Si se habla de películas que giran alrededor de la vida interna de los periódicos o las investigaciones periodísticas que intentan desvelar algún misterio, inmediatamente aparecerá en el menú uno de los mejores filmes de la historia: Citizen Kane (Orson Welles, 1941), en el cual se pueden ver los esfuerzos de un periodista por resolver un misterio y, sobre todo, la búsqueda por el poder y las excentricidades del protagonista, encarnado por el propio Welles.

La lucha con el exterior por revelar historias oscuras que ponen en predicamento a alguna organización poderosa (sea la iglesia, alguna compañía multinacional o incluso el mismo gobierno) son una buena premisa para el cine, pues el suspenso y la intriga están garantizados.

Buenos ejemplos de este subgénero abundan en el cine y uno de ellos es The Post (2017), la más reciente cinta de Steven Spielberg, la cual, por cierto, se inscribe (más o menos) en la misma tónica de All the President’s Men (Alan J. Pakula, 1976), en donde se expone el conflicto político que culminó en la renuncia de Nixon, y una más actual: Spotlight (Tom McCarthy, 2015), misma que logró sacar a la luz numerosos casos de pederastia perpetrados por algunos sacerdotes católicos que fueron protegidos por la iglesia.

The Post, por su parte, se enfoca no sólo en el trabajo de investigación que realizan los periodistas de un periódico sino también en la posición complicada que deben vivir aquellos que deben tomar la decisión de publicar algo candente o no hacerlo, pues un paso en falso podría desatar una persecución en contra de ellos y significar su perdición.

El filme está ambientado en EE. UU. en los inicios de la década de los 70, época en que los periódicos más importantes se unieron para defender la libertad de expresión. Con esta acción, los diarios hicieron frente a su gobierno, muy acostumbrado a perpetrar encubrimientos masivos de documentos y políticas internacionales con el pretexto de que eran un secreto de estado.

El asunto en cuestión que desató la confrontación entre la prensa y el poder del Estado tenía que ver, entre otras cosas, con el engaño que el gobierno estadounidense estaba perpetrando en contra de los intereses del país al ocultarle información sobre los verdaderos motivos de la intervención militarizada en Vietnam.

Los protagónicos recayeron en dos figuras que son garantía de calidad histriónica. Por un lado está Meryl Streep, quien le da vida a Katherine Graham, la primera mujer editor del Washinton Post; por el otro está Tom Hanks, el cual encarna a Ben Bradley, el volátil director del diario, quien tiene la misión de rescatar del sitio decadente en que se encontraba este legendario medio gráfico en ese entonces.

The Post significa la primera vez que los actores consentidos de Hollywood (Streep y Hanks) actúan juntos. Lo anterior resulta mucho más atractivo si se toma en cuenta que ambos están dirigidos por el grandísimo Steven Spielberg, quien no se cansa de demostrar una y otra vez qué tan bueno es tanto dirigiendo actores como presentando historias visualmente espectaculares.

Completan el elenco Sarah Paulson, Bob Odenkirk, Carrie Coon, entre otros como Bruce Greenwood y Alison Brie.

No me queda más que desearle una feliz Navidad y un muy próspero 2018. Nos vemos la próxima semana con lo mejor y lo peor del 2017.


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