Al comparar a Zeus, el dios más importante de los antiguos griegos, con Thor, quien lleva la voz cantante en la mitología nórdica y germánica, notaremos una relación muy estrecha, y no sólo porque ambos son primeras figuras en su respectivo panteón de deidades, sino porque ostentan el título de Dios del Trueno (bueno, Zeus del rayo, pero casi), además de que, siendo hijos de otro dios mayor, son ellos los más adorados por sus humanos correspondientes.

Lo que definitivamente no vamos a encontrar son muchas coincidencias en el asunto de las representaciones que de ellos se ha hecho en el cine, ya que ahí sí será fácil diferenciar al tipo de actores que los han encarnado.

Mientras en nuestra mente permanece aún el Zeus de Laurence Olivier en “Clash of the Titans” (Desmond Davis, 1981) e incluso el que Liam Neeson engendró en la reposición de 2010 (Louis Leterrier), es obvio que ambos se ven como adultos mayores al lado del que le dio vida a Thor, Chris Hemsworth, un actor mucho más joven y, para más señas, el sex symbol de moda. Por cierto, el Zeus de Luke Evans en “Immortals” (Tarsem Singh, 2011) pasó sin pena ni gloria.

Mal que bien, Zeus ha mantenido cierto nivel de distancia con respecto a los terrestres y (que yo sepa) ni a la MARVEL ni a DC Comics les ha interesado crear una historieta en donde el susodicho deba lanzar su rayo a quienes amenacen Nueva York o cualquier otra ciudad de Estados Unidos, cosa que sí ha hecho el dios nórdico con Mjolnir, su célebre martillo.

En la primera entrega de “Thor” (Kenneth Branagh, 2011) vimos a este arrogante personaje desprovisto de sus poderes, desterrado en Midgar (la Tierra) y enamorándose de una atractiva y joven científica de nombre Jane Foster (Natalie Portman), la cual no sabe si estudiarlo, ayudarlo a regresar a su planeta o de plano casarse con él.

Conocimos también a Loki quien, harto de que Odin, su padre, prefiera a su otro hijo (Thor) para sucederlo en el trono, comete todo tipo de fechorías para hacerse de él, actitud que más adelante puso en jaque al mundo entero, como pudimos verlo en la exitosísima “The Avengers” (Joss Whedon, 2012), en donde su hermano y un montón de superhéroes pasaron las de Caín tratando de enmendar sus estropicios.

En la continuación, que ahora viene acompañada con el mote “The Dark World” (Alan Taylor, 2013), Thor debe regresar a la Tierra, pero esta vez para proteger a su amada Jane quien, por accidente, ha sido poseída por una materia poderosísima y destructiva, misma que es ambicionada por unos seres siniestros, liderados por un tal Malekith (Christopher Eccleston) quienes no piensan en otra cosa que provocar el caos en el universo.

The Dark World trae un par de novedades que valen el comentario; la primera tiene que ver con el papel que desempeña Loki en todo el asunto, el cual que le dará un giro interesante al papel de villanazo que representó en las cintas mencionadas más arriba. El segundo consiste en la inversión de las locaciones con respecto a la primera entrega, pues en ésta la mayor parte de la historia ocurre no en la Tierra, sino en Asgard y el planeta del tal Malekith.

Cerraré diciendo que, aunque esta segunda parte no es mala, a la hora de la comparación la primera me resulta mucho más entretenida, supongo que por el toque de Branagh en la dirección, quien supo impregnar a su producto de un grado mayor de credibilidad y un humor mucho más efectivo. Una cinta para pasar el rato.

Hasta la próxima.


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