Desde 1995, Alita: Battle Angel (Robert Rodríguez, 2019), se convirtió en un proyecto al que James Cameron pensaba dedicarle toda su atención en algún momento de su vida; sin embargo, al atravesarse Titanic (1997) y luego de ver que Avatar (2009) se había convertido en la cinta más taquillera de todos los tiempos, decidió dedicar su vida a extender ese universo (tal y como lo hizo George Lucas con Star Wars), a tal grado que tuvo que dejar de lado otros de sus intereses, incluyendo la adaptación al cine del popular manga de Yukito Kishiro.

Al ver que Cameron había desistido de darle vida a Alita en el cine, Robert Rodríguez, fan de la saga de Kishiro, cuestionó al director de Titanic sobre el futuro de este personaje. Fue así como, después de una apasionada conversación, el actual midas del cine decidió cederle al cineasta de ascendencia mexicana la misión de llevar a la pantalla las aventuras de esta androide de joven apariencia, con la condición de que pudiera darle forma a todo el material que el propio Cameron ya había generado hasta ese momento.

La cinta, ubicada en un futuro lejano, nos presenta a Alita (Rosa Salazar), un androide en la forma de una dulce joven adolescente que es hallada por el Dr. Ido (Christoph Waltz) mientras buscaba partes de ciborg en un tiradero.

Según nos enteramos luego, Alita pertenece a una época pasada (se habla de una gran guerra en la que participó 300 años atrás) y está dotada de habilidades extraordinarias, lo que la convierte en un peligro para quienes controlan el orden actual.

Aunque Alita no recuerda quién es o de dónde viene, el Dr. Ido sí está consciente de su potencial, por lo que tratará de protegerla lo mejor posible en su autodescubrimiento y, aunque tratará en un principio de mantenerla en el anonimato, no dudará en guiarla para que alcance su verdadero potencial, así tenga que luchar y matar por su vida.

Resulta muy atractivo el hecho de que, en un inicio, el androide tiene toda la personalidad de una chica adolescente: es tímida, insegura y se siente atraía por Keen, un agradable joven que muestra simpatía por ella.

Posteriormente, cuando comienza a ser perseguida, Alita se ve forzada a pelear para poder sobrevivir: sin embargo, ni ella misma estaba preparada para descubrir el nivel de letalidad con el que su cuerpo ha sido dotado.

Es precisamente esto lo que destaca en la cinta: la gran evolución que atestiguamos en el personaje protagonista quien, de ser una chica dulce, frágil e ingenua, se transforma en un arma letal consciente de todo su poderío.

La película viene muy bien equipada con secuencias de acción y efectos generados por computadora de un alto nivel de calidad. Sobresale la caracterización de Alita, quien, aunque guarda cierto parecido con Salazar (la actriz que la encarna), también surgió a partir de la magia de los efectos digitales (sus grandes ojos son un homenaje al manga original).

Completan el elenco un cuadro de actores bastante conocidos, como Ed Skrein, que le da vida a Zapan, Mahershala Ali como el terrible Vector, Michelle Rodríguez encarnando a Gelda, Jennifer Connelly en el papel de Chiren y la mexicana Eiza González, quien sigue en escenso en Hollywood.

Hasta la próxima semana.


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