Jesús Loreto tuvo una idea dándole vueltas en la cabeza por años. En serio, pasó años pensando en escribir un libro.

Sería sobre su madre y su familia. Sobre haber crecido en el sur de Arizona después de que la familia vino del norte de Sonora.

El libro de Loreto sería sobre una familia estadounidense, una familia no muy diferente a tantas otras en Tucsón y el resto de Baja Arizona.

Pero aunque pensaba en escribir, no se comprometía. Escribir es abrumador y puede resultar intimidante.

Hace unos 10 años comenzó a escribir. Luego se detuvo. Después de un tiempo, Loreto retomó la escritura, pero la volvió a dejar.

Sin embargo, el deseo de contar la historia de su familia lo carcomía. Era casi como si tuviera el deber de hacerlo.

Se sentó nuevamente y esta vez no dejó de escribir “The Tortilla Maker”.

Encontró un editor, Floricanto Press, en California, y hace tres años publicó el libro.

“Fue una sorpresa para mí cuando escribió el libro”, dijo Ramona Arvizu Mendoza, de 89 años, madre de Loreto. “Me da mucho gusto”.

Conocí a Loreto, a su madre, y sus hermanos -Carlos, Ramona, Elsa, Marilyn y Ruby- la semana pasada en Oro Valley, donde Arvizu vive con su hijo mayor, Carlos. Loreto vive en Tampa, Florida, y había venido de visita. Loreto, quien tiene 63 años, no ha vivido en Tucsón desde que se fue a principios de sus 20’s. Sin embargo, Loreto, quien ha vivido en ambas Carolinas, en California y en Phoenix, se ha mantenido conectado a su familia y al sur de Arizona.

La historia de Loreto comienza en su lugar de nacimiento, Nacozari de García, un pequeño pueblo minero de Sonora a unas dos horas al sur de Douglas. Su madre está divorciada y cría a cuatro hijos. La matriarca de la familia es la abuela de Loreto, Ignacia Arvizu. Ambas mujeres son madres decididas, independientes y dedicadas que estuvieron casadas con hombres abusivos y violentos.

Deseando una mejor vida para sus cuatro hijos, la madre de Loreto se mudó con la familia a Bisbee en 1957, con un nuevo esposo, un soldado estadounidense destacado en Ft. Huachuca. La madre de Loreto dio a luz a dos niñas más, pero en 1961, su esposo los abandonó.

“Hasta el día de hoy puedo recordar las lágrimas fluyendo”, escribió Loreto sobre su madre.

Ella decidió quedarse en Bisbee. Planchaba ropa, 5 centavos por pieza, y fue mesera en un restaurante. Por la noche hacía tortillas que sus hijos mayores vendían en la calle.

“En sus pocos momentos libres estudió inglés y para su prueba de ciudadanía”, escribió. “Esa fue la mejor decisión de mamá”.

Después, ella y sus seis hijos se mudaron a Tucsón, donde vivían la tía y el tío de Loreto. Hubo más oportunidades, pero los desafíos seguían.

La madre de Loreto encontró trabajo en un rancho en la zona de Sabino Canyon. Los niños mayores también trabajaron ahí. Después de la escuela, las tareas de Loreto eran cuidar a Ruby y Marilyn y cocinar la cena familiar.

La madre de Loreto trabajó también en un restaurante de Tucsón, planchaba ropa y hacía tortillas, tamales y empanadas que los niños vendían en el vecindario.

“Nos metimos a las filas de otros empresarios en la ciudad, junto con viejas camionetas pick up y trabajadores en su mayoría inmigrantes, vendíamos todo, desde sandías hasta duraznos y panes, ¡y ahora las tortillas de harina hechas a mano de mamá!”.

Loreto dijo que su madre se negó a solicitar asistencia social. Estaba decidida a criar, vestir y alimentar a sus seis hijos por su cuenta. Y ahorró dinero para comprar una casa en East 32nd Street, cerca de South Alvernon Way.

“No había mucho que ella no hiciera”, me dijo Loreto.

Loreto dijo que escribió el libro, que también es una historia de nuestra región fronteriza, utilizando su memoria y las historias que platica su familia. Si bien el libro es una narración personal de una familia, la historia hace una fuerte declaración política que resuena en el clima social actual donde el nativismo se ha generalizado y ocupa la Casa Blanca y muchos capitolios estatales.

“Es la historia de una familia de inmigrantes exitosa”, dijo Loreto.

Lo escribió para su familia y para compartir con otros. Sobre todo, lo escribió para honrar a su dedicada y trabajadora madre que hizo todo lo que tenía que hacer por sus hijos.

“Quería reconocer su vida”, dijo Loreto. “Quería decirle a mamá, ‘hiciste un excelente trabajo’”.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.