El director Samuel Kishi Leopo estará presente el jueves 20 de enero en la proyección de la película en el Teatro Fox de Tucsón. ¿Cuál es la historia detrás de esta producción? 

 

Seguramente, cada hispano que vive en Estados Unidos tiene una historia interesante qué contar. Es muy posible que en ellas existan episodios tristes, de soledad y de sacrificio, aunque el elemento en común que seguramente aparecerá siempre será la esperanza. Este sentimiento es el verdadero motor de vida que los impulsó a todos a soportar situaciones duras, cansancio constante, dobles horarios, humillaciones y falta de tiempo para los hijos.

Precisamente, una de estas historias es la que cuenta Samuel Kishi Leopo en su película Los lobos (2019), una producción realizada de una manera simple pero muy efectiva que se presenta en Tucsón este jueves 20 de enero en el Fox Theatre como parte de la cartelera de Cinema México.

Los protagonistas son una madre y sus dos pequeños hijos, quienes acaban de llegar a la llamada “Tierra de las oportunidades”. En sus miradas y actitudes se puede percibir que arrastran consigo una historia compleja.

Ella, Lucía (Martha Reyes Arias), parece estar escapando de algo, tal vez ha dejado atrás un pasado tortuoso que tiene que ver con el padre de los pequeños (aunque en la cinta esto resulta ambiguo). Ellos, Max y Leo (Maximiliano y Leonardo Nájar Márquez), están inconformes con la situación, y si la soportan es por la promesa de su madre de llevarlos a Disneyworld.

El filme comienza con la llegada de esta familia a su nuevo hogar, un departamento pequeño que no tiene muebles y que aún conserva la suciedad de sus antiguos inquilinos; eso sí, desde este inicio, muy sencillo en sí mismo, entre otros asuntos se percibe el golpe del cambio, la tristeza de dejar atrás un país, las dificultades del idioma y el miedo a lo desconocido.

El grueso de la cinta consiste en presentar este duro proceso de adaptación para los tres familiares. En el caso de Lucía, salir temprano a su nuevo trabajo y regresar tarde es su nueva rutina. Por necesidad debe dejar solos a los niños, a quienes les asigna actividades diarias, como memorizar un reglamento de diez puntos (los mandamientos necesarios para vivir en ese mundo que es el departamento), aprender palabras nuevas en inglés o hacer tareas específicas en su nuevo hogar.

Los pequeños, por su parte, buscan mil maneras de pasar el tiempo en su encierro: juegan, inventan historias, se aburren y se dan el tiempo para razonar y cuestionar la decisión de su madre de dejarlo todo, incluyendo al padre de ellos. Una vieja grabadora es su única compañía, pues es ahí donde oyen la voz de su abuelo y los “mandamientos” de su mamá.

El momento clave de la película se da cuando Leo rompe uno de estos mandamientos (no salir del departamento) y trata de hacer amigos con algunos niños que suelen jugar en el patio común. A partir de entonces su historia se complica y las acciones pondrán a prueba la unión y resistencia de la familia.

A pesar de su aparente simpleza, el filme ofrece mucho para pensar, algo que logra con muy pocos recursos de producción, como la presencia de la grabadora, el ahorro del sueldo de la madre y la esperanza que representa Disneyland para los niños.

La intención del director se hace evidente al presentar, en distintos momentos, los rostros en imágenes fijas de personas desconocidas, como expresando que cada quien tiene su propia historia y la de Lucía, Leo y Max es solo una de tantas.

Los lobos es un relato semiautobiográfico del director Kishi (reconocido antes por We Are Mari Pepa) y ha sido laureada con el Premio Generación al Mejor Largometraje en el Festival de Berlín y del Premio Especial del Jurado y el Premio del Público en el Festival de Cine de Guadalajara. 


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