Patas de palo, orejas tapizadas de arracadas, espadas o dagas anchas (anchas siempre), loros parlanchines en el brazo y parches que le disimulaban lo tuerto a hombres con pieles curtidas por el sol, del cual se protegían apenas con mascadas aferradas a sus cabezas; barcos de todos tamaños, provistos de banderas que mostraban una calavera y cañones potentes; cofres llenos de lingotes o monedas de oro…
La piratería, como se puede verificar con sólo hojear unas cuantas páginas de enciclopedia en el periodo de los grandes descubrimientos europeos, transformó en potencias mundiales a unos países y empobreció a otros, aportando anécdotas inverosímiles a los libros de historia y, obviamente, sirviendo de inspiración a escritores para crear sus obras inmortales.
Aunque el famoso vocablo comenzó refiriéndose a lo anterior, hoy en día se aplica más a una industria de enormes proporciones que abarca desde prendas de ropa y perfumes hasta todo tipo de accesorios habidos y por haber, incluso, para ser exactos, en estos tiempos de tecnología desbordante, nos remite sobre todo a una cosa: la reproducción y venta masiva de CDs o DVDs, copiados al ahí se va, abaratados hasta el ridículo y puestos a la venta en el mercado de manera ilegal para un consumidor nada exigente en asuntos de calidad.
Pero la piratería, ésa que habla de temerarios abordajes ejecutados por individuos armados y dispuestos a robar la mercancía de algún barco, sigue dándose aún hoy en día, aunque, eso sí, brillen por su ausencia los entrañables Barbaroja/negra/azul, Calico Jack, Captain Kidd o Mary Read.
“Captain Phillips” (Paul Greengrass, 2013) es el más reciente protagónico del carismático Tom Hanks, quien en esta intensa cinta de drama y acción recrea las vivencias reales del Capitán Richard Phillips y su embarcación MV Maersk Alabama que, en abril de 2009, sufrió el ataque de un grupo de piratas somalíes en el Golfo de Aden (en Somalia), convirtiéndose en el primer ataque de este tipo a un navío estadounidense en 200 años.
La película, aunque en un principio podría parecerlo, no es la típica historia del héroe que se enfrenta y vence a los malos, sino que sirve de herramienta para reflexionar (un poco) sobre los verdaderos alcances de la globalización; lo anterior no sólo resulta interesante sino que está representado con veracidad por los dos universos antagónicos del incidente.
Los elementos de acción propios de una historia de esta naturaleza podremos verlos en el inminente ataque de los piratas, su abordaje y lo vivido por los tripulantes en el interior del Maersk Alabama; sin embargo, la historia da un vuelco dramático cuando conocemos un poco más a Muse (Barkhad Abdi), el líder de los atacantes y capitán temporal de la embarcación.
Es entonces que aparece para el espectador el elemento profundo de la historia, el cual se manifiesta poco a poco con la interacción de ambos hombres, cada uno justificando a su manera el sentido de sus acciones, poniendo el dedo en la llaga en cuanto a los alcances de la globalización y sus devastadores efectos en los sitios más apartados del mundo.
No sé si vaticinar desde ahora una nueva nominación para el trabajo realizado por Hanks (efectivísimo como siempre) o, por qué no, para el propio Barkhed Abdi y el sorprendente realismo de su rol, incluso para el mismísimo Greengrass, su director, aunque lo cierto es que si esto ocurre no me sorprendería en absoluto, al contrario, estaría más que justificado.
Como pieza cinematográfica en sí, la cinta es altamente RECOMENDABLE, aunque quienes lean un poco de la historia real descubrirán que el capitán de carne y hueso no era ni tan carismático ni tan heroico como lo pinta Hanks. Pero bueno, que se modifiquen las historias verídicas llevadas al apantalla no es nada nuevo. Hasta la próxima.