Por Danyelle Khmara

La Estrella de Tucsón

Aunque el número de personas intentando cruzar la frontera de forma ilegal continúa a la baja, sigue habiendo muertes de inmigrantes debido al intenso calor del desierto de Arizona, y muchos de sus restos siguen sin ser identificados.

Después de tres años de campaña para recaudar fondos, el Centro Colibrí de Derechos Humanos, con sede en Tucsón, ha recaudado mas de 1 millón de dólares para crear una base de datos de ADN que ayude a identificar a los fallecidos.

Desde 2001 se han recuperado restos humanos de más de dos mil 500 personas, de los cuales más de 900 no han sido identificados, según el Examinador Médico del Condado Pima. Mediante el trabajo de científicos forenses, examinadores médicos y otros, el Centro Colibrí espera dar respuestas a familias que tienen seres queridos desaparecidos.

“Ya tenemos los fondos y las relaciones para recolectar el ADN de las familias y compararlo directamente con el ADN recabado de los restos humanos”, dijo Robin Reineke, cofundador y director ejecutivo de Colibrí, quien durante 10 años ha estado trabajando con el examinador médico para identificar restos humanos.

Cuando se encuentran restos de inmigrantes en el desierto del sur de Arizona son transportados a la oficina del examinador médico para un análisis completo, el cual incluye la prueba de ADN. Esa información se envía a la base de datos federal. Si el ADN de las familias está en la base de datos, los difuntos pueden ser identificados casi con total precisión.

“Lo terrible es el hecho de que esas familias están como fuera de lugar”, dijo Reineke. “El estado los ve como indocumentados, inmigrantes que se cruzaron, como extranjeros. Entonces, cuando se trata de reportar a una persona desaparecida, es complicado porque no encajan en el molde”.

Colibrí, fundado en 2013, aspira a proveer un lugar seguro, confiable, receptivo y respetuoso donde las familias puedan reportar a una persona desaparecida y recibir información sin tener que ir a los cuerpos policiales, dijo Reineke.

El próximo mes, Colibrí comenzará a recolectar muestras de ADN de personas que tengan familiares desaparecidos que hayan intentado cruzar por el desierto recientemente. Trabajarán en zonas de Estado Unidos con grandes poblaciones migrantes del México y Centroamérica.

El proyecto de tres años comenzará en San Francisco y seguirá en Nueva York, las Carolinas, Sacramento y Los Ángeles.

Más adelante, Colibrí reunirá ADN de familias en Tucsón, pero va a empezar en lugares con poblaciones migrantes más grandes.

Hasta horita, Colibrí ha dependido de detalles personales reportados sobre los desaparecidos, como tatuajes, su vestimenta y pertenencias, para poder identificar restos humanos. En 10 años, esto les ha ayudado a identificar a unas 100 personas.

“Es como buscar una aguja en un pajar”, dijo Reineke sobre este método.

Este problema ha persistido desde mediados de los años 90’s, cuando la seguridad de la frontera se incrementó alrededor de las ciudades y puntos de entrada ilegales tradicionales, lo que empujó a la gente a cruzar por el desierto.

UN DURO VERANO

De enero a mayo se hallaron los restos de 32 personas, de acuerdo con Greg Hess, medico examinador del Condado Pima, y Eric Peters, auxiliar del medico examinador. En junio, la cifra mensual se disparó a 24, misma que se repitió en el mes de julio.

Aunque hay menos gente que se atreve a cruzar en verano, entre quienes lo hacen hay más que mueren.

Los Samaritanos de Tucsón caminan por las veredas de migrantes los 365 días del año, brindando comida, agua y primeros auxilios. Ellos cubren un área de unos 5,180 km cuadrados (2,000 millas cuadradas), desde las Montañas Baboquivari a la carretera Interestatal 19, en busca de restos y gente que necesite ayuda.

“Diez por ciento del tiempo nosotros vemos a la gente; noventa por ciento de las veces, ellos nos ven a nosotros”, dijo Kathryn Ferguson, voluntaria desde hace mucho tiempo de los Samaritanos y autora de “The Haunting of the Mexican Border”.

Los Samaritanos pasan el día llevando agua por los caminos que suelen utilizar los inmigrantes, muchas veces llevando consigo cinco o seis galones por persona.

El Centro de Inteligencia de Operaciones Conjuntas en Tucsón, un departamento de Aduanas y Protección de Fronteriza de Estados Unidos, también intenta bajar el número de muertes mediante un sistema del 911 para recibir llamadas de gente cruzando la frontera que está en peligro.

El servicio de Búsqueda, Golpes y Rescate de la Patrulla Fronteriza, conocido como BORSTAR, empezó una línea de llamadas de emergencia en 2004, la cual era monitoreada por un agente con un celular. Pero muchas veces el agente estaba fuera de la cobertura celular o atendiendo otra llamada y no podía contestar.

En marzo de 2015, la línea de teléfono de emergencia se convirtió en parte del centro de operaciones de Tucsón, con atención permanente y utilizando siempre los recursos de BORSTAR y de otros departamentos del centro para realizar rescates. Cuando alguien está perdido en el desierto y llama al 911, la llamada se redirige al sistema de llamadas de emergencia.

De marzo a septiembre de 2015, el centro recibió 467 llamadas, las cuales derivaron en 804 rescates. De octubre pasado a julio de 2016, el centro recibió 767 llamadas que condujeron al rescate de 983 personas.

El centro recibe más llamadas en los meses de verano. Tan sólo en junio y julio hubo 242 llamadas y 364 rescates.

Sólo alrededor del 1 por ciento de las llamadas al 911 son emergencias médicas, dijeron los funcionarios. Aproximadamente el 70 por ciento son de gente que considera que su situación se está volviendo extrema y que es tiempo de llamar para pedir ayuda.

“Queremos que la gente llegue a esa decisión antes de que estén en estado crítico”, dijo Mark Mitchell, director interino del Centro de Inteligencia de Operaciones Conjuntas.

Asistencia del Consulado

El Centro de Información y Asistencia a Mexicanos del Consulado de México en Tucsón, o CIAM, lanzado en 2013, responde a más de 800 llamadas diarias de familias mexicanas que necesitan asistencia por diversas rezones, entre ellas buscar a familiares desaparecidos.

Aproximadamente de cinco a 10 llamadas al día son por personas desaparecidas, dijeron los funcionarios. El CIAM busca a los desaparecidos en las bases de datos públicas, prisiones, hospitales y registros de la Corte, así como en coordinación con Aduanas y Protección Fronteriza.

El CIAM también trabaja para relacionar el ADN. La gente que piensa que un familiar suyo pudo haber muerto mientras cruzaba el desierto puede presentar una muestra de ADN, generalmente de saliva, en distintos lugares de México.

Los funcionarios dijeron que el CIAM ha podido identificar más de 50 restos humanos en los últimas dos años. En ese mismo tiempo, han podido encontrar e informar a familias sobre más de 12 personas desaparecidas que han sido encontradas vivas. En total, han localizado al 43 por ciento de las personas desaparecidas reportadas al CIAM.

Esto representa una crisis humanitaria, dijo Reineke, del Centro Colibrí.

“Deberíamos estar impactados por esto”, dijo. “Creo que a nivel local, a lo largo de la frontera, nos hemos vuelto insensibles a eso. Y como país, la gente no se da cuenta, y pienso que si más personas entendieran la escala del sufrimiento intenso que hay estaríamos consternados”.

Si busca ayuda

Para más información sobre el CIAM del Consulado de México en Tucsón visite consulmex2.sre.gob.mx/tucson o llame al 855-463-6395.

Para el Centro Colibrí de Derechos Humanos ingrese a colibricenter.org o llame al 724-8644.


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