Por Joseph Treviño

La Estrella de Tucsón

Con un mohín en su rostro, Raúl Ramírez señala justo al pie del cerro de la A. Fue en ese lugar ahora rocoso, árido, casi inhóspito, donde nació Tucsón, dice Ramírez.

Hace cientos de años, desde la falda de la montaña que queda al lado oeste de la autopista Interestatal 10, se veían los verdes campos de limones, sandías y marjales, los cuales eran regados por lo que entonces era una abundancia de agua en lo que ahora es Tucsón, indica Ramírez.

Fue ahí donde los nativoamericanos de estas tierras entraron en contacto por primera vez con el Padre Eusebio Francisco Kino, el sacerdote y explorador jesuita cuya figura histórica se recorta de forma gigantesca desde Sonora hasta el sur de Arizona.

Es por eso que Ramírez y los miembros del grupo los Descendientes del Presidio de Tucsón y Friends of Tucson’s Birthplace (Amigos del lugar de nacimiento de Tulcsón) quieren rendirles honores a los primeros habitantes de Tucsón, los nativoamericanos locales.

A la vez, quieren que quede cimentado para la posteridad e lugar donde los nativoamericanos divisaron por vez primera la llegada del Padre Kino, con un monumento en bronce al que todos podrán admirar al pasar por la montaña; la obra de arte se llamará “La primera vista”.

El lugar, donde ya está puesta una base de cemento, está ubicado en la intersección de Mission Road y Starr Pass. El monumento, con estatuas diseñadas por Luis Mena, un artista loal conocido por crear otros monumentos y murales, será erecto sobre la base; las estatuas adultas miden alrededor de seis pies cada una.

“La idea es honrar a la gente que estuvo aquí. Tucsón nunca ha hecho eso. Son nuestras raíces”, dice Ramírez

Honor a quien

honor merece

El anhelo de los Amigos del lugar de nacimiento de Tucsón de edificar un monumento a los originales pueblos indígenas de Tucsón realmente es una extensión de un proyecto más antiguo y grande.

Se trata de Mission Garden (Misión San Agustín), un complejo rodeado por una barda donde estuvo una de las misiones originales de Tucsón que con el tiempo fue devorada por la tierra y los elementos, dice Ramírez.

Ahora, Mission Garden es algo así como un museo viviente que contiene varios sembradíos de las frutas y legumbres que son los descendientes directos de frutas que datan desde la llegada de los españoles, dice orgulloso, Ramírez.

“El proyecto Mission Road/Starr Pass es una entrada al lugar de nacimiento de Tucsón y es un sector de un significado profundo, cultural e histórico”, dice Regina Romero, vicealcaldesa de Tucsón. “Es una forma bella de rendirle tributo al lugar de nacimiento de Tucsón”.

Pero para rendirle tributo a la familia nativoamericana local hace falta dinero.

Por ello los organizadores han logrado que la Autoridad de Transporte Regional conceda un total de 64 mil dólares para la edificación del monumento, dijo en el 2012 Tony Paez, director interino de esa agencia.

Ese pueblo

en la montaña

Mena, el artista de Tucsón, ha estado trabajando en conjunto con representantes de la Nación Tohono O’Odham en la elaboración de la escultura, la cual tendrá a “La Mujer”, “El Hombre” y la estatua de un niño. La modelo para “La Mujer” es Wynona Peters, la Señorita Tohono O’Odham 2012.

Los que apoyan el monumento esperan que la Familia Nativoamericana sea develada en diciembre, quizás para el Día de la Virgen de Guadalupe, dice Ramírez.

Pero lejos de ser un logro sólo para los nativoamericanos, cuyo proyecto cuenta con el apoyo de la Nación Tohono O’Odham, es realmente un logro para todo Tucsón, dice Ramírez.

Dice: “A principios de la era Colonial Española había una gran cooperación entre los españoles y los O’odham. Esto honraría a los ancestros tribales que hicieron posible la creación de Tucsón”.


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Contacta a Joseph Treviño al 807-8029 o en jtrevino@azstarnet.com.