Cuando se habla de superproducciones atiborradas de los efectos especiales más espectaculares y novedosos, inmediatamente desfilan por la mente una serie de filmes y directores de origen norteamericano (Spielberg, Zemeckis, Whedon, Favreau...) o de extranjeros que han realizado la mayor parte de su trabajo en el país de las barras y las estrellas, como es el caso de Roland Emmerich y Wolfgang Petersen.
Por otro lado, la historia de Luc Besson es, sin duda, atípica, sobre todo porque este director, siendo francés y manteniéndose alejado de la Meca del Cine, ha conseguido aportar al consumo mundial megaproducciones que han sido punta de lanza en el renglón visual, rivalizando con Hollywood gracias a la confección impecable de sus obras.
Películas como The Big Blue (1988), La Femme Nikita (1990) y León (1994) le hicieron ganar respeto como director, pero fue posteriormente con The Fifth Element (1997) que Besson se ganaría esa fama de cineasta visionario, la cual confirmaría en años siguientes con La trilogía infantil Arthur and the Minimoys, The Extraordinary Adventures of Adele Blanc-Sec (2010) y Lucy (2014).
Con Valerian and the City of a Thousand Planets (2017) el francés intenta ir más allá: no sólo ha realizado uno de los trabajos visuales más impresionantes de los últimos años, sino que la ha confeccionado con capital independiente.
Eso sí, al parecer, el cineasta se enfocó tanto en competir con la espectacularidad visual de su rival hollywoodense y en impresionar de igual manera la pupila del espectador que dejó un poco de lado el guión, el ritmo y la construcción de sus personajes, y todo eso, como la experiencia lo ha dictado en ejemplos recientes (John Carter, Lone Ranger, The Mummy, las más recientes de Pirates of the Caribbean y Transformers, etc.), no da buenos resultados en taquilla.
En fin, la trama de Valerian... nos coloca en el siglo 28, tiempo en el que el equipo conformado por el mayor Valerian (Dane DeHaan) y la sargento Laureline (Cara Delevingne) tienen la misión de mantener el orden a través de cualquier territorio en donde vivan humanos.
Es así como el Ministro de Defensa (Herbie Hancock) les asigna la misión de dirigirse a Alpha-an, una ciudad poblada por especies de todo el universo (de ahí el “mil planetas” del título), quienes han compartido ese hábitat con el humanista objetivo de compartir sus conocimientos y cultura.
La consigna de la joven mancuerna consiste en resolver el misterio de la oscura fuerza que amenaza la existencia pacífica de la famosa City of the Thousand Planets, la cual no sólo pone en peligro la famosa metrópoli sino del universo entero.
El banquete visual está asegurado, de eso no cabe ninguna duda; sin embargo, las audiencias mundiales, acostumbradas desde hace tiempo a lo espectacular, ya no suelen conformarse con eso solamente. Es por ello que la tan anunciada cinta revolucionaria de Besson no tiene asegurado, en absoluto, el éxito en taquilla.
Resultaría vano esperar que este tipo de megaproducciones aprendieran la lección y le dedicaran más tiempo y atención al guión, lo cual es esencial en cualquier creación artística que pretenda servir de vehículo para contar una historia, pero al parecer las productoras no escarmientan. Así que lo más seguro es que seguirán ignorando este elemental detalle y continuarán derrochando millones en pirotecnia.
Completan el elenco Clive Owen, Rihanna, Ethan Hawke y el siempre grande Rutger Hauer.
Hasta la próxima.



