Cuando Ernest F. de Soto tenía 17 años dejó su casa en Tucsón, que en aquel tiempo estaba en West Congress Street pero que ya no existe, fue aplastada por la carretera Interestatal 10. Se fue a Los Ángeles para aventurarse y estudiar.

Eso fue justo antes de la Segunda Guerra Mundial. Después de la Guerra, de Soto retomó su educación y su carrera en arte, y para mediados de los años sesentas se convirtió en un conocido impresor y litógrafo que trabajó con algunos de los mejores y más reconocidos artistas en México y California.

De Soto, quien fue descendiente de una familia del Presidio cuando Tucsón era un alejado puesto de avanzada de la colonia española, murió el 29 de diciembre en Tucsón. Era considerado el primer impresor (master printer) mexicoamericano en Estados Unidos.

Echó raíces en los métodos de la vieja escuela de la litografía y la impresión, dijo Andrew Rush, fundador de Drawing Studio en el centro de Tucsón.

En su retiro, de Soto visitaba y trabajaba en el estudio con alumnos y artistas, a su manera modesta y de bajo perfil, dijo Rush.

“Era increíblemente callado y sencillo. No te enterabas de quién era a menos que preguntaras”, agregó Rush.

Incluso su hermana, Erma Quiroz, de Tucsón, se enteraría después de cuán importante y respetado se había vuelto su hermano en el mundo del arte.

“No sabía que era famoso hasta que vi que la gente le pedía autógrafos”, dijo.

De Soto era una autoridad en la impresión y la litografía.

Empezó a dejar su marca artística a finales de los sesentas en San Francisco en una imprenta de litografías que llevaría su nombre. El Taller de Soto se convirtió en un centro de arte creativo que atrajo a algunas de las luminarias del arte, muchas de ellas de México: José Luis Cuevas, Alejandro Colunga, Rufino Tamayo, Gunther Gerzso, Francisco Toledo y Leonora Carrington.

“Como innovador técnico y excelente maestro en el arte y el oficio del grabado, de Soto ha impactado el arte del grabado”, declaró el Museo de Historia de la Impresión de Houston, que presentó el trabajo de de Soto hace cuatro años. “De Soto merece reconocimiento nacional por sus contribuciones a las tradiciones artísticas y artesanal del grabado”, proclamó el museo.

En 2001 y 2002, el Museo de Arte de la Universidad de Arizona exhibió la obra de Soto en dos exposiciones.

La impresión de pinturas es una meticulosa forma de arte en la que los artistas reproducen ediciones limitadas de una obra utilizando múltiples imágenes, usualmente impresas en papel o pergaminos. Los artistas las crean en cantidades pequeñas, por lo general menores de 100, y es considerada arte fino. No se les considera copias y no se realizan utilizando máquinas ni fotografía.

De Soto trabajó con los artistas para crear las impresiones hechas a mano de sus pinturas, color por color, hoja por hoja, dijo Rush.

Las litografías, que se desarrollaron a finales de los años 1700 en Alemania, se crean dibujando imágenes con grasa en una piedra porosa, generalmente en piedra caliza. Las imágenes se queman con ácido y se les aplica tinta, y después se imprime la imagen en una superficie. Si la litografía es a color, se utiliza una piedra distinta para cada color.

De Soto dominó estas formas de arte y enseñó a otros.

De niño le encantaba dibujar, recordó su hermana. En casa, su mamá, Artemisa Soto, lo animaba, igual que lo hicieron sus maestros en Safford y en Tucson High. No mucho después de que se mudara a Los Ángeles estalló la Guerra y el Ejército reclutó a de Soto (él añadió después el “de” a su apellido) para trabajar en la unidad de camuflaje en California y el Pacífico Sur.

Después de la guerra, cobijado por la Ley G.I., estudió arte primero en Los Ángeles y después en México, donde trabajó con artistas emblemáticos del país -José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Tamayo. En la década de los cincuentas vivió y trabajó en la Ciudad de Nueva York, Cleveland e Illinois, enseñando y aprendiendo.

Volvió a Los Ángeles en 1967 y obtuvo su certificado como grabador de Tamarind Lithography. Después, de Soto se mudó a San Francisco, donde fundó Collectors Press Lithography Workshop, al que después cambió el nombre a de Soto Workshop.

Se quedó en San Francisco hasta 1993, retirándose en Green Valley, al sur de Tucsón.


Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.

Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.