Para docenas de mujeres en el Condado Pima, Sarah Lee es como un hada madrina. Ella les responde sus mensajes de texto y sus llamadas todos los días, les alivia las preocupaciones que tengan sobre sus bebés, sus cuerpos, su progreso como padres.
Lee es una trabajadora de salud comunitaria vinculada a Health Start, un programa estatal que conecta a las madres embarazadas y a sus bebés con una persona capacitada en salud pública. El propósito es que esta persona les ayude a encontrar recursos, les brinde información sobre el desarrollo de su hijo y pueda resolver sus inquietudes.
Estas trabajadoras de salud viven y trabajan en las mismas comunidades que las mujeres que participan en el programa. Están capacitadas en desarrollo infantil y embarazo, pero, en este caso, trabajan fuera de un entorno médico tradicional. Hacen más bien las veces de una amiga cercana dispuesta a acompañar a una madre y a su hijo.
Para Health Start, este modelo brinda ayuda prenatal y posparto a las mujeres de una manera menos intimidatoria y sin prejuicios, en particular para las madres que enfrentan factores de riesgo que pueden complicar el embarazo y el parto. Las trabajadoras de salud no solo acompañan a las madres durante el embarazo sino que las apoyan hasta dos años después del nacimiento del bebé.
En pocas palabras, Health Start de Arizona funciona. Un estudio reciente del programa mostró que el peso al nacer y las tasas de inmunización de los niños mejoraron desde que este programa se está implementando. Además, desde entonces las futuras madres han atendido con mayor frecuencia las citas de atención prenatal.
Sin embargo, el programa es relativamente desconocido; a veces tiene incluso dificultades para encontrar participantes. Y aunque recibe una cantidad constante de fondos estatales, no puede crecer mucho más allá de los 2,800 padres a los que atiende cada año, una pequeña proporción de los bebés que nacen en Arizona anualmente.
Aún así, si más estudios muestran la efectividad de Health Start, podría convertirse en un modelo nacional para los trabajadores de salud comunitarios que ayudan a las madres antes del parto y durante los dos años posteriores. Los funcionarios de Arizona a cargo del programa quieren que la idea se extienda a otros estados.
Como hablarle a una amiga
Para ser elegibles en Health Start, las mujeres deben tener al menos un factor de riesgo: problemas sociales y médicos, estado civil, situación de vida, raza y etnia, nivel de educación, ingresos, tipo de seguro, complicaciones previas durante el embarazo o edad materna. En el Condado Pima, Health Start también trabaja con personas refugiadas y mujeres en la cárcel.
El programa se basa en el modelo de promotoras, un movimiento de base que comenzó en la década de 1960 en América Latina, cuando se crearon programas de educación entre pares para capacitar a las mujeres en diversos temas de salud en las zonas rurales. El programa llegó a los Estados Unidos a través de la Ley Federal de Salud para Migrantes de 1962 y la Ley de Oportunidades Económicas de 1964. Una promotora es un miembro de la comunidad con conocimiento de los problemas sociales y de salud locales, y se dedica a transmitir ese conocimiento a los demás con la esperanza de promover una vida saludable.
Es claro que una persona que posea una gran cantidad de títulos académicos podría intimidar a una paciente que tiene preguntas sobre su embarazo o su hijo, especialmente si esa paciente no habla inglés con fluidez o apenas está aprendiendo. Pero una persona del común que vive en la comunidad y que ha sido capacitada específicamente sobre el embarazo y la primera infancia puede pasar más tiempo y en un entorno menos formal ayudando para responder preguntas y brindar recursos.
Maricela Reiber, mamá de Emiliana, de 18 meses, cuenta con el apoyo de Sarah Lee, quien le ayuda a mantenerse al día con información sobre el progreso de su hija y sobre los cambios por los que está pasando. Como Emiliana es su primera hija, Maricela comenzó buscando apoyo e información en grupos de Facebook y a familiares, pero los métodos que le compartían le parecían obsoletos.
Recientemente, Lee compartió con Maricela información sobre los comportamientos que podría tener su bebé, como morderse o tirarse al suelo, y lo que eso podría significar. En lugar de sentirse preocupada por lo que leyó, Maricela aprendió cómo ayudar a su hija a superar esas situaciones pidiéndole que expresara sus emociones con palabras.
Aparte de la información, ahora Reiber sabe que sus sentimientos son normales, que está haciendo lo mejor que puede, que hay personas ahí fuera para ayudarla cuando lo necesita. Y esa tranquilidad la ha llevado a tener más confianza como madre.
“Sarah Lee siempre brinda mucho apoyo, alienta y motiva”, dijo Reiber. “Y constantemente ofrece esa tranquilidad de 'estás bien, estás haciendo un trabajo maravilloso, es una niña feliz, está bien cuidada'. Y solo tener esa validación ha sido genial”.
Kerri Reeves, de 38 años, y su hijo recién nacido, Oliver, casi mueren durante el nacimiento prematuro de Oliver. A su edad, Reeves experimentó un dolor más allá de los que había sentido cuando dio a luz por primera vez, así que se apoyó en Lee.
Lee le enseñó a Reeves, que trabaja como trabajadora social en oncología, cómo relacionarse mejor con sus médicos. Respondió preguntas sobre fórmulas y problemas de alimentación. Sin la guía de Lee, Reeves habría tenido que pasar innumerables noches investigando en línea sobre su nueva maternidad, lo que resultaría abrumador para una madre de varios niños pequeños.
Reeves comenzó a recibir servicios de Health Start hace dos años, antes de que naciera su hija Charlotte. Charlotte estaba avanzada, superó fácilmente las expectativas y necesitaba más estimulación. Oliver, que fue prematuro, se retrasó en algunas áreas. Lee ayudó con ambos y podrá brindar servicios hasta que Oliver tenga 2 años.
“Parece que estás hablando de manera confidencial con una amiga, pero una amiga con mucho conocimiento”, dijo Reeves. “Puedo decirle cosas que nunca se me ocurriría decirle a mi médico o que nunca le diría en voz alta a un amigo, y ella te anima a tomar acción”.
Vicki Perkins, a la izquierda, con Horizon Clayton, habla con la trabajadora Fabiola Jiménez en el puesto de Health Start del Condado Pima mientras Sarah Lee, a la derecha, saluda a la gente. Health Start empareja a trabajadores de salud comunitarios con mujeres embarazadas o nuevas mamás para apoyarlas y educarlas.
Mejores resultados
Investigadores del Departamento de Servicios de Salud de Arizona, la Universidad de Arizona y la Universidad del Norte de Arizona evaluaron 10 años del programa y su impacto en las madres y los niños. Su estudio, publicado en diciembre, concluyó que Health Start es una innovación que puede hacer que haya bebés y madres más saludables en diversas poblaciones de todo el estado.
El estudio, que analizó a más de 7,000 participantes frente a grupos de control, mostró que las familias del programa tenían menores casos de bajo peso al nacer y menos nacimientos prematuros. Las mujeres en el programa asistieron a citas de atención prenatal a tasas más altas. Los niños en el programa tenían tasas de inmunización más altas. Todos estos factores mejoran los resultados para estas familias.
El programa también le ahorra dinero al estado a largo plazo, concluyó el estudio, ya que alrededor del 80% de las familias en el programa están en el Sistema de Contención de Costos de Atención Médica de Arizona. Una mejor atención preventiva significa menos costos para el estado en el futuro.
Los autores elogiaron el éxito del programa y recomendaron que los servicios de las trabajadoras de la salud también se integren mejor en los entornos clínicos. Los autores dijeron además que más visitas, mejor transporte y educación sobre temas adicionales podrían fortalecer Health Start.
Hasta ahora, dos estudios han demostrado los éxitos del programa. El estado necesita dos o tres estudios más antes de que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (DHHS por sus siglas en inglés) lo considere "basado en evidencia", dijo Sara Rumann, gerente del programa Health Start en el Departamento de Servicios de Salud de Arizona.
“Si el DHHS nos considerará con base en evidencias: seríamos un modelo que otros estados podrían replicar usando el dinero federal, usar este modelo particular de Health Start y ponerlo en Nevada, por ejemplo, en Nueva York o Nuevo México”, dijo Rumann.
Lista de acciones para el hogar
Antes de la pandemia, muchas de las visitas de Health Start entre las trabajadoras de salud de la comunidad y las familias ocurrían en persona. Ahora, hay una ráfaga de mensajes de texto, correos electrónicos, llamadas telefónicas y sesiones de Zoom para facilitar estas reuniones, aunque algunas están volviendo nuevamente a los encuentros en persona.
Para prepararse para sus visitas mensuales con los clientes, las trabajadoras de salud comunitarias revisan el currículo de Health Start y eligen los temas apropiados para discutir. El plan de estudios incluye información sobre el sueño seguro de los bebés, un programa llamado "Todos los bebés lloran", seguridad en los asientos para automóviles, salud bucal y más.
Pero no solo se refieren al plan de estudios integrado de Health Start. Lee y otras trabajadoras también ofrecen materiales y recursos complementarios para asegurarse de tener la mayor cantidad de información posible para sus clientes.
Las trabajadoras comunitarias de la salud también comparten una lista de acciones saludable en el hogar de Health Start, que completan con los participantes cuando sus hijos tienen alrededor de 5 meses de edad y que repasan nuevamente cuando los niños tienen entre 18 y los 24 meses.
La lista incluye consejos para mantener a los bebés y niños pequeños seguros en el hogar y también aborda formas de mantener a los adultos seguros y saludables, incluidos controles simples como tener detectores de humo en el hogar.
“Al igual que con todas nuestras visitas y nuestro plan de estudios, abordamos Healthy at Home sin juzgar y la ofrecemos como una herramienta”, dijo Lee. "En última instancia, depende del cuidador decidir qué es lo mejor para su propio hogar".
Maricela Reiber, mamá primeriza, con su hija de 18 meses, Emiliana. Su trabajadora de salud comunitaria le asegura que está haciendo un "trabajo maravilloso" como madre, "y solo tener esa validación ha sido genial".
Health Start evalúa a las nuevas madres para detectar afecciones del estado de ánimo perinatales, incluidas la ansiedad y la depresión que pueden comenzar en la concepción y continuar después del parto. Los datos muestran que estos tipos de trastornos del estado de ánimo pueden afectar hasta al 20% de las mujeres y son más comunes que la diabetes gestacional.
También se detectan retrasos en el desarrollo de los niños y, aunque no se pueden hacer diagnósticos, se pueden señalar áreas en las que un niño podría beneficiarse de alguna práctica o ayuda adicional.
“Parece que los padres realmente disfrutan abordar esta lista. Puede mostrar las grandes cosas que el bebé ha aprendido y ver que lo divertido que está haciendo su bebé es en realidad una habilidad de desarrollo”, dijo Lee.
Las trabajadoras comunitarias de salud también pueden ser las primeras en señalar los signos de abuso doméstico y están capacitadas para hablar con los pacientes sobre lo que es y cómo se ve.
Además informan a las familias sobre el sistema de atención de la salud, en particular si son nuevas en el país, y consultan mensualmente con una enfermera o un médico y especialistas en salud mental y de la primera infancia para revisar las inquietudes de los participantes.
“Una gran parte de esto es conectar a las familias con los recursos”, dijo Lee.
La presión por la financiación
Health Start comenzó en el Condado Pima en 1984 como un programa administrado por la Oficina de Salud Rural de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona. El programa, “Un Comienzo Sano/A Healthy Beginning,” fue creado para abordar un aumento constante en la tasa de mujeres que recibían atención prenatal inadecuada o nula.
En ese momento, Arizona ocupaba el puesto 45 más bajo de la nación en cuanto al número de mujeres que recibían atención prenatal adecuada.
En 1994, la legislatución estatal aprobó la Ley de Estabilidad de Niños y Familias de Arizona, formalizando y ampliando Health Start. El programa se financió inicialmente a través de los fondos generales del estado y luego a través del Fondo de resolución de litigios sobre el tabaco. Desde 2004, ha sido financiado por el dinero de la lotería de la Iniciativa de Arizona Saludable.
El modelo actual es efectivo, pero como cualquier otro programa, no es perfecto, dijo Rumann. El programa no puede crecer mucho más, ya que recibe aproximadamente la misma cantidad de fondos todos los años. Además lucha por llegar a algunas comunidades rurales simplemente por el aumento de los viajes y el costo de la prestación de servicios.
“Eso limita nuestro crecimiento y capacidad en diferentes áreas del estado”, dijo Rumann. “Coconino es mi área principal en este momento que está teniendo problemas. Tenemos muchas familias que necesitan ayuda en Page. Cuando sales de Flagstaff, hay muchas familias, pero no mucho a lo que recurrir”.
El transporte sirve como un obstáculo para muchas familias que Rumann desea que Health Start pueda ayudar a abordar en todo el estado. El Condado Pima proporciona tarjetas de autobús a sus familias para que las usen para ir a las visitas prenatales o al pediatra, pero el programa en sí no tiene fondos suficientes para ofrecer opciones de transporte a las familias inscritas en el programa en otros condados.
Lee, quien trabaja para el Departamento de Salud del Condado de Pima como especialista del programa Health Start, dijo que el programa ha cambiado a lo largo de los años para satisfacer las necesidades de la comunidad, incluida la adición de servicios a la cárcel, que entró en vigencia hace unos cinco años.
El condado también obtuvo permiso para trabajar con familias que tienen niños bajo la custodia del Departamento de Seguridad Infantil, y Lee está particularmente orgullosa del trabajo del condado con las poblaciones de refugiados.
Apoyar a los demás
“Somos muy afortunados de poder hacer este trabajo”, dijo Lee. “Creo que es un gran modelo y me encanta ser una compañía para las familias. Creo que eso hace que la gente se sienta un poco más cómoda”.
En seis meses, una vez que la hija de Reiber, Emiliana, cumpla 2 años, la madre dejará de recibir los servicios de Health Start. Pero ya se siente preparada para lo que viene.
Ahora sabe cómo acceder a los servicios y encontrar información que pueda necesitar para ayudarse a sí misma o a su hija. Emiliana estará hablando más y podrá comunicar mejor lo que necesita.
Reiber sintió que el programa era tan útil que también recomendó a Lee a su mejor amiga. Si tiene otro hijo, definitivamente usaría Health Start nuevamente. Y les ha estado contando a todos cuánto ha aprendido.
“Cuando le conté a mi mamá y a mi familia sobre esto, me dijeron: 'Ojalá tuviéramos eso cuando eras un bebé'”, dijo Reiber.



