Rosewater” (Jon Stewart, 2014) es una cinta que se antoja palomear por tres razones: primero porque es la ópera prima de Jon Stewart, uno de los comentaristas más agudos y críticos que podemos encontrar en la televisión norteamericana; segundo, porque está protagonizada por Gael García Bernal, el mexicano más famoso de la actualidad, y tercero, porque la historia está basada en hechos reales, los cuales tuvieron su origen en el mismísimo seno de The Daily Show, el popular noticiero humorístico del mencionado conductor.

Si no ha tenido la oportunidad de verlo en acción al frente de su programa, le aconsejo que le dé una oportunidad cuanto antes, sobre todo antes de ver su filme. Ya verá que su humor incisivo y su dura crítica a las instituciones estadounidenses no tienen par. Incluso, si es usted admirador de la chispa y el humor de los venerados David Letterman, Jay Leno, Conan O’Brian o incluso el eterno Johnny Carson, descubrirá que Stewart posee eso mismo más una crítica cruda y mordaz al sistema, aunque suela aderezarlo con chistes.

La película cuenta la historia de Maziar Bahari, un documentalista iraní/canadiense que fue hecho prisionero por el gobierno de Irán, acusado de intentar desestabilizar al gobierno de ese país. ¿El motivo? Haber participado en un segmento cómico en The Daily Show (el programa de Jon Stewart), en donde el cineasta lamentablemente llamó “idiota” al presidente de este país del Medio Oriente.

El episodio en el que se basa la cinta ocurrió en 2009, año en el que por un periodo de 118 días, Maziar, encarnado en el nuevo filme por Gael García, fue hecho prisionero, interrogado y torturado por el duro gobierno iraní.

Un atractivo más de este proyecto radica en que el papel del interrogador está encarnado por Kim Bodnia, famoso por la cinta “Pusher” (Nicolas Winding Refn, 1996), a quien le tomé algo de afecto luego de verlo en Bróen/Bron, serie de TV en la que se basó The Bridge (con Demián Bichir), en donde encarna a un torturado agente danés llamado Martin Rohde; por cierto, mientras la versión danesa/sueca va por su tercera temporada, la norteamericana fue cancelada en la segunda (lo bueno es que Tarantino ya le echó el ojo a Bichir).

Rosewater intenta ser algo más que una historia dura de interrogatorio y tortura, incluso va un poco más allá de esa atractiva línea argumental del prisionero que, aun en el encierro, maltratado físicamente y acosado psicológicamente por su captor, encuentra la manera de que su esperanza y humanidad prevalezcan.

Lo más notable de esta historia radica en el absurdo de la situación que vive el protagonista, quien es víctima de los excesos en los que puede caer un sistema de gobierno habituado a nunca ser cuestionado y donde la libertad de expresión está descartada.

Lamentablemente, también está descartada (creo) una nominación al trabajo de Gael García, es cierto, pero son de reconocerse las facultades histriónicas de nuestro paisano. Aunque a estas alturas a nadie debería sorprender su actuación, sobre todos porque es de muchos conocido su método personal de preparación para encarnar cualquier papel.

Un par de apuntes finales: el título de la cinta (Rosewater) se debe a que en el libro de Maziar (de donde Stewart adaptó él mismo su guión) lo único que él pudo recordar de su captor es precisamente el perfume de ese olor, y el hecho de que, a partir de todo el asunto, tanto Maziar como Stewart iniciaron una gran amistad. Hasta la próxima.


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