Que el título de la presente columna no le haga levantar falsas expectativas, estimado lector: no se estrena ni está en puerta la realización de algún filme que reúna las presencias arriba mencionadas, sin embargo la cinta que nos ocupa esta semana se relaciona mucho con ambas.

Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013) fue una buena cinta de acción que, en su osada trama, de alguna forma hizo un guiño no tan sutil a esas dos franquicias: Transformers, por aquello de los robots enormes y Godzilla, por el asunto de los monstruos gigantescos.

La película tuvo un muy buen recibimiento, así que no resulta tan extraño que se haya realizado la secuela cinco años más tarde, aunque ya sin tener nada que ver con el mexicano del Toro pero sí mucho con sus protagonistas originales, lo cual se explicará a continuación; eso sí, la sangre nueva encargada de continuar la saga no es para ver de soslayo.

La aventura de este capítulo tiene como protagonista a Jake Pentecost (John Boyega), el desobligado hijo del finado Stacker Pentecost (Idris Elba), quien perdiera la vida en la anterior entrega. La trama de esta secuela gira alrededor de la incorporación de este personaje (quien no comparte la personalidad heroica y sacrificada del padre) al equipo de combate que conocimos en el capítulo anterior, entrenados para manejar a las gigantescas estructuras conocidas como Jaegers.

En el equipo Jake se encontrará, entre otros miembros, a Mako Mori (Rinko Kukuchi), quien fue muy cercana a su padre; también está Amara (Cailee Spaeny), una hacker de 15 años, aunque también deberá hacerle frente al competitivo Nate Lambert (Scott Eastwood), un sujeto agresivo con quien vivirá una fuerte rivalidad en el interior del equipo.

Pero el drama que vivirá Jacke (Boyega) en su entrenamiento no es nada comparado con aquello para lo cual se está preparando: la aparición de nuevas criaturas tan monumentales como destructivas (llamadas Kaiju) que amenazan con destruir todo lo que quedó en pie en la cinta original.

Para hacer más sabrosa la continuación, el equipo de Jaegers deberá enfrentarse a una amenaza aún más grande que la ocasión anterior, pues al parecer cierto personaje de nombre Liwen Shao (Tian Jing) les está jugando una mala pasada a los humanos al dejar salir a más Kaiju (de mayor tamaño) e incluso al manipular robots para enfrentarlos a los Jaegers.

Con esta línea argumental lista, la mesa está más que puesta para lo único que le resta hacer al espectador: dejarse llevar por el espectáculo visual diseñado para que disfrute al ver desastres a gran escala (rascacielos derrumbándose, autos volando, edificios chocando entres sí, explosiones al por mayor…), así como los combates bien coreografiados entre los robots y las criaturas gigantes en medio de calles céntricas de importantes ciudades.

No hay duda de que la franquicia de Pacific Rim ha logrado lo que ninguna de la saga Transformers ha hecho: entretener; recordemos que lo único que ha provocado la franquicia de las figuras creadas por Hasbro y comandada por Michael Bay es atormentar las quijadas de la audiencia por tanto bostezo.

Completan el elenco el insufrible Charlie Day en el papel del Dr. Newton Glazer; aparecen también Adria Arjona como Jules Reyes, Burn Gorman como el Dr. Hermann Gottlieb y Shyrley Rodríguez, quien llamara la atención en la serie original de Netflix The Get Down.

Hasta la próxima.


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