el mundo real.

El problema que mencioné sobre el elenco consiste en que tiene en los protagónicos a dos actores de efectividad dudosa. El primero es Kevin James, un comediante de talla grande pero de pequeño empaque.

El otro es Adam Sandler, un famoso sin mérito que ha logrado venderse bien como comediante, exactamente como ha hecho nuestro internacional Eugenio Derbez.

Southpath (Antoine Fuqua, 2015) es, por otro lado, mi estreno de la semana favorito, sobre todo porque le dará una oportunidad más a Jake Gyllenhaal de confirmar su ya probada reputación como actor, y eso que ya tiene rato encarnando personajes demandantes en extremo, en los cuales ha mostrando un rango histriónico notable.

La cinta cuenta la historia de Billy Hope (Gyllenhaal), un boxeador en el punto más alto de su carrera que, a insistencia de su esposa (Rachel McAdams), quien le demanda pasar más tiempo con ella y su hija Leila (Oona Laurence), decide anunciar su definitivo retiro del ring.

En eso, un poco después del evento en donde hace el anuncio, su esposa es asesinada en brutales circunstancias (mismas que no quiero mencionar aquí para no revelar lo fuerte de la trama), dejándolo devastado, alejado de su hija y perdido en las drogas.

Pero si el box lo alejó de su familia, tal vez será éste el único que podrá devolvérsela.

Conseguirlo no será fácil, pues tendrá que internarse en una dura ruta de redención física y mental para conseguirlo, para lo cual su entrenador Titus “Tick” Willis (Forest Whitaker) será su empuje principal.

Hasta la próxima.


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