Ser una universitaria hispana en Estados Unidos es pertenecer a una minoría. Si además la carrera en curso es Matemáticas, se trata de una minoría dentro de otra.

Un gran reto.

Es parte del reto del profesor William Yslas Vélez en la Universidad de Arizona (UA), y por ello la Asociación por las Mujeres en Matemáticas (AWM, según sus siglas en inglés) le entregará en enero próximo el cuarto Premio Anual M. Gweneth Humphreys.

El premio se instituyó en honor a Humphreys, mujer que en 1932 se graduó con honores de Matemáticas en la Universidad de British Columbia y a los 23 años de edad ya había conseguido un doctorado de la Universidad de Chicago. Durante toda su vida enseñó matemáticas a mujeres y se destacó por su compromiso y profunda influencia en ellas.

El profesor Vélez, según describe la AWM en la presentación del premio, es legendariamente conocido por su habilidad para impulsar mujeres al estudio de las matemáticas.

“Particularmente impresionante es su éxito para infundir confianza en estudiantes de primera generación y de minorías, quienes a menudo tienen que luchar para superar las expectativas basadas en la cultura o el sexo”, expuso la AWM.

Infundir confianza. Sí. Esa es la clave en el trabajo de Vélez.

¿Quién no se sentiría confiado o incluso halagado si el Director del Centro de Matemáticas de la UA le envía un correo electrónico invitándolo a platicar?

Eso hace Vélez con los estudiantes hispanos de la UA que toman los dos cursos de Cálculo y que muestran buen rendimiento.

“Significó mucho para mí. Cuando lo conocí, yo iba en mi segundo semestre de la universidad, y yo era la primera en mi familia en ir a la universidad, me sentía un poco perdida”, dijo Mónica Vásquez, una mexicoamericana de Safford que en 2003 graduó de Matemáticas en la UA.

“Fue muy bueno saber que había alguien interesado en mis estudios. Es muy directo, muy respetuoso y abierto”, describió Vásquez.

La ayudó a elegir sus materias, a entender alguna clase complicada, a conocer opciones para cursos de verano y de postgrado. “Yo ni siquiera sabía que había todas estas opciones”.

Ahora ella cursa el doctorado en Bioestadística en la UA y trabaja como investigadora del Centro Respiratorio de Arizona, perteneciente a la universidad.

Para Kamrine Elisa Poels Martínez, nacida en la Ciudad de México y criada en San Carlos, Sonora, el profesor Vélez fue pieza clave en su rumbo profesional. Ella tomó las clases de Cálculo porque quería especializarse en Biología, con su mira puesta en la Medicina.

Pero Vélez le planteó un nuevo escenario. “Yo no sabía lo que se podía lograr con una carrera en Matemáticas, él me fue informando y al final de mi segundo año decidí cambiarme”.

Poels, gracias a su asesor, encontró su área ideal: se está especializando en Probabilidad y Estadística para trabajar en el campo de la bioestadística, donde se involucraría con la salud pública, los estudios clínicos y la población.

Tanto Poels como Vázquez y las decenas de alumnos y ex alumnos que redactaron cartas para apoyar la nominación de Vélez al premio de la AWM destacan lo valioso de la iniciativa de Vélez al acercárseles y mantener un contacto permanente.

UN CRÍMEN ESTADÍSTICO

Los primeros semestres universitarios de Vélez no fueron muy distintos a los de muchos estudiantes: un poco dispersos.

Este tucsonense de 66 años, cuyos padres nacieron en San Miguel de Horcasitas y en Magdalena, Sonora, también pertenece a la primera generación de profesionistas en su familia.

Su plan A era bueno, ser ingeniero, pero los resultados no lo eran tanto. Tuvo que poner distancia con algunas amistades y cambiar su forma de participar en clases, “y en tercer semestre ya sabía que me iba a doctorar en Matemáticas”, narró.

Terminó la carrera en 1968 y fue a la Guerra de Vietnam por dos años con el U.S. Navy. Al regreso inició el postgrado y obtuvo el doctorado en 1975. Aún creía que ser maestro no era lo suyo, así que se empleó por dos años en un laboratorio privado en Albuquerque, Nuevo México, donde descifraba sistemas de códigos para controlar sistemas de bombas nucleares.

Pero estar en una oficina no lo llenaba, “le hice falta al salón de clases”, bromeó. “Y tuve la gran suerte de obtener una posición en la UA”.

En 1988, siendo maestro de Teoría de los Números y de Álgebra, notó que de Matemáticas sólo graduaba un hispano cada dos años. “Pensé, ‘esto es un crimen’”.

Y empezó a desarrollar métodos para atraer a las minorías. Cada año envía miles de mensajes a preparatorianos de minorías que ya han sido admitidos a la UA. Los invita a considerar las matemáticas y les sugiere estudiar dos carreras a la vez.

A los que ya están en la universidad y llevan cursos de matemáticas les escribe para felicitarlos, animarlos a más y hablarles de sus opciones. Hasta los horarios de las clases les facilita.

Los métodos de este matemático funcionan. El pasado año académico concluyó con 642 estudiantes de Matemáticas (hace 10 años eran alrededor de 300), una tercera parte cursaba a la vez otra carrera y el 20 por ciento del total pertenecía a alguna minoría.

Del ciclo escolar 2012-2013 graduaron 21 estudiantes de minorías; en el ciclo 2013-2014 serán aproximadamente 30, la mayoría hispanos.

Vélez también imparte pláticas por todo el país sobre la importancia de aumentar el número de estudiantes de matemáticas.

GRANDES TRABAJOS PARA UN MUNDO MEJOR

Las matemáticas están tomando un papel más importante en muchas carreras, explicó Vélez. “Si no puedes pasar Cálculo, no serás ingeniero, ni economista, ni físico ni biólogo. Cada vez más y más carreras están requiriendo matemáticas básicas”.

Pero Estados Unidos, aun con su gran oferta educativa y su demanda profesional, importa un gran número de matemáticos, médicos, ingenieros, físicos, “porque los jóvenes de aquí no quieren estudiar mucho, y son empleos muy bien pagados”.

Y ahora el país debe considerar que las economías de otras naciones que han sido exportadoras de científicos, como China, están creciendo de tal forma que empiezan a retener a sus expertos más calificados.

Así es que Vélez, además de trabajar con los universitarios, intenta sembrar la semilla desde la infancia.

Cuando fue presidente de SACNAS, una asociación nacional dedicada durante 40 años a fomentar el éxito de científicos hispanos, chicanos y nativoamericanos, emprendió el Proyecto de Biografías para que maestros de todo el país les muestren a sus alumnos, desde kínder a preparatoria, lo que estos latinos, indios y negros han logrado en EU.

En su carta de presentación del Proyecto dice: “Como científicos, esperamos que el mundo sea un mejor lugar, puesto que hemos elegido dedicar nuestra vida a dos cosas: a descubrir nuevos fenómenos y a compartir con el mundo nuestros descubrimientos.

“SACNAS entiende que ese modelo de vida juega un papel importante en alentar a los estudiantes a elegir un camino u otro”, escribió Vélez.

De manera que ya podemos irnos olvidando del personaje alto y flaco de cabellos blancos, largos y desalineados, con lentes de fondo de botella y mirada de algoritmo. Las matemáticas están en todas partes y, dijo Vélez, “estas posiciones de trabajo deben ser para nosotros, los hispanos”.


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