PHOENIX – Cuando Alejandro Rodríguez tenía 34 años le diagnosticaron diabetes tipo 2. Casi 10 años después, la enfermedad lo dejó ciego e imposibilitado para trabajar. Desde entonces, para sovrevivir depende de la insulina, algo que él asegura es muy difícil poder comprar por los altos precios.

“Ando tocando puertas”, dijo Rodríguez mientras se inyectaba una dosis de insulina en su brazo derecho. “Tengo que buscar los números de teléfonos para poder comunicarme con la gente y pedir ayuda económica”.

Rodríguez indicó que depende de la insulina desde 2010, medicamento que se inyecta una vez al día. Como ha podido –señaló– se las ha ingeniado para conseguir dinero para comprarla porque no tiene seguro médico. Rodríguez no tiene familia en Estados Unidos; sus hijos viven en el estado de Tabasco, México.

Casos como el de Rodríguez aumentaron en Arizona. Según un informe de la Asociación Americana de la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), en Arizona existen 695 mil personas con diabetes.

El precio de la insulina casi se duplicó entre 2012 y 2016, de acuerdo con ADA. El aumento fue de casi un 17 por ciento por año.

El Departamento de Servicios de Salud de Arizona señaló que las minorías del estado experimentan las tasas más altas de diabetes. De 2011 a 2016, las naciones indígenas tuvieron cuatro veces más probabilidades de morir por causas relacionadas a la diabetes comparado con la población caucásica. Los afroamericanos y latinos fueron los segundos grupos más afectados por las muertes ocasionadas por la diabetes en comparación con los caucásicos.

“Yo quisiera salir y trabajar”, agregó Rodríguez. “Nadie me da trabajo”.

Rodríguez, dijo que además de ser diabético y ciego, padece de leucemia, cáncer de riñón y que recientemente se fracturó la columna vertebral, por lo que usa un chaleco protector. Movilizarse es difícil.

“Me gustaría que los legisladores de Arizona impulsen algún proyecto de ley para disminuir los precios de la insulina”, dijo Rodríguez. “Eso nos ayudaría a todos los que dependemos de esta medicina”.

En el estado de Arizona no existe ningún proyecto de ley para disminuir los precios de la insulina; sin embargo, algunos legisladores han mostrado intenciones de abordar el tema para encontrar una solución.

“He firmado cartas y las he enviado al congreso federal para pedirles que apoyen un proyecto de ley para bajar los precios de la insulina”, dijo Alma Hernández demócrata de la Cámara de Representantes de Arizona quien representa al distrito 3.

“Haré todo lo que pueda para tratar de controlar los precios de todos los medicamentos, no solo los de la insulina”, aseguró Jay Lawrence, miembro republicano de la Cámara de Representantes de Arizona quien representa al distrito 23. “Tenemos que hacer lo que podamos para controlar a las empresas que no están trabajando para encontrar nuevos medicamentos, sino que están aumentando los precios”.

Rodríguez aseguró que sobrevivir cada día es un verdadero milagro, ya que solo depende de lo que la gente de buen corazón le regala.

“No tengo dinero, porque no trabajo y no tengo ayuda del gobierno”, dijo Rodríguez.

Obtener la insulina no es su único problema, relató Rodríguez.

“Tomo medicina para la azúcar, la presión, aspirina para la sangre, para dolores, y medicamento para la leucemia”.

Rodríguez renta un cuarto en una casa ubicada al oeste de Phoenix y aunque vive en la oscuridad por su ceguera, dijo que en su memoria todavía resplandecen las imágenes de la última vez que vio a sus hijos, hace casi 25 años. Antes de dormir dijo que siempre hace una petición.

“Que Dios me permita tener un buen despertar el próximo día”.


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Cronkite Noticias es un servicio informativo de la Escuela de Periodismo y Comunicación Masiva Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona (ASU).