Broken Road Productions

Shay Mitchell en una escena de la cinta The Possession of Hannah Grace.

Películas sobre posesiones abundan en tan gran proporción en el género de terror que tanto guionistas como directores de cine han tratado de aderezar el tema con todo tipo de variantes: las causadas por el juego de la ouija, aquellas que surgen por desenterrar algún objeto antiguo, por encontrarlo en un lugar y llevarlo a tu casa, por llegar a una casa embrujada, por abrir o leer el contenido de algún libro extraño, etc.

También hay varias sobre cadáveres que regresan del más allá estando ya en la morge; están, por ejemplo, las bastante aceptables After.Life (Agniezka Wojtowicz-Vosloo, 2009) y The Autopsy of Jane Doe (André Ovredal, 2016), así que The Possession of Hannah Grace (Diederik Van Rooijen, 2018) intentará sumarse a ellas, aportando el elemento de la posesión satánica y su respectivo exorcismo.

Resulta curioso que los filmes de estos temas no sólo se asemejan en personajes, premisas, música, efectos de sonido, secuencias de sustos, etc., sino que hasta en los títulos muestran similitudes: o se llaman The Possesion of…, The Exorcism of… o se llaman The Haunting of… entre otras linduras del tipo. El caso es que la cinta que nos ocupa esta semana eligió el mote The Possesion of…, así que ya ve usted.

La película se centra en la agente de policía Megan Reed (Shay Mitchell), quien acaba de salir de rehabilitación luego de una serie de experiencias duras que la llevaron a un estado delicado.

Sin embargo, cuando apenas se sentía con las condiciones para retornar a su trabajo, decide tomar un puesto de guardia en la morgue de un hospital, sitio en donde le esperará de todo, menos un trabajo tranquilo.

El elemento sobrenatural da inicio con la llegada del cuerpo sin vida de una tal Hannah Grace (Kirby Johnson), una joven que, según dice su historial, estaba poseída por un demonio, por lo cual se le comenzaron a practicar los rituales correspondientes para exorcizar el espíritu maligno de ella.

Lo malo es que la fragilidad de la joven no resistió el maltrato y perdió la vida en pleno procedimiento, quedando en duda si el ente malvado fue realmente expulsado o si continúa todavía en su interior.

La respuesta a la interrogante es obvia pues, de lo contrario, no habría historia de horror que contar, así que, como podrá adivinarse fácilmente, una serie de extraños y terroríficos sucesos comienzan a presentarse con todo y la incredulidad inicial de Megan.

Si de por sí la atmósfera de un depósito de cadáveres aporta lo suficiente como para incomodar al espectador promedio, lo que ocurrirá a continuación tiene el potencial de ponerle los pelos de punta al fan del género, ávido de experimentar secuencias de miedo, aunque estos sean interrumpidos, frecuentemente, por violinazos y pianazos despiadados.

Los sustos de la cinta los componen los flashbacks sobre la posesión y el exorcismo de Hannah y los momentos del presente en los que su cadáver cambia de posición a cada momento o, incluso, realiza extrañas gesticulaciones; todo esto en un contexto que puede ser interpretado como meras alucinaciones de alguien que se encuentra en plena recuperación emocional (Megan).

Muy pronto la agente Reed le dará la razón al doctor que le advirtió desde su primer día de trabajo que ese puesto no era para cualquiera.

Completan el elenco Grey Damon como Andrew Kurtz, Nick Thune como Randy y Louis Herthum como Grainger.


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