Paloma Martínez estuvo en una misión, con un propósito muy claro: protestar contra el presidente Donald Trump y sus políticas.

La estudiante de preparatoria de 16 años de edad viajó de Tucsón a Phoenix el martes 22 de agosto del año pasado con su mamá, la artista y muralista Johanna Martínez, y dos amigas para unirse a miles de personas en el Centro de Convenciones de Phoenix, donde Trump, presidente desde enero, sostuvo un acto de campaña con miles de sus simpatizantes.

Y aunque esta alumna de 11avo grado en City High School era sólo una más entre la multitud que llenó las calles del centro de Phoenix en esa tarde en la que la temperatura era de 107 grados Fahrenheit, Martínez, con una voz suave, dijo que asistir valió la pena.

“Me da gusto ver a toda esta gente unida contra el racismo”, dijo. “Siento que soy parte de algo grande”.

Y como otros miles de latinas y latinos, Martínez es parte de algo grande y creciente. Los jóvenes han sido impulsados a volverse más activos en la política dada la colérica retórica de Trump. Cuando Trump declara que los mexicanos son violadores, los jóvenes latinos que ven belleza en su cultura encuentran a un presidente que les falta al respeto. Cuando jóvenes de diferentes razas y grupos étnicos no escuchan a Trump condenar de forma clara y enérgica a los nazis y supremacistas blancos, encuentran a un presidente que alienta la división racial.

Martínez, quien disfruta de cocinar y escuchar música hip hop y a Los Beatles, dijo antes del mitin que se sentía obligada a asistir “para pronunciarme por mi comunidad y mi gente y pronunciarme en contra de lo que él (Trump) representa”.

Esta fue la primera visita de Trump a Phoenix desde que asumió la presidencia y su primera aparición tras los actos de Charlottesvile, Virginia, donde simpatizantes de Trump nazis y supremacistas blancos chocaron contra manifestantes antirracistas. Los disturbios de ese fin de semana dejaron a una persona muerta, luego de que un hombre les echara su carro encima a los contramanifestantes anti Trump.

Dentro del Centro de Convenciones, Trump era el mismo de siempre: quejándose de la prensa; culpando a otros, incluyendo a sus compañeros republicanos, por los fracasos de su administración en los primeros siete meses; y amenazando con paralizar el gobierno federal si el Congreso no aprueba los fondos para terminar de construir el muro.

Pero la noticia más importante para Martínez y para muchos tucsonenses el martes fue que un juez federal determinó que Arizona promulgó una ley racista cuando la legislatura estatal republicana prohibió los Estudios Mexicoamericanos (MAS, por sus siglas en inglés) en el Distrito Escolar Unificado de Tucsón en el 2010. Esa noticia provocó una gran sonrisa en Martínez cuando la escuchó. En gran medida se dio porque Unidos, un grupo de jóvenes a favor de MAS, mantuvo viva la pelea por ese exitoso programa académico.

En el mitin de Phoenix, el cual fue ruidoso pero pacífico, no hubo encontronazos entre los manifestantes y las personas que apoyan a Trump. Pero después de que el presidente habló, cuando la mayoría de los manifestantes ya se habían ido, la policía emitió gases lacrimógenos y explosivos de luz y sonidos entre algunos manifestantes que seguían ahí. La policía dijo que algunos de ellos lanzaron piedras y botellas a los oficiales.

En el mitin estuvo presente una amplia gama de arizonenses. Muchos portaban carteles criticando que Trump se tardó en denunciar al movimiento nacionalista blanco después de Charlottesville. Muchos manifestantes también estaban claramente en oposición a la posibilidad de que Trump perdonara al ex sheriff de Maricopa Joe Arpaio, quien recientemente fue declarado culpable por ignorar la orden de un juez de dejar de discriminar a los residentes latinos. Aunque Trump no anunció el indulto a Arpaio, durante su discurso insinuó que lo haría.

El evento del martes no fue el primer acto grande al que Martínez asistía. Estuvo en la gran Marcha de Mujeres del 21 de enero en el centro de Tucsón, un día después de la investidura de Trump. Dijo que seguirá siendo activa en su oposición a las políticas del presidente sobre el medio ambiente, las mujeres, los derechos de las minorías y los ataques contra las preferencias sexuales de los individuos. Martínez dijo que un presidente debería de ver por toda la gente.

“Espero que nos escuche”, dijo. “Está haciendo como si no existiéramos”.

(Esta columna se publicó el 23 de agosto del 2017.)


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.