Mamta Popat / La Estrella de Tucsón

Annie López, presidenta de Los Descendientes del Presidio de Tucsón, revisa en Old Pueblo Printers el programa de la cena de gala que la organización sostuvo el pasado 15 de agosto. De 84 años de edad y activa en varios grupos, López no muestra signos de pensar en el retiro o la relajación.

La familia y los amigos de Annie López creen que está loca.

“Me dicen que debería estar descansando”, dijo López.

Pero descansar no está en su vocabulario. Tampoco las palabras jubilación y relajación.

A los 84 años de edad, López dice que está en la carrera. No en busca de algo, sino de un lugar o un encuentro en su agenda diaria.

Pregúntale a López que es lo que la mantiene en la ruta y te dirá que no sabe. Pero si le insistes lo suficiente, te dirá que es el amor por su ciudad.

López, tucsonense de primera generación que vive ahí donde el valle se encuentra con las Montañas Rincon, es la presidenta de Los Descendientes del Presidio de Tucsón, un grupo dedicado a mantener presente el pasado. Es una agrupación sin fines de lucro, con el objetivo principal de preservar la rica historia de nuestra ciudad.

La participación de López se remonta hasta los años sesentas, cuando los cambios sociales estaban siendo creados y demandados por los jóvenes chicanos y los viejos mexicoamericanos en Tucsón y en el Suroeste.

En Tucsón, López, como mujer divorciada y madre de cinco hijos, se unió a Pueblo Area Council, una organización comunitaria de defensa en el lado sur de la ciudad. Ella seguía los pasos de su hermano menor, Héctor Morales, quien en ese tiempo estaba en el Concejo de la Ciudad de Tucsón y se había convertido en líder activista.

Morales, quien estuvo en la Guerra de Corea, encabezó los esfuerzos por establecer regulaciones de vivienda e igualdad en el empleo, así como por eliminar los impuestos de venta de la ciudad a alimentos y medicinas. También impulsó para que los servicios de agua del ayuntamiento se extendieran a las tribus Tohono O’odham y Pascua Yaqui.

Después de su breve periodo en el Concejo de la Ciudad, Morales se convirtió en director del Comité para las Oportunidades Económicas, un programa antipobreza. Murió en 2010.

López dijo que su hermano le mostró y y la impulsó al activismo y al servicio comunitario.

“Eso es lo que era, el trabajo con gente necesitada de servicios”, dijo López.

Desde el Pueblo Area Council, López se unió al Distrito Escolar Unificado de Tucsón trabajando con padres de estudiantes en las escuelas primarias Richey, Borton y Pueblo Gardens.

Fue mientras López trabajaba en el TUSD que conoció a Chuck Ford, un educador que más tarde se convertiría en el primer afroamericano electo para el Concejo de la Ciudad en Tucsón. Cuando Ford estuvo como concejal, contrató a López para fungir como miembro en la directiva de bibliotecas públicas.

A pocas mexicoamericanas, muchas menos latinas, se les pedía que estuvieran en directivas y comisiones comunitarias. No eran invitadas. Con los años, López dejó de esperar las invitaciones.

Entre las organizaciones en las que estuvo López están La Frontera, agencia de servicios y salud mental, la cual patrocina la Conferencia Internacional del Mariachi anual, el Consejo de la Unidad Mexicoamericana, la Liga de las Mujeres Mexicoamericanas y la Comisión de Mujeres de Tucsón.

Retira cada una de las capas de la vida de López y podrás ver Tucsón en sus diferentes etapas.

López creció en el Tucsón de la segregación y la post Gran Depresión económica. La familia vivía en North Ninth Avenue, cerca de West Speedway y North Stone Avenue, en un vecindario con mezcla étnica. Pero las demarcaciones sociales eran claras.

Los niños afroamericanos iban a Dunbar School. Los mexicoamericanos a Davis Elementary School en el cercano Barrio Anita. Y los niños blancos iban a Roosevelt School, justo al norte de Speedway y de la casa de López.

Sus padres habían migrado desde Sonora y su papá trabajaba en Baffert y Leon, un mayorista de verduras y comestibles en las avenidas East Toole y Stone en el centro, donde ahora está Sinfonía HealthCare Corp.

Pero por equis razón, López y sus hermanos fueron a Roosevelt, construida en 1921 y nombrada así por el presidente Theodore Roosevelt. Dejó de ser esa escuela y el edificio ahora forma parte del campus centro del Colegio Comunitario Pima.

Después su familia se mudó a South Fourth Avenue y López egresó de la preparatoria Tucson en 1949.

Desde el prisma de su juventud, López vio a Tucsón desarrollarse, muchas veces de forma desigual, pero llena de optimismo y vigor.

Eso es lo que ella espera haber aportado a las organizaciones de su ciudad con las que trabajó: vigor y optimismo.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.

En Twitter: @netopjr.