Warner Bros. Pictures En este verano del 2014, el monstruo más reverenciado del mundo renace en Warner Bros. Pictures y Legendary Pictures con la épica aventura de acción de “Godzilla”, dirigida ahora por Gareth Edwards (“Monsters”).

Ha de ser la nostalgia la que nos hace recordar de manera idealizada las cosas que vivimos de niños o de adolescentes: patios gigantescos, caricaturas emocionantísimas o juegos infantiles arriesgados y mortales.

Sin embargo, basta volver a ello para darnos cuenta de la falta de correspondencia entre lo que recordamos y la realidad, es decir, los viejos lugares ya no son tan grandes como los recordábamos y las películas no son tan espectaculares como creíamos.

El caso es que fue sólo de grande que comencé a darme cuenta de que El Santo y Blue Demon no eran más que un par de hombrecillos algo obesos y chaparritos que, con sólo utilizar llaves y patadas voladoras, atrapaban a los criminales más peligrosos o que incluso salvaban al mundo de las garras de científicos locos; tampoco reparé en las ridículas prótesis que me asustaban en las cintas de terror, o los trajes/mamelucos que, en las cintas japonesas, cubrían a King Kong o Godzilla.

Es cierto, mientras veía esas viejas películas producidas por la célebre productora japonesa Toho Films, jamás advertí el famoso cierre en la espalda que ahora puedo ver fácilmente en el traje del colosal Godzilla, es más, ni siquiera me di cuenta de que Tokio no era otra cosa que una enorme maqueta con casitas y edificios de cartón, mismos que se retorcían extrañamente mientras los consumía el fuego.

Originalmente bautizado por la cultura popular nipona como Gojira, vocablo que combina gorira (gorila) y kijura (ballena), este monstruo colosal (daikaijú en japonés) apareció por primera vez hace 60 años en la cinta “Gojira” (Ishiro Honda, 1954), a la que le siguieron otras 27 más; penosamente, este recorrido exitoso remató espectacularmente y para mal en “Godzilla” (Rolland Emmerich, 1998), un remake que, a pesar de no ser taaaan malo, fracasó rotundamente en la crítica y en las taquillas mundiales.

Se dice por ahí que este dinosaurio mutante es una de las referencias más importantes de la cultura japonesa y, según los estudiosos, que el monstruo representa el miedo inconsciente que sufrió el pueblo nipón luego de que Estados Unidos les lanzara sus bombas atómicas, dejando el país totalmente devastado.

El año 2014 fue elegido para corregir el error y entregarle a la audiencia internacional un mejor remake. El encargado de dirigir el proyecto fue Gareth Edwards, un joven cineasta que con 800 mil dólares impresionó a propios y extraños con “Monsters” (2012), también una historia sobre monstruos gigantescos que sin duda lo puso en la ruta de Godzilla, un proyecto mucho más demandante pero que, eso sí, contó con un mejor presupuesto: 160 millones de dólares.

Protagonizada por Aaron Taylor-Johnson (Kick-Ass), Elizabeth Olsen (Oldboy) y Brian Cranston (Breaking Bad), esta nueva entrega amenaza con corregir lo hecho por Emerich y convertirse, ahora sí, en la franquicia exitosa que debió haber sido desde 1998.

La trama es, básicamente, la misma de casi todas las aventuras del gigantesco monstruo: Godzilla aparece, casi siempre a consecuencia de los experimentos arrogantes del humano, para sembrar el caos en el mundo. Acto seguido, surgen otros peligros mucho peores (otras criaturas), al grado de que resulta ser que es ahora la peligrosa lagartija gigante la única capaz de salvarnos de ellos.

Para reconocer son los cortos promocionales por no echar a perder la sorpresa y revelar toda la cinta en minuto y medio; eso es cumplir con el cometido: enganchar a la audiencia contando lo menos posible.

Hasta la próxima.


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