Como ya es una tradición de fin de año (desde 2005), aquí le va mi lista de lo mejor y lo peor que vi durante 2017. Como siempre, el enfoque es sobre aquello que se exhibió en la cartelera comercial, así que no espere títulos exquisitos o ganadoras de festivales de cine experimental.
Para comenzar, nada mejor que hacerlo con Blade Runner: 2049 (Denis Villeneuve), una cinta que, a mi parecer, fue la mejor del año por mucho, tanto por su propuesta visual como por su guion (quizá compitiendo un poco con Mother!).
Lo cierto es que la versión de Villeneuve no desentonó para nada con la obra maestra de Ridley Scott (junto a Alien). Era de esperarse que no fuera un éxito en taquilla, tal como ocurrió con la versión de 1982, pero seguramente conquistará poco a poco el culto del que goza la versión de Scott.
Mother! (Darren Aronofsky) es, tal vez, la única película de 2017 que disfruté tanto como la primera de mi lista. Y es que la experiencia de atestiguar el desarrollo de la historia (sobre todo por la locura vertiginosa de los últimos 20 minutos) fue un shock para mí incluso luego de salir de la sala, que fue donde amarraron muchas situaciones del guion.
La que le sigue en un dignísimo tercer lugar es Logan (James Mangold), un filme atrevido (para ser de superhéroes) y con un Hugh Jackman entregando uno de sus mejores trabajos. El tono decadente de su estética, así como el pesimismo de su trama, fueron un baldazo de agua fría para quienes disfrutamos el tono de por sí serio de la saga X-Men, en oposición a las comedias que suele presentar Disney/Marvel; al parecer habrá que despedirse de esto ahora que Disney compró Fox.
War of the Planet of the Apes (Matt Reeves) entregó suficientes emociones como para ganarse un lugar en esta lista. Resulta increíble cómo no sólo la animación digitalizada ya dejó atrás el detalle de la credibilidad, sino que ha logrado que estos personajes creados de manera artificial comuniquen el mismo histrionismo (o a veces más) que los mismos actores.
De tantas películas sobre superhéroes que infestan la cartelera era casi imposible que por lo menos dos no valieran la pena; lo bueno es que éstas son bastante buenas.
Por un lado está Wonder Woman (Patty Jenkins), cuyo guion, secuencias de acción (la de la isla Temiscira es bastante buena) y personajes resultaron sobresalientes.
Por el otro está Spider-Man: Homecoming (Jon Watts), una cinta que, gracias a la simpatía y frescura con las que Tom Holland encarnó al arácnido, el gusto que le habían retirado sus fans regresó. Si algo gustó de esta versión fue, sin duda, el presentarnos la esencia del superhéroe: un adolescente típico que va descubriendo, casi de manera cándida, sus súper poderes.
Las menciones honoríficas del año son las siguientes: Kong: Skull Island (Jordan Vogt-Roberts) por ofrecer acción de principio a fin; Get Out (Jordan Peele) debido a la tensión que crea y por su final sorpresivo y, por último, The Big Sick (Michael Showalter) por su propuesta de comedia romántica diferente.
Lo peor del año no merece tanto espacio, así que aquí van en montón. Encabezan la lista la caótica, aburridísima y tonta The Last Knight (Michael Bay) y siguiéndola muy de cerca la desinflada The Mummy (Alex Kurtzman), ambas súper producciones sin ton ni son.
Por tercer año consecutivo repite la saga Grey con Fifty Shades Darker (James Foley), aunque en lo tonta y sin sentido no se queda atrás Flatliners (Niels Arden Oplev) con todo y la presencia más o menos decente de Diego Luna.
La más grande decepción del año, para mí, fue sin duda The Dark Tower (Nikolaj Arcel), la cual logró aplastar la obra maestra de Stephen King (compuesta de 7 gruesos volúmenes) y los años de espera de los fans en sólo hora y media.
Quien aquí escribe le desea un excelente 2018 y que este año que viene esté lleno de muy buenas películas. Hasta la próxima.
