Sicario: Day of the Soldado (Stefano Sollima, 2018) es la secuela de la cinta homónima realizada en 2015 que confirmó al canadiense Denis Villeneuve (Blade Runner: 2049, The Arrival, The Enemy, Prisoners...), su director, como uno de los cineastas más serios y sólidos actualmente activos en la meca del cine.

En esta primera parte lucieron en los protagónicos Josh Brolin, Benicio del Toro y, sobre todo, la hermosísima Emily Blunt, quien tuvo varios momentos tan lucidores que en ocasiones logró opacar al par de buenos actores que tenía al lado.

Para la segunda parte no sólo se prescindió de Villeneuve tras la cámara, sino también de quien había sido el encanto mayor (en mi opinión) de la cinta: Blunt. Lo bueno es que regresan al proyecto tanto Brolin como Del Toro, quienes fueron traídos para, por lo menos, poder relacionar ambas historias y poder llamarle legalmente “secuela” a este filme.

Una cosa que da harto gusto es verificar que, efectivamente, lo del mexicano Manuel García-Rulfo y su camino en Hollywood va en serio. Si sorprendió a más de uno con su papel de Vazquez en The Magnificent Seven (Antoine Fuqua, 2016), al lado de Denzel Washington, Chris Pratt y Ethan Hawke, en esta secuela vuelve a tener un papel importante al codearse con actores muy bien establecidos, como es el caso de los mencionados Brolin y Del Toro.

La cinta, como era de suponerse, retoma la fuerte premisa de la original, la cual mostraba muy de cerca el funcionamiento interno de los peligrosos y violentísimos carteles que introducen droga al territorio estadounidense, así como la corrupción necesaria (en ambos países) para que este hecho pueda ocurrir.

La situación es cada vez más amenazante, así que para hacerle un frente efectivo llaman nuevamente al experto agente federal Matt Graver (Brolin), quien sabe que para lograr su objetivo tiene que tener en su equipo a los mejores elementos.

Es en ese contexto que el agente vuelve a asociarse con un sujeto llamado Alejandro (Del Toro), este personaje temerario y especialista en menesteres complicados (como el de este capítulo) que tanto atrajera la atención de los espectadores en la entrega anterior.

La diferencia entre esta y la primera parte es que ahora son los mismos cárteles de la droga los que han apoyado a los propios terroristas a pasarse al territorio norteamericano para realizar algunos atentados, hecho que obliga al gobierno estadounidense a buscar soluciones mucho más efectivas para combatirlos.

Es por ese motivo que se llama a Matt, pues saben que no hay nadie mejor que él para realizar el trabajo sucio. Muy pronto el inevitable caos se desata, pues tanto Matt como Alejandro no se detendrán ante nada para cumplir con el objetivo que se les ha encomendado, aunque este incluya causarle problemas al mismísimo gobierno mexicano o provocar miedo a personajes poderosos que no están tan emocionados que digamos con eso de eliminar el negocio de la droga.

La parte humana/tierna de la trama la aporta Isabela Moner (a quien ya vimos en Transformers: The Last Knight), una adolescente idealista a indefensa que se ve atrapada en medio del conflicto y que contará con la simpatía de Alejandro, hecho que traerá consecuencias graves a la ecuación.

Completan el elenco Jeffrey Donovan, Matthew Modine, Catherine Keener, el ya mencionado Manuel García-Rulfo e incluso Bruno Bichir.

Hasta la próxima.


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