Por Perla Trevizo

La Estrella de Tucsón

Si hay algo que tengan en común los mexicanos que viven fuera de su país, eso parece ser el deseo del cambio con las próximas elecciones. Y para muchos, eso significa apoyar al candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador.

“La gente está desesperada”, dijo Claudia de León, profesionista sonorense de 25 años que vino a Tucsón en 2016, después de casarse.

“No hay seguridad para los jóvenes, no hay oportunidades”, dijo. “Tengo muchos amigos con títulos profesionales que están trabajando en franquicias americanas como McDonald’s y Dairy Queen”.

Para la elección del 1 de julio, ella apoya a López Obrador. No necesariamente a él como persona, sino la esperanza que representa de que las cosas puedan ser diferentes en México.

Hasta el 31 de marzo, unas 3 mil 500 personas se registraron en el Consulado de México en Tucsón para votar y obtener su credencial de elector. En total, 181 mil mexicanos radicando fuera de su país activaron su credencial de elector para emitir su voto por correo, la mayoría desde Estados Unidos.

Aunque esa cifra es mayor a la de años anteriores, sigue siendo una fracción muy pequeña de los 85 millones de electores validados en México para esta elección. En una contienda en la que López Obrador, del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), mantiene una ventaja de doble dígito en las preferencias, esto es una gota en un balde de agua.

El candidato del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, va en segundo lugar en las preferencias, seguido por José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), y del candidato independiente Jaime “El Bronco” Rodríguez.

Pobreza, corrupción, violencia y economía siguen siendo los temas más importantes para la sociedad mexicana. Y el mensaje antisistema de López Obrador resuena en muchos.

“Han sido demasiados años de robo y corrupción que no se van a solucionar en seis años”, dijo De León, “pero México merece algo diferente. Lo que sea que México ha estado haciendo, no ha funcionado”.

Esta es una elección histórica, dijo Duncan Wood, director del Instituto México en el Centro Wilson, un foro apartidista de investigación y política sobre asuntos globales.

“Estamos volteando hacia alguien que es abiertamente de izquierda. Él será el primer presidente de izquierda o nacionalista en México”, dijo.

También está en juego un gran número de puestos de elección popular en todo México, lo que abre la posibilidad de un cambio radical en el país, dijo.

Woods le dice a la gente que esta es la elección más importante para Estados Unidos en el 2018.

Ambos países están tan profundamente integrados en términos de economía, energía, comercio, migración y seguridad interna, que cualquiera que resulte electo, dijo, “tendrá un impacto de gran alcance en la vida diaria de Estados Unidos”.

Registrarse para votar fue más fácil esta vez

Las bajas cifras de votos desde el extranjero se deben a una combinación de un proceso complicado y la falta de confianza en el sistema.

México tiene uno de los procesos más restrictivos del mundo para votar desde fuera de sus fronteras, escribió Michael A. Paarlberg, profesor asistente de ciencias políticas de Virginia Commonwealth University en una publicación en línea para el Centro Wilson.

En el 2006, cerca de 33 mil mexicanos votaron desde fuera del país, cifra que en 2012 aumentó a casi 41 mil.

Esta es la primera elección en la que la gente pudo tramitar su credencial de elector en los consulados locales de México. Antes, era necesario viajar a México para registrarse. Pero, aunque casi 670 mil mexicanos que viven fuera de su país se registraron para votar en la próxima elección, sólo 181 mil 256 cumplieron con el siguiente paso, que era la activación de la credencial de elector para poder recibir la boleta electoral.

De un estimado total de 4.2 millones de mexicanos en edad de votar viviendo fuera de su país, escribió Paarlberg, esto resultará en una tasa de participación menor al 5 por ciento.

Tony Ortiz, activista de Tucsón y residente de Estados Unidos desde hace más de una década, ha seguido de cerca la elección presidencial. Vio los tres debates presidenciales y con frecuencia platica de cómo están las cosas con otros mexicanos.

Si embargo, no va a votar.

“Yo decía que no tenía tiempo, que tenía que trabajar, pero, honestamente, eso es sólo una excusa”, dijo, y lo mismo pasa con las decenas de sus conocidos mexicanos que tampoco van a votar.

“Todo es parte de ese cáncer, que todo seguirá igual en México”, dijo. “Estoy cansado de ver a los mismos políticos viejos que siempre han existido en México; diferentes partidos con los mismos candidatos”.

La mayoría de la gente con la que él platica dijo, no cree que López Obrador vaya a ganar a pesar de la gran ventaja que lleva, pues cree que habrá fraude en la elección.

Ortiz apoya a López Obrador, porque es uno de los que quieren un cambio. Pero también está consciente de que un verdadero cambio en México requerirá tiempo, mucho más que los seis años del término presidencial.

“Las comunidades mexicanas y mexicoamericanas son muy diversas”, dijo Irasema Coronado, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Texas en El Paso y egresada de la Universidad de Arizona.

“Hay gente que ha vivido en Estados Unidos por mucho tiempo y que nunca ha participado en elecciones mexicanas”, dijo. “Algunos te dirían: ‘nosotros votamos con nuestros pies cuando nos fuimos’”.

Y después están también los inmigrantes más recientes que son profesionistas y que salieron de México por falta de oportunidades. Ellos siguen cuidadosamente la política mexicana, dijo Coronado, pero probablemente se sigan sintiendo fuera del sistema mexicano.

A pesar de haber salido de Sonora, De León dijo que aún le importa lo que pasa en México y espera algún día abrir su propia compañía de energía solar y hacer negocio transfronterizo. Pero no se enteró a tiempo del proceso para votar desde el extranjero.

Florencio Zaragoza, quien primero llegó a Tucsón para hacer estudios de postgrado en la Universidad de Arizona en 1988, dice que es para él una responsabilidad civil el participar en las elecciones en ambos lados de la frontera.

“Estoy actualizado sobre lo que pasa en México igual como lo estoy sobre Estados Unidos”, dijo. “Soy bicultural y binacional”.

Incluso si los mexicanos que viven en Estados Unidos no votan, el interés está ahí, dijo Coronado, especialmente en estados fronterizos como Arizona.

México es el más grande socio comercial de Arizona. Sus visitantes contribuyen con entre el 60 y 70 por ciento del ingreso por impuestos sobre la renta. La industria automotriz de Arizona y Sonora en conjunto ocupa a más de 50 mil 600 empleados.

Aproximadamente 1 de cada 10 mexicanos vive fuera de su país, la mayoría en Estados Unidos. En el 2017, enviaron desde aquí 29 mil millones de dólares en remesas a México.

“Hay un enorme interés de la comunidad empresarial de Estados Unidos, del gobierno de este país, simplemente por los factores desconocidos de cómo será López Obrador”, dijo Wood, del Centro Wilson.

“Si tenemos o no un gobierno amigo en México importa mucho”, dijo, “y López Obrador es, de los tres principales candidatos, el que parece menos entusiasmado de trabajar con Estados Unidos”.

El “político profesional” deja dudas

Los candidatos han empezado a tomar nota de los mexicanos que viven en Estados Unidos y que podrían votar.

Anaya, de 39 años, se reunió con empresarios en Los Ángeles y prometió defender DACA. Lo hizo antes del arranque oficial de las campañas mexicanas, pues es ilegal hacer campaña fuera de México.

López Obrador, de 64 años, fue a Phoenix en marzo del 2017, donde denunció las políticas y retórica del presidente Trump y prometió brindar abogados a quienes enfrentan la deportación. En su campaña del 2006, cuando perdió la elección por sólo 244 mil votos, López Obrador no vino a Estados Unidos.

Pero para Zaragoza, lo que López Obrador dice no es suficiente.

A mediados de los años 90’s, Zaragoza fue candidato a la Cámara de Diputados por el Partido de la Revolución Democrática, PRD, cuando López Obrador era líder nacional de ese partido.

“Pero el Manuel López Obrador que conocí hace 21 años es muy diferente del que ahora es candidato”, dijo.

Antes, dijo Zaragoza, López Obrador se guiaba por los principios de la izquierda. “Ahora, sigue hablando de esos principios, pero sus acciones dicen lo contrario.

“Su partido terminó siendo un collage de empresarios, líderes corruptos, gente de todas las corrientes”, dijo. “no sé qué dirección tomaría el país (si él gana)”.

Después de ver el último debate presidencial, Zaragoza decidió apoyar a Anaya. Le gustan sus políticas económicas, su apoyo a la población indígena y su compromiso de luchar contra la corrupción y la violencia bajo el Estado de Derecho, dijo.

En las elecciones del 2006 y 2012, los mexicanos que votaron desde el exterior lo hicieron abrumadoramente por el PAN y en contra del gobernante PRI.

Es un político profesional, dijo Wood sobre López Obrador. “Ha estado en campaña para presidente básicamente desde el 2000”.

López Obrador se ha convertido en uno de los rostros y nombres más conocidos de la sociedad mexicana, y “es alguien que convirtió en su objetivo personal el llegar a ser presidente de México”, dijo.

Empezó su carrera política en 1976 como miembro del PRI y se unió al PRD en 1989. Once años después fue electo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Aunque esta vez conformó una coalición inclusiva, eso significa que hay gente de todo el espectro político con él, desde la izquierda radical hasta conservadores, dijo Wood. Para él, esto podría significar que, de ganar, termine siendo un presidente centrista. “Ofrece un cambio fundamental, pero si analizas sus políticas, no son para nada radicales”.

Una semana antes de la elección del 1 de julio, López Obrador tenía en las encuestas una ventaja de 21 puntos sobre Anaya y de 29 puntos sobre Meade. El Centro Wilson estimó que López Obrador tenía 94 por ciento de certeza de ganar las elecciones.

“A largo plazo, el significado real de esta elección histórica será menos sobre lo que pase en los siguientes seis años y más sobre cómo está cambiando o moviéndose la política mexicana”, dijo Wood. “¿Se está moviendo hacia algo nuevo o está retrocediendo?”.


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Contacta a Perla Trevizo al 573-4102 o en ptrevizo@tucson.com. En Twitter: @Perla_Trevizo.