Desde que existen las series de postemporada en la Major League Baseball existen las sorpresas. Desde los inicios de la Serie Mundial hubo equipos que dieron la campanada, como los Chicago White Sox de 1906, a quienes conocían como las maravillas sin bateo. Pasaron en el Clásico de Otoño sobre los Chicago Cubs, quienes tuvieron un impresionante récord de temporada regular de 116 juegos ganados contra sólo 36 perdidos.

En la actualidad, luego de cumplir con un rol de 162 partidos todavía se requiere ganar tres series de playoffs, se dice que ello ha llevado a que se presenten sorpresas más seguido: mientras más series se tienen que librar, más factible es que se presente una mala racha de un trabuco y entonces no gana el que mejor se vio a lo largo del rol regular.

En este 2014 se podía ver cierta ventaja de los Washington Nationals y Detroit Tigers para llegar a la Serie Mundial, por ahí lucían también los dos equipos de Los Ángeles, pero lo que era San Francisco Giants y Kansas City Royals no parecía que fueran a llegar tan lejos. Ambos llegaron a la postemporada teniendo que ganar las tres series y aparte el juego de comodines; si querían ser campeones tenían que recorrer un largo camino.

Fueron los Giants los que de nuevo se alzaron con el campeonato, derrotando en el séptimo y decisivo juego a los Royals. Han sido un modelo de organización en los últimos años. Recuerdo que cuando Kevin Towers era gerente de los Arizona Diamondbacks, alguna vez dijo que buscaría ganar al estilo San Francisco.

Mientras en Oakland hicieron famoso el “moneyball” y hasta una película les dedicaron a los Athletics sobre cómo le estaban haciendo para competir con un equipo modesto, sus vecinos los San Francisco Giants han estado escribiendo una historia digna también de llevarla a la pantalla grande.

Para empezar, tienen sus “personajes” que los convierte en un equipo que vende. Cuando ganaron en el 2010 brillaban Brian Wilson y Tim Lincecum, uno barbón y el otro greñudo. Ahí ha estado la jirafa (Brandon Belt), el Kung Fu Panda (Pablo Sandoval) y el hombre del “mechón” (Sergio Romo), además del eléctrico de swing de preparación de caricatura (Hunter Pence). Los que se ven serios son Madison Bumgarner y Buster Posey. El caso es que tienen todo tipo de pelotero, incluso de varias nacionalidades.

Sin duda, son una buena historia que contar por muchas razones, y lo mejor es que han tenido un final feliz, a diferencia del “moneyball” de los Athletics, que no han ganado el último juego del año.

Los Giants ganaron su tercer título de Serie Mundial en los últimos cinco años. En ninguno de los campeonatos han llegado a la postemporada como los favoritos; sin embargo, han hecho un excelente trabajo en octubre.

Cambio de mánager

Los Naranjeros de Hermosillo fueron los primeros en cambiar de mánager en la temporada de la Liga Mexicana del Pacífico. Por primera vez en la historia, un equipo mexicano que venía de ganar la Serie del Caribe decidió despedir al piloto a la campaña siguiente.

Matías Carrillo trajo una varita mágica en el 2013-2014, le salió todo, no tenía un trabuco, incluso fue a la Serie del Caribe con un plantel que ni tenía pitcher abridor para el primer juego; sin embargo, decisión que tomaba, decisión que le funcionaba.

Fue muy diferente en el inicio de temporada del 2014 y, luego de perder las primeras seis series de la campaña, los Naranjeros decidieron removerlo. En la última serie que dirigió Carrillo, hasta le tocó la mala suerte de que varios peloteros presentaban enfermedades de vías respiratorias y fueron barridos por los Tomateros de Culiacán, el más acérrimo enemigo de los Naranjeros.

Son varios los pilotos de Hermosillo que han sido despedidos luego de perder una serie ante Culiacán. Le pasó recientemente también a Homar Rojas, que luego de ser campeón en el 2009-2010, al año siguiente lo sacaron después de 35 juegos, aún cuando tenía record positivo (18-17).


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