Foto por Ernesto Portillo Jr. / La Estrella de Tucsón

Hace dos años, Cecilia Arosemena, quien nació en México pero que ha pasado la mayor parte de su vida en Tucsón, se hizo ciudadana americana. Sin embargo, después de juramentar como ciudadana de Estados Unidos, no se registró para votar.

Arosemena quería pertenecer a la comunidad más grande, y buscó estabilidad y tranquilidad. En cuanto al voto, pues pensó que su voto no importaría. Votar no estaba entre sus prioridades.

Pero eso cambió.

“Ahora quiero votar”, dijo Arosemena, una mamá y chef de 33 años de edad.

Hace poco se registró para votar en el Centro Comunitario Frances McClelland de la YWCA del Sur de Arizona, ubicado en North Bonita Avenue, en el barrio Menlo Park, de donde es propietaria de Dish for Dosha, que se especializa en la preparación de comida saludable. La decisión de registrarse para votar la tomó después de algunas reflexiones personales y políticas y del aliento de sus colegas de la YWCA.

Parte de la inspiración llegó del otro lado del mundo, dijo, después de escuchar a una mujer birmana hablar de la lucha por los derechos humanos y la democracia en su país del sudeste de Asia. También le inspiró la historia de las mujeres de Norteamérica y de las minorías étnicas en su lucha por el derecho al voto, un problema que persiste en varios estados que han levantado barreras para evitar una amplia participación. Y justamente el edificio donde trabaja y donde nos reunimos a platicar tiene una historia de aliento a la mayor participación cívica de los tucsonenses.

Inscribirse y votar, agregó, “es lo mínimo que uno puede hacer por nuestra comunidad”.

Arosemena, nacida en Guaymas, Sonora, y egresada de la preparatoria Palo Verde en Tucsón, es una de la creciente comunidad de latinas y latinos que se están registrando para votar y cuya participación en elecciones está creciendo. Y esta tendencia no es precisamente favorable para el Partido Republicano, el cual está teniendo problemas con su candidato presidencial, Donald Trump.

La evidencia anecdótica a lo largo del país muestra que los latinos y latinas se han registrado para votar debido a los ataques de Trump a los inmigrantes y a México y a los mexicanos. La evidencia estadística muestra que más de la mitad de los latinos registrados para votar se inclinan por el Partido Demócrata.

El Centro de Investigación Pew escribió recientemente que el 54 por ciento de los latinos “sigue diciendo que el Partido Demócrata se preocupa más por los latinos que el Partido Republicano” y sólo el 11 por ciento dice que los republicanos “se preocupan más”. El resto piensa que son la misma gata, pero revolcada.

Los porcentajes no son muy diferentes a los de hace 4 años, cuando los latinos decían que favorecían a los demócratas con 61 por ciento frente al 10 por ciento que apoyaba a los republicanos.

Pero cuando se trata específicamente de Trump y de lo que ha dicho sobre los latinos y los inmigrantes, Pew reportó que el 74 por ciento de los electores latinos registrados dicen que “han pensado ‘bastante’ en la elección presidencial y que están ‘absolutamente seguros’ de que votarán”.

La erosión del apoyo latino al Partido Republicano le está causando dolores de cabeza al partido. El GOP, como frecuentemente se le llama en inglés por las siglas de Grand Old Party, se encamina a la condición de minoría de tiempo completo si no logra revertir su declive entre los latinos (y entre los asiáticos y las mujeres).

La historia política tiene un ejemplo. Los republicanos de California atestiguaron una espiral descendente en la década de los noventas, cuando el gobernador republicano Pete Wilson le dio todo su apoyo a la Proposición 187, una estricta medida antiinmigrantes, durante su campaña de reelección en 1994.

Este año puede demostrar ser un año clave. Nuevos votantes como Arosemena se han vuelto en contra de los republicanos por Trump, y las políticas sociales y culturales del partido poco amigables con las mujeres y las minorías.

Conforme ella tomó más conciencia de cómo se conectan la política con las leyes, se volvió evidente que no podía respaldar a los republicanos. Eso sí, Hillary Clinton, la candidata demócrata, no era su primera opción. Ella quería que ganara el senador Bernie Sanders.

Pero emitir un voto por un tercer partido o de plano quedarse sin votar no es opción para ella, dijo Arosemena. Votará por Clinton porque “no quiero que gane el odio”.


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Ernesto Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo al 573-4187 o en netopjr@tucson.com. En Twitter: @netopjr.