Cuando Jessica García y Darío Andrade graduaron del Colegio Comunitario Pima (PCC) el jueves 22, lo hicieron con el sueño de continuar sus estudios en la Universidad de Arizona.

Pero no se ve muy probable, hasta ahora, que ambos egresados de preparatorias locales puedan ingresar a la UA. Tendrían que pagar cuotas de residentes de fuera del estado, lo que equivale a unos 30 mil dólares anuales, algo imposible para ellos.

García y Andrade son Soñadores, jóvenes americanos que fueron traídos al país siendo niños y que carecen de residencia legal. Aunque ambos recibieron la Acción Diferida, lo que les permite trabajar sin el riesgo de ser deportados, eso es temporal. Además, la Acción Diferida, otorgada hace dos años por el presidente Obama, no aplica a los miembros de su familia.

“Nuestras familias tienen miedo de ser deportadas”, dijo García, estudiante de Negocios quien egresó de la preparatoria Sunnyside en el 2009.

Me reuní con ellos, junto con Eduardo Sainz, quien también es un Soñador y estudiante del PCC, el pasado viernes 16 de mayo en la UA. En el campus estuvimos rodeados de sonrientes estudiantes vestidos con sus togas y birretes de graduación y de sus orgullosas familias. La imagen no pasó desapercibida por ellos tres.

En unos cuantos años, ellos podrían vestir su toga si –y sólo si- el Congreso logra una acuerdo inteligente para una reforma migratoria integral o si, a falta de acciones sensatas bipartidistas, el presidente Obama expande el programa de la Acción Diferida para incluir a las familias de los 610 mil individuos que tienen estatus diferido temporal.

Hay claros indicios de que la administración de Obama está considerando aplicar acciones ejecutivas en el tema de la inmigración. Se espera que Seguridad Nacional aminore las deportaciones individuales, específicamente de personas sin antecedentes penales y en cuyas familias hay ciudadanos norteamericanos.

En un discurso pronunciado la mañana del martes 13 de mayo en la Casa Blanca y dirigido a las fuerzas policiales de todo el país, Obama los convocó a apoyar la reforma migratoria. Dijo que ese es el camino correcto a seguir, pero que los republicanos están bloqueando la reforma.

Los Soñadores no le compraron al Presidente su señalamiento. Ellos dicen que la ausencia de una reforma migratoria integral se debe a ambos partidos.

“Sostenemos que ambas partes son responsables. Al final de cuentas, todo se reduce a política”, dijo Sainz, quien en el 2011 graduó de la preparatoria Flowing Wells y quien trabaja con Mi Familia Vota, un programa que intenta aumentar el número de votantes hispanos. “Ellos no están pensando en lo que es mejor para nuestras familias y nuestras comunidades, sino en lo que es mejor para sus partidos”.

Los tres piden que el gobierno detenga las deportaciones que separan a familias. Quieren una solución permanente que les permita a sus padres, sus hermanos y a ellos mismos vivir en paz en el país al que consideran su hogar.

Andrade conoce muy bien el horror de la deportación.

En diciembre pasado, su mamá fue detenida por la policía. El carro que manejaba echaba mucho humo. La policía llamó a la Patrulla Fronteriza y se la llevaron al Centro de Detención en Eloy, donde estuvo cuatro días.

La familia consiguió 4 mil dólares para lograr su libertad bajo fianza, pero ella aún enfrenta una orden de deportación a México, de donde salió hace más de 10 años con su esposo y sus tres hijos.

Esa es la realidad de los Soñadores –entusiastas jóvenes que viven con miedo una vida llena de obstáculos. Aquí en Arizona, ni siquiera pueden obtener licencias de conducir.

Temen que el Congreso no apruebe la reforma migratoria y que Obama, temeroso del contragolpe de los republicanos, no expanda la Acción Diferida ni acabe con las deportaciones familiares.

Sin embargo, se rehúsan a dejar de luchar por su causa justa.

García, quien trabaja con Scolarships A-Z –grupo que apoya a los Soñadores en su intento por llegar a la universidad- dijo que el grupo seguirá intentado comprometer a más gente y lograr más apoyo público.

Sainz dijo que él y otros Soñadores seguirán tratando de atraer a más votantes latinos. Andrade prometió ejercer más presión en los líderes políticos locales y estatales.

“Uno tiene que luchar por lo que quiere”, dijo Sainz. “No hay nada peor que no hacer nada”.

ENGLISH VERSION

When Jessica Garcia and Dario Andrade graduate this week from Pima Community College, they’ll do so with dreams of continuing their studies at the University of Arizona.

But it’s unlikely, at this point, that both graduates of local high schools will be able to attend the UA. They would have to pay out-of-state tuition, which at nearly $30,000 a year, is impossible for them.

Garcia and Andrade are Dreamers, young Americans who were brought to this country as children and lack legal residency. While the two have received Deferred Action, which allows them to work without risk of being deported, it is temporary. But Deferred Action, granted two years ago by President Obama, does not apply to their family members.

“Our families are in fear of being deported,” said Garcia, a business major who graduated from Sunnyside High School in 2009.

I met with the two, along with Eduardo Sainz, also a Dreamer and a PCC student, at the UA Friday. Scores of smiling UA students in their graduation gowns and caps, and their proud families, milled around campus. The image was not lost on the trio.

But in a few years, the three might wear a UA graduation gown if — and it’s a big if — Congress comes to a smart agreement on comprehensive immigration reform or, lacking sensible bipartisan action, President Obama expands the Deferred Action program to include family members of the 610,000 individuals who have temporary deferred status.

There are clear signs that the Obama administration is considering executive action on immigration. Homeland Security is expected to ease up on deportations of individuals, specifically those who have no criminal record and whose family members are U.S. citizens.

In a White House speech Tuesday to law-enforcement officials from across the country, Obama urged them to support immigration reform. He said it is the right road to take but that Republicans are blocking immigration reform.

The Dreamers don’t buy the president’s finger-pointing. They say the lack of comprehensive immigration falls on both political parties.

“We hold both sides accountable. At the end of the day, it comes down to politics,” said Sainz, a 2011 graduate of Flowing Wells High School who is working with Mi Familia Vota, a voter outreach program. “They’re not thinking what’s best for our families and our communities. They’re thinking what’s best for their parties.”

The three want the government to end deportations that separate families. They want a permanent solution to allow their parents, siblings and themselves to live in peace in a country they call home.

Andrade knows all too well the horror of deportation.

In December his mother was stopped by police. The car she was driving was emitting too much smoke. Police called the Border Patrol, and she was taken to the Eloy Detention Center, where she spent four days.

The family rallied to get her released on a $4,000 bond, but she still faces deportation to Mexico, which she left more than 10 years ago with her husband and three children.

That’s the reality of Dreamers — highly motivated young people who live fearful lives full of obstacles. Here in Arizona, they can’t even get drivers’ licenses.

They also fear that Congress will not pass immigration reform and that Obama, fearful of Republican backlash, will not expand Deferred Action or ease deportation of families.

However, they refuse to stop championing their just cause.

Garcia, who works with Scholarships A-Z — which supports Dreamers in their pursuit of college — said the group will continue to engage others and broaden public support.

Sainz said he and other Dreamers will continue to register more Latino voters. Andrade promised that more pressure will be placed on local and state political leaders.

“You have to fight for what you want,” Sainz said. “There’s nothing worse than doing nothing.”


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo al 573-4187 o en netopjr@azstarnet.com