Deadpool (Tim Miller, 2016) se convirtió, sorpresivamente, en un éxito en taquilla hace un par de años, superando en ganancias a varias cintas de superhéroes que contaban con un elenco más llamativo, un mayor presupuesto o que habían sido esperadas por años (X-Men Apocalypse, Batman vs Superman, Suicide Squad…).

En lo personal, aún no entiendo cómo un filme como Deadpool le pudo haber llenado el ojo a tanta gente cuando a mí me cansó, casi de inmediato, el bombardeo de chistes chafas que Ryan Reynolds se la pasó desparramando en cada situación y, en general, cada vez que abría la boca.

Con decirle que, al salir de la sala, me quedé con mal sabor de boca, consciente de que sin ese recurso que me resultó verdaderamente empalagoso y cansado, tal vez sí habría disfrutado como se debe las secuencias de acción, las luchas cuerpo a cuerpo y algunos gags que sí eran buenos pero que resultaban indetectables en medio de la exagerada verborrea del personaje.

Deadpool 2 (David Leitch 2018) marca el regreso del más grosero y malcriado de los X-Men, quien amenaza con convertir su saga en una franquicia taquillera de varias entregas que, de seguro, tendrá estampado el sello humorístico mamila propio del personaje que tanto parece hacer gozar a las masas.

La cinta, como era de esperarse, repite la misma fórmula que tanto éxito le dio a su antecesora: secuencias de acción aceptables; un Wade Wilson/Wade Winston narrando su propia historia de manera (según él y muchos en la audiencia) hilarante; referencias a la cultura pop estadounidense al por mayor (comentarios sobre Avengers, Basic Instinct, Say Anything, Flashdance, John Wick, James Bond, Indiana Jones, Ace Ventura, Top Gun, Interview with the Vampire, Stranger Things, Terminator...) y un soundtrack de baladas ochenteras y noventeras colocadas estratégicamente para darle el toque absurdo al contexto.

Sabemos que los superpoderes de Deadpool consisten en poder sanar de cualquier herida a gran velocidad, poder resistir venenos, moverse con gran agilidad (sus reflejos son sobresalientes) y el combate cuerpo a cuerpo o con la espada, atributos que utiliza para vencer a sus enemigos luego de marearlos con su arma más efectiva: su locuacidad dizque cómica, la cual resulta más mortífera que las mismísimas garras de Wolverine.

La historia incluye el regreso de varias caras conocidas que vimos en el primer capítulo (Morena Baccarin, Brianna Hildebrand y T. J. Miller, encarnando a Vanessa, Negasonic y Weasel, respectivamente) y otras nuevas que forman parte importante de la trama de la secuela.

En esta entrega conoceremos a Russell, conocido también como Firefist (Julian Dennison), el cual no puede mantener sus poderes controlados, razón por la cual un misterioso y peligroso personaje llamado Cable (Josh Brolin), quien tiene la habilidad de viajar por el tiempo, llega del futuro para evitar a toda costa que el problemático adolescente haga algo que lo afecte a él personalmente.

Para enfrentarse a este nuevo villano, Deadpool formará su propia X-Force, conformada por Shatterstar (Lewis Star), Zeitgeist (Bill Skargård), Bedlam (Terry Crews) y sobre todo Domino (Zazie Beetz), la cual le aporta un atractivo especial a la cinta .

Completan el elenco Rob Delaney como Peter (parte de la X-Force pero sin ningún poder), Eddie Marsan y Karan Soni, como el carismático taxista que vimos en la predecesora.

Hasta la próxima.


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