Por Johanna Willett
La Estrella de Tucsón
Cuando Susy Chávez Herrera tuvo a su hija, quería encontrar eventos de cuentos en español para pequeños.
Pero como madre trabajadora, batalló para encontrar alguno que no entrara en conflicto con su horario. Aunque las bibliotecas públicas del Condado Pima tienen algunos cuentos en español, muchos de ellos son durante la semana laboral.
“Mientras más buscaba, más me daba cuenta de que había un vacío”, dice.
Es por eso que creó Cuentacuentos, un cuento por mes en español programado para los fines de semana. Además, este otoño se realiza en Exo Roast Co., en 403 N. Sixth Ave., para que mamá y papá también puedan tomar un café.
Como familia bilingüe en una ciudad tan cercana a la frontera, Chávez Herrera quería asegurarse de que su hija y otros niños tuvieran acceso a historias en un segundo idioma.
“Siento que muchas veces, los niños crecen estigmatizados por hablar español, así que realmente quería hacer algo abierto para que los niños que usan el español realmente puedan disfrutar y participar, pero luego dejarlo abierto lo suficiente para otros niños”, explica.
Chávez Herrera quiere que su hija, que ahora tiene 2 años, se enorgullezca de ser bilingüe. Dice que pasó el primer año de la vida de su hija informándose sobre recursos de la comunidad y encontrando libros infantiles originalmente escritos en español. Esos son también los títulos que prefiere seleccionar para Cuentacuentos, que se un cuento en español, no bilingüe.
“Hay un mundo asombroso de libros para niños en América Latina y España”, dice Chávez Herrera, quien creció en México y Estados Unidos.
Ella comenzó Libritos Librotes para usar los libros como una forma de construir comunidad y crear empatía y conexión a través de la frontera.
“Esto se siente como un pequeño espacio, un pequeño capullo de esperanza”, dice. “Estás plantando una semilla de esperanza con niños tan pequeños y, con suerte, cualquier pequeña experiencia que tengan en ese corto período de tiempo ... se queda con ellos y planta algún tipo de empatía”.
Durante el verano, Chávez Herrera trabajó con voluntarios para ofrecer cuentos semanales a los solicitantes de asilo de América Central en el antiguo Monasterio Benedictino. Ella planea reanudar esos cuentos en septiembre, cuando el programa Casas Alitas se instale en su nueva ubicación.
Durante el año escolar, Chávez Herrera espera que los padres y sus hijos puedan conectarse en sus cuentos mensuales. Ella los visualiza para bebés de hasta 5 años.
“Las palabras que existen en inglés no son necesariamente todas las palabras que existen en español”, dice Chávez Herrera. “Por lo tanto, te da esta idea de otra persona, y aunque esto es realmente para bebés y niños pequeños, siento que es un espacio y un tiempo mágico para que realmente vayan a este otro mundo”.



