La Navidad le llegó una semana antes a Patricia Espinosa Artiles. El inesperado regalo hizo que se le salieran las lágrimas.

Vio por televisión el anuncio del presidente Barack Obama el 17 de que Estados Unidos, su país adoptivo, y Cuba, su país natal, empezarán a restablecer relaciones diplomáticas formales tras más de 50 años de un infructuoso aislamiento de Estados Unidos a la pequeña isla a unos 145 km de Florida.

Estaba llena de emoción, de alegría, dijo. Inmediatamente pensó en su familia y amigos de la isla, y en su propio viaje a Estados Unidos.

El día en que Obama hizo el anuncio histórico -y valiente, a los ojos de mucha gente- Espinosa celebraba el décimo aniversario de su liberación de un centro de detención de inmigración en El Paso. Cinco días antes, en el día de la venerada Virgen de Guadalupe, Espinosa había cruzado de México en busca de asilo político. Después de ser liberada, Espinosa viajó a Tucsón para encontrarse con su pareja, Maribel Álvarez.

El pasado domingo realizó otro feliz viaje: a Cuba, con sus dos hijas jóvenes para visitar a su familia.

Espinosa, de 40 años, había planeado este viaje desde varios meses antes de que Obama revelara que ambos países, viejos antagonistas de la Guerra Fría, empezarían a distender sus relaciones y crear caminos positivos en lo político, lo económico y lo social. Aún no se sabe qué vendrá, pero Espinosa está segura de una cosa.

“No será perfecto, pero será más bueno que malo”, dijo Espinosa. “Estoy segura de que los cubanos están felices”.

Deje la política de lado. Aleje la amarga historia entre ambos países. Vea esto a través de los ojos de Espinosa.

Las leyes actuales, impuestas por ambos países, hacen la vida difícil a los cubanos dentro de su país. La economía cubana no puede proveer los alimentos básicos ni todos los bienes necesarios. El aislamiento por parte de Estados Unidos no ha tenido más resultado que hacer la vida diaria más difícil para los cubanos, pero da al gobierno comunista el arma perfecta para desviar la crítica.

“Cuba siempre ha necesitado de un villano, y Estados Unidos se erigió como tal de forma perfecta”, dijo Espinosa, cuyos abuelos apoyaron a Fidel Castro y la Revolución Cubana.

Ella es crítica del régimen de Castro, quién llegó al poder el 1 de enero de 1959. No hay libertad de expresión, y la oposición política es oprimida. El Internet está limitado a la élite. Los cabeza de familia, incluso aquellos con carreras profesionales, no se dan abasto para alimentar a sus familias.

Si no fuera por el dinero que ella envía a su mamá y a la familia de su hermano, Espinosa dice que pasarían hambre. Agregó que aunque Cuba tiene la capacidad de enviar personal médico a combatir el ébola en África, los cubanos no pueden conseguir curitas, aspirinas, Neosporin y otros productos médicos básicos.

“Yo les llevo lo que necesitan”, dijo.

Más aún, como lesbiana, Espinosa no tiene en Cuba las libertades que tiene aquí.

Aun así -y ella desea que la gente lo comprenda- el aislamiento de Cuba por parte de nuestro país ha fracasado tanto como las políticas socialistas de la isla. Las políticas simplemente han lastimado a los cubanos de la isla. Y las regulaciones tanto aquí como allá han dificultado que los cubanos de Estados Unidos puedan regresar a visitar a su familia.

Aunque Espinosa regresó a Cuba con sus dos hijas, su pareja, con quien se casó recientemente, una profesora de la Universidad de Arizona nacida en Cuba, no pudo viajar con Espinosa y la niñas porque el gobierno cubano no le expidió una visa de viajero a tiempo.

Pero todo esto y muchas otras cosas pueden cambiar si los dos países de verdad desechan sus viejas e improductivas vías y crean un nuevo diálogo. Cuba y Estados Unidos han estado entrelazados por mucho tiempo. Y aunque Estados Unidos ha impuesto su dominio sobre la pequeña isla, los cubanos y los norteamericanos tienen profundos lazos.

“Cuba y Estados Unidos son como hermanos: no siempre están de acuerdo, pero siempre están conectados”, dijo Espinosa.

Conforme el vuelo de Espinosa se aproximaba a Cuba, ella llevaba consigo el optimismo que implica el anuncio de Obama. Lo llevó hasta la casa de su madre en Camagüey, en el centro de Cuba, y lo compartió con familiares y amigos. En este regreso, comparten la alegría de que sus vidas puedan ser diferentes y mejores en un futuro próximo.

“Obama nos ha dado esperanza. Es la esperanza de un cambio”, dijo Espinosa.


Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.

Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.