La casa Fremont-Sosa-Carrillo sobrevivió a la destrucción de varios edificios históricos al sur del centro de la ciudad como parte de la renovación urbana del centro. Foto del 16 de febrero de 1969.

Hace un año, Borderlands Theater, nuestro grupo histriónico local, produjo una serie de funciones en los terrenos del Centro de Convenciones de Tucsón, en el centro de la ciudad. "Barrio Stories" (o Historias del Barrio) pretendía "reclamar" por la extensión de cemento y ladrillos, las fuentes secas y los pasillos sin peatones que se asientan en el lugar donde alguna vez hubo un barrio vibrante.

Borderlans volvió a narrar las historias de las familias étnicamente diversas y multigeneracionales para las que el barrio viejo era su hogar antes de que el ayuntamiento y sus bien financiados aliados comerciales derruyeran las casas y negocios, silenciando así la vida e historia del barrio.

Ahora, el grupo teatral sigue recuperando una pieza importante y simbólica de ese espacio perdido como el nuevo ocupante de la Casa Sosa-Carrillo-Frémont, la casa estilo Sonora de finales del siglo 19 enclavada entre el Music Hall y la Arena del TCC.

Borderlands utilizará una parte de esta casa histórica para su oficina, ensayos y reuniones comunitarias. La Sociedad Histórica de Arizona, que desde principios de los años setenta ha sido dueña de la casa ubicada en el 151 S. Granada Ave., seguirá utilizándola para exposiciones.

"Recuperar este espacio es importante porque se reconoce nuestro trabajo", dijo Milta Ortiz, dramaturga y coordinadora de mercadotecnia y difusión de Borderlands. Su esposo, Marc David Pinate, es director de producción de la compañía.

La mudanza de Borderlans a la casa Sosa-Carrillo-Frémont es significativa. La casa fue punto central de la lucha por mantener una franja del barrio que estaba por desaparecer y de la histórica identidad mexicana de Tucsón, que ha sido diluida con el tiempo.

Cuando la renovación urbana destruyó el corazón del barrio mexicano, desde Cushing Street a Broadway y de Church Street casi hasta la carretera I-10, la demolición respetó sólo unos cuantos edificios: la estación del tren en West Congress Street, la Casa Samaniego en Church Street y la Casa Sosa-Carrillo-Frémont. Pero esta casa por poco y también era azotada por la bola de demolición.

Lo que la salvó fue su supuesto vínculo con John C. Frémont, quien fuera el quinto gobernador territorial de Arizona de 1878 a 1881, y una figura controversial durante las guerras civiles de Estados Unidos y México. Frémont, quien fue presionado para renunciar como gobernador del territorio debido a que rara vez se encontraba en Arizona, había dormido en la Casa Sosa-Carrillo, según la leyenda. Sin embargo, no hay registro de que haya vivido en la casa o haya pasado una noche en ella, aunque sí rentó la casa en la que su hija vivió por varios meses en 1881.

Para los residentes del barrio, la casa lleva ese nombre por Leopoldo Carrillo, un prominente tucsonense nacido en Sonora que la construyó en 1880 después de comprar el terreno a la familia del pionero de Tucsón José María Sosa. Carrillo había construido un jardín recreacional en South Main Avenue y ayudó a crear el primer distrito escolar del territorio, el hoy llamado Distrito Escolar Unificado de Tucsón (TUSD). La casa siguió siendo propiedad de la familia Carrillo hasta 1968, cuando la ciudad la declaró en ruinas.

Pero preservadores históricos, quienes vivían fuera del barrio, hicieron campaña para salvar la casa. La Sociedad Histórica de Arizona la retuvo y en 1971 le cambió el nombre a Casa John C. Frémont, la Casa del Gobernador.

Esa fue una bofetada en el rostro. Al año siguiente, la entonces primera dama Pat Nixon vino a Tucsón a inaugurar la mal nombrada casa.

En 1992, la Sociedad Histórica corrigió levemente el error dando a la casa su nombre actual.

El uso que se le da ahora a la casa Carrillo fue promovido por la Sociedad Histórica, misma que invitó a Borderlands a compartir la casa, dijo Ortiz. Esta dependencia estatal apoya los esfuerzos de Borderlans por contar las historias locales, agregó Ortiz.

Borderlands surgió en 1986 como una ramificación del grupo teatral conocido como Teatro Libertad, el cual se creó a principios de los años setenta como parte del movimiento por los derechos de los chicanos. Libertad y, más adelante, Borderlands, lanzado por Barclay Goldsmith y otros, crearon puestas en escena que reflejaban las experiencias e historias de los chicanos y los mexicoamericanos.

Esta mudanza es un paso más en la evolución de Borderlands pero, siendo una organización no lucrativa, el grupo sigue luchando por conseguir apoyo financiero. El martes 28 de febrero, Borderlans recibió a gente que los apoya en su nueva sede en la vieja casona y anunció que la compañía requiere 20 mil dólares de forma inmediata para poder llegar al próximo verano. Más adelante recibirán fondos de dos subsidios nacionales, dijo Ortiz.

Borderlands lanzó una campaña de recolección de fondos en: https://www.gofundme.com/keep-borderlands-theater-open

Ortiz se siente optimista de que la gente que apoya a Borderlands y la comunidad en general mantendrán abiertas sus puertas, le ayudarán a crecer y a conservar bajos los precios de las entradas a las funciones para que sean accesibles al público.

"Y así todo mundo puede venir a ver teatro", dijo Ortiz.


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Ernesto Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo al 573-4187 o en netopjr@tucson.com. En Twitter: @netopjr.