Criada en su nativa Tucsón, Bernadette Quiroz había oído mucho sobre un pequeño y querido pueblo de Sonora, no muy lejos al sur de la frontera.

Su padre, Edward Ronstadt, había encantado a su hija y a sus 11 hermanos con historias sobre ese lugar y otros pueblos cercanos que acordonan el Valle del Río Sonora, a unas tres horas al sur de Naco. Fue ahí donde su abuelo, Federico José María “Fred” Ronstadt, nació y vivió los primeros 14 años de su vida antes de venir a Tucsón a principios de los 1880.

El papá de Quiroz, quien falleció en 2001 en Tucsón, había regresado al hogar de origen de sus ancestros en Sonora, pero ella no. Hasta hace un par de semanas.

Quiroz, junto con su esposo, Robert Quiroz, sus hermanos Paul, Bobby y John Ronstadt y Agnes Poore, sus parejas y otros miembros de la familia, tuvieron una pequeña reunión familiar de los Ronstadt en Banámichi.

“Fue algo mágico”, dijo Quiroz.

Casualmente, también para mí fue un fin de semana muy afortunado. Había ido a Banámichi con mi esposa Hermelinda, mi mamá y dos amigos. Nosotros también habíamos escuchado mucho sobre los fascinantes pueblos en el valle del Río Sonora.

Nos dirigimos hacia el sur a través de Bisbee y Naco, por los pastizales sonorenses que se convierten en crecientes colinas y montañas. Viajamos en carro por ese valle del río de ricos campos rodeados de escarpados y abruptos cerros cubiertos de cactus, ocotillo y mezquite. Manejamos tranquilos y seguros por una carretera serpenteante de dos carriles en la que, la mayor parte del tiempo, éramos los únicos viajantes.

Llegamos a la tierra de las tortillas de harina, ganado y el bacanora. Estábamos también en la tierra a la que muchos resientes del Sur de Arizona y familias más allá de la Baja Arizona llaman la casa de sus ancestros.

“Veía a esta tierra como a través del lente en el que el tiempo se detuvo”, dijo Quiroz varios días después de esa primera visita.

Sus bisabuelos Frederick Augustus Ronstadt y Margarita Redondo llegaron al valle en la década de 1860. Él era ingeniero nacido en Alemania y ella era hija de una familia de Altar, a oeste de Banámichi, muy conocida en Sonora. Se instalaron en Las Delicias, justo al sur de Banámichi.

Lo único que queda de Las Delicias es una esquina con pared de adobe, de unos 3 metros de altura. Esta ruina está en medio de un pequeño campo con nopales gigantes, añadió.

Caminaron por la casa de una familia para llegar a los restos de adobe.

“Pude ver el lugar que tanto conmovió a mi papá cuando él visitó estas tierras”, dijo Quiroz.

Las ruinas, la tierra, los paisajes son los imanes que siguen atrayendo a los residentes del Sur de Arizona descendientes de esas viejas familias de los pueblos -Arizpe, Sinoquipe, Huépac, Aconchi, Baviácora, Ures- que fueron fundados por los años 1640 en la tierra de los ópatas.

William Steen de Canelo, cerca de Patagonia, es uno de ellos. Su abuelo, Bernabe Brichta, nació en Banámichi en 1860, en la misma época en que se establecieron ahí los Ronstadt.

Se siente atraído por el Río de Sonora, por su tranquilidad, su belleza, su sencillez y su gente. Es un lugar acogedor, dijo Steen, quien va seguido a Banámichi.

“Ahí uno no va de compras. Va por la gente”, dijo Steen, quien creció en Tucsón.

Y mientras la casa de la familia Ronstadt ya no existe, la casa de la familia del abogado tucsonense Jesús Romo Véjar aún está ahí en la plaza, frente a la iglesia Nuestra Señora de Loreto. Romo va seguido.

“La gente de Arizona, California y Nuevo México de verdad que fueron un mismo pueblo en cierto momento”, y muchos de ellos son del Río Sonora, donde los españoles establecieron sus comunidades, dijo Romo, quien nació en Hermosillo, Sonora.

Y por casi 400 años ha habido ahí un ir y venir de gente que continúa hasta nuestros días, agregó.

La frontera nunca ha afectado esta afinidad”, dijo Romo. “Las familias vuelven y se sienten como si nunca se hubieran ido”.




Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.

Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@azstarnet.com o al 573.4187.