Sentarse frente a personas que hablan en voz alta durante una película, a padres que meten a sus hijos pequeños a una función o a un lado de adictos/as al celular que se la pasan revisando sus redes sociales en medio de una escena clave (con pantalla cegadora incluida), son varias de las molestias que podemos encontrar en el cine.

A estas cosas odiosas yo le sumo un elemento más: el hecho de presenciar cortos publicitarios que cuentan casi toda la trama de una cinta, tanto los gags más graciosos como las vueltas de tuerca más ingeniosas.

Algo así ocurrió con nuestro estreno de la semana: Greta (Neil Jordan, 2019), cuyos avances muestran mucho de la trama, adelantando, incluso, momentos reveladores que le robarán al espectador el sobresalto o la arrugada de cejas por el asombro y la curiosidad que tanto el guionista como el director habían planeado sembrar en la audiencia.

En lo personal, me resulta odioso ver cómo los encargados de hacer el corte final de los avances no entienden que su trabajo consiste en presentar la premisa y ciertos momentos atractivos de la cinta (para despertar curiosidad) y no (en lo absoluto), un resumen de la misma.

Lo bueno es que la trama de la nueva cinta de Jordan (famoso por Mona Lisa, Crying Game, Interview with the Vampire…) se guardó varios momentos sobresalientes que, afortunadamente, no mostró el tráiler. Además, el desarrollo de la historia contiene lo necesario como para que, además de los momentos reveladores, sean sus consecuencias las que provoquen aún más suspenso.

El filme cuenta la historia de Frances (Cloë Grace Moretz), una joven que encuentra por casualidad una bolsa de mujer en el metro, dentro de la cual hay, entre otras cosas, una tarjeta de identificación de la propietaria.

Como la chica honesta que es, ella misma decide llevar la bolsa a la dirección señalada en la tarjeta; es así como conoce a una mujer madura de nombre Greta (Isabelle Huppert), la cual se muestra agradablemente sorprendida de la honestidad de la chica, por lo que la invita a tomar un café como muestra de agradecimiento.

La convivencia entre ellas provoca que muy pronto surja una amistad bastante peculiar pues, aunque la diferencia de edades es bastante notoria, el tiempo que pasan juntas es sumamente agradable para Frances; muy pronto la joven descubrirá que las apariencias engañan y que lo que ella considera un afecto sincero, está a punto de convertirse en su peor pesadilla.

El momento revelador del filme y el que marca el punto de arranque del suspenso y la tensión que vivirá en adelante el espectador ocurre en una reunión en casa de Greta. Es ahí cuando, casi por accidente, Frances descubre en el compartimento de un gabinete una gran cantidad de bolsas idénticas al que ella encontró en el metro. Cada uno cuenta con la identificación de la propietaria en el interior, pero lo peor de todo es que uno de ellos tiene una etiqueta pegada con su propio nombre y apellido.

A partir de ese momento la cinta se transforma en una historia de acoso, al extremo, en donde veremos un enfrentamiento bastante interesante entre dos personas diametralmente diferentes y que atraviesan por momentos muy distintos en su vida.

Por un lado tenemos a una mujer madura y obsesiva hasta el extremo, dispuesta a llegar al límite con tal de desquitar el despecho que le provoca el rechazo de su nueva amiga.

Por el otro, está la joven que se ve asediada por una ahora desconocida mujer que amenaza su seguridad y que no parece estar dispuesta a dejarla en paz.

Completan el elenco Maika Monroe como la mejor amiga de Frances, Zawe Ashton como Alexa y Stephen Rea, un actor frecuente en las cintas de Jordan.


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