Por Daniel Gaona

La Estrella de Tucsón

A la hora del almuerzo el pasado miércoles 13 de abril, Jesús Valenzuela fue llamado a la oficina del director de su escuela, Desert View High School. Iba un poco preocupado.

Al estudiante de 18 años de edad en el último grado de preparatoria y capitán del equipo varonil de basquetbol le dijeron que tenía que hablar con los directivos sobre su reciente viaje a Washington D.C., donde fue reconocido como Becario de la Asociación Nacional Horatio Alger.

Cuando terminó la breve reunión, acompañaron a Valenzuela a un pasillo donde fue sorprendido por una línea de tambores, una multitud de compañeros de la escuela y una beca de 20 mil dólares de la Fundación Foot Locker.

Valenzuela fue uno de los 34 mil jóvenes que solicitaron la beca en todo el país. La fundación otorgó sólo 20, basada en el desempeño académico y deportivo de los estudiantes.

Vistiendo informal, shorts y camiseta, Valenzuela estaba evidentemente sorprendido.

“Ojalá me hubieran avisado, así me habría vestido un poco mejor”, dijo Valenzuela después de las porras y las felicitaciones. “Salí y todo mundo me estaba viendo. Me dieron una buena tijereada.

“Nomás veía las sonrisas de todos y no supe cómo reaccionar. Se siente muy bien”.

“NO HAY TIEMPO PARA LLORAR”

Los logros de Valenzuela –entre ellos su promedio de 4.1, es decir, por encima del promedio perfecto de 4.0 gracias a cursos avanzados– son aún más impresionantes si consideramos todo lo que ha tenido que pasar durante varios años.

Hace seis años, Valenzuela vivía en Phoenix con su mamá, María Jacobo, cuando ella fue deportada bajo la controversial ley SB 1070. Valenzuela cursaba el sexto grado y se regresó a Tucsón a vivir con su papá. Pero un año después, el señor Jesús Valenzuela también fue deportado.

Desde que lo dejaron sin sus padres en la secundaria, Valenzuela ha vivido con varios parientes. Vivió con su hermano, Carlos León, quien hace poco se mudó a Texas. Ahora se está quedando con su tía.

“Viendo a Jesús y sabiendo por lo que ha tenido que pasar y cómo se ha impulsado a sí mismo, yo le preguntaba ‘¿cómo le haces?, ¿cuál es tu secreto?’”, dijo George De La Riva, entrenador de basquetbol en Desert View. “Él siempre decía: ‘No hay tiempo para ponerse a llorar, coach. No hay tiempo. Tenemos que seguir dándole’. Era realmente impresionante ver eso y ver cómo veía la vida”.

Valenzuela, el más chico de cuatro hermanos, se ha apoyado y trabajado con Youth On Their Way (Jóvenes en su Camino), una organización que ofrece ayuda a jóvenes que no viven con sus padres ni con algún tutor permanente.

“Todo esto empezó a darse”, dijo Valenzuela. “Creo que simplemente me di cuenta de que la vida pasa y que uno simplemente tiene que hacerle frente y salir adelante; honestamente, todo depende de lo que tú hagas de tu vida”.

UNIVERSITARIO

Ahora, Valenzuela aspira a tener su propio dormitorio en la universidad.

Pronto deberá elegir entre la Universidad de Arizona (UA) o la Universidad Estatal de Arizona (ASU), y desea hacer una carrera ya sea en administración o en el campo de la medicina.

El costo de la universidad no tiene por qué ser problema: Valenzuela ya ha recibido un total de 42 mil dólares en becas, a los que se suman los 22 mil dólares de la Asociación Horatio Alger y de la beca de la semana pasada de Foot Locker.

“Soy el primero en estudiar en mi familia, así es que esto de verdad es importante para mí”, dijo.

Cuando llegue el día de su graduación en el próximo mes de mayo, para Valenzuela será una despedida agridulce de Desert View.

Valenzuela nunca se ha sacado algo más bajo que un “B” de calificación y se ha dedicado de tiempo completo a solicitar becas, dijo Kelly Cobos, consejera de esta escuela en el sur de Tucsón, quien desde hace tres años es muy cercana a Valenzuela.

“Él va a ser mi amigo toda la vida”, dijo Cobos. “Es un muchacho increíble. En todas las cartas de recomendación que he escrito para él he hablado del gran corazón que tiene. Es muy humilde, con los pies en la tierra, y siempre piensa en los demás antes que en sí mismo.

“Simplemente, así es él; uno no puede evitar ayudarlo”.

Cobos exhortó a Valenzuela a solicitar la ayuda de Youth On Their Own, donde ella había trabajado antes. Después lo puso en contacto con su colega de la escuela Lee Gustus, quien le consiguió trabajado limpiando patios y oficinas en su tiempo libre.

“Su vida ha sido intensa”, dijo Cobos. “Por lo general, un estudiante que viene de un entorno como el suyo tiende a violar la ley o no le va bien en la escuela. Él le dio la vuelta a la situación y no estaba dispuesto a permitir que le afectara”.

TODO ES POSIBLE

De La Riva se incorporó como entrenador de basquetbol de Desert View en abril del año pasado, después de 23 años como asistente en Nogales High School. Valenzuela se destacó ante él desde el primer momento.

Se sentó al centro, en primera fila y le hizo varias preguntas a De la Riva en su primera reunión con el equipo.

“Nunca he conocido a otro joven como él”, dijo De La Riva, y destacó que Valenzuela fue elegido por unanimidad como cocapitán del equipo.

“Él me dio la bienvenida al equipo, y siempre diré que él fue el mayor activo que tuve, porque yo sabía su historia, sabía de su decisión de no darse por vencido nunca”, dijo.

“Estoy orgulloso de haberlo conocido, aunque creo que más que nada soy bendecido por haber conocido a Jesús”.

Valenzuela considera que el basquetbol es lo que le ayudó a desarrollar su fuerte ética de trabajo.

También ha estado en el coro de la escuela por cuatro años y pertenece a varios otros grupos, como la Sociedad Nacional de Honor.

“Es maravilloso ver que su dedicación definitivamente le ha dado frutos”, dijo José Gastélum, director de Desert View. “Fácilmente pudo haberse salido de la escuela, fácilmente pudo darse por vencido o poner pretextos, pero nunca lo hizo”.

Valenzuela espera que su historia pueda servir de ejemplo para otras personas en una situación similar.

Dijo un breve discurso ante todos sus compañeros después de recibir una gran ovación, recordándoles que todo es posible.

“Yo tengo un origen muy humilde”, dijo Valenzuela. “He enfrentado muchos obstáculos en mi vida, pero no dejé que eso definiera lo que iba a pasar en mi futuro.

“Creo que todo sucede por algo. Y, en ese sentido, doy gracias de que todo esto haya pasado, porque pude aprender de ello y ser mejor”.


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Contacta a Daniel Gaona al 807-7761 o en dgaona@tucson.com. En Twitter: @DanielGaona13.