Doug Adams

Foto cortesía de Margaret ann Adams

Doug Adams fue el primer subdirector de Cholla High School, un imán y pilar para todos los jóvenes estudiantes de aquel tiempo. Murió el 20 de agosto de 2016 a los 91 años.

La primera vez que vi a Doug Adams yo estaba en mi primer año en Cholla High School. Probablemente lo conocí el primer día de clases, en 1970.

Quizá me dio la bienvenida –igual que a los demás estudiantes- antes de que sonara la primera campana en el entonces nuevo e inacabado campus en el oeste de Tucsón, detrás del cerro de la “A”. Estoy seguro de que me saludó con una amplia sonrisa, erguido, enérgico. No tengo la menor duda de que abrió sus brazos a todo lo ancho y nos deseó a todos un gran año escolar.

Habiendo conocido a Mr. Adams, nuestro subdirector, no puedo imaginármelo de otra forma. Estoy seguro de que los ex alumnos de Cholla que tuvieron la suerte de ser Chargers durante los 13 años de Mr. Adams en la escuela estarán de acuerdo conmigo.

Durante la semana pasada estuve pensando en él. Ex alumnos de Cholla habían comentado en Facebook sobre su deteriorada salud.

El sábado 20 de agosto, Mr. Adams murió en un hospicio de Green Valley. Su esposa, Margaret Ann Adams, y su familia estaban con él. Tenía 91 años.

La Nación Cholla está de luto.

“Mr. Adams nos hizo unirnos viniendo desde muy distintos orígenes y nos trató dándonos a todos el mismo valor”, me escribió la semana pasada Susan Erickson Hemm, una compañera de clase que ahora vive en Glendale. “Su sonrisa y su entusiasmo por nosotros eran contagiosas”.

Esa sonrisa hacía maravillas, y siempre me pregunté cómo le hacía. Piense en esto: Mr. Adams tenía que lidiar con jóvenes con las hormonas a todo lo que daban y él siempre traía una sonrisa.

Bueno, también tenía su cara seria: una mirada dura seguida por unas cuantas palabra fuertes y cortantes. Eso también funcionaba. Pero todos sabíamos que siempre teníamos el apoyo de Mr. Adams.

“Quería trabajar con los jóvenes para hacer una diferencia en sus vidas. Creo que pude hacer una diferencia en sus vidas”, me escribió Mr. Adams el jueves 18 de agosto.

Era una figura diaria y visible en la escuela. El campus era su oficina. Nos levantaba el espíritu cuando flaqueábamos. Nos encaminaba al salón cuando hacíamos la pinta. Nos animaba cuando lo necesitaba y nos reprendía cuando lo merecíamos.

Todo eso lo hacía con una sonrisa sincera y llamándonos por nuestro nombre.

Mr. Adams escribió que saludar a los estudiantes en las mañanas y verlos salir de clases en las tardes eran de sus actividades favoritas en Cholla, donde estuvo desde 1969, cuando la escuela abrió, a 1982, cuando él se jubiló después de 35 años en la educación pública.

“Celebrar el éxito de sus estudiantes, aprender a ser una familia juntos. No importa qué tan doloroso o alegre fuese, podíamos hablar de cualquier cosa”, escribió Mr. Adams. “Esto hizo de nuestra pequeña comunidad una atmósfera de trabajo para el crecimiento y desarrollo humano”.

Años después de haber salido de Cholla, se unió a su esposa en un grupo de consejeros. Aún recordaba nombres y rostros de viejos estudiantes.

Cuando Charley Brown asistió a una reunión de varias generaciones en el 2011, siendo esa la primera vez que volvía a la escuela desde que graduó en 1981, se sorprendió de que Mr. Adams se acordara de él.

“Yo no me sentía como un gran estudiante”, me dijo Brown por teléfono. “Él era un máster haciendo que la gente se sintiera importante, porque él realmente sentía que eran importantes”.

Brown, editor de video corporativo, hizo un video de Mr. Adams que lo captura tal como lo recordamos: jovial, positivo y sonriente.

Mientras Mr. Adams trataba con los padres de familia y personal de Cholla, su verdadero interés era poder conocer a los estudiantes, “asegurarme de que me sabía su nombre, quizá hasta su barrio y, de ser posible, saber una o dos de las materias que llevaban, de forma que los pudiera encontrar rápido si se necesitaba”, dijo en el video.

Mr. Adams nos conocía a nosotros, pero nosotros no sabíamos de su heroísmo y servicio al país. Justo después de salir de la preparatoria en Nebraska en 1943, se unió a Cuerpo Aéreo del Ejército (Army Air Corps). Fungió como artillero de cola en un B-17. Durante la Segunda Guerra Mundial, voló en 33 misiones sobre Alemania.

Mr. Adams volvió a casa, donde dio clases brevemente, y después se dirigió a Oregon para hacer en Eugene una maestría en educación durante ocho años. Cuando llegó a Tucsón para seguir sus estudios en administración, dio clases en la preparatoria Pueblo y se convirtió en asistente del director en Safford Junior High, antes de irse a Cholla.

Mr. Adams no fue el único educador que hizo especial a Cholla en esos primeros años. Desde sus edificios con formas geométricas hasta su plan de estudios fuera del molde, el personal contratado por Mr. Adams y el director Herb Waesch habían traído un enfoque vanguardista a la escuela.

Pero para nosotros, los muchachos de Cholla, Mr. Adams fue el pegamento que nos mantuvo unidos.

Elsa Corral-Aguirre, egresada en 1978 y quien se convirtió en maestra y directora de Cavett Elementary School, dijo que Mr. Adams fue para ella un modelo a seguir.

“Realmente me enseñó la importancia de tener una conexión con cada estudiante”, dijo.

Aunque Mr. Adams siempre andaba moviéndose por la escuela, dijo Corral-Aguirre, “nunca estaba demasiado ocupado para detenerse a saludar”.

Se ha ido una leyenda de Cholla. Pero hay algo que podemos hacer.

Sin importar a qué escuela hayas ido, hónralo a él y a todos los educadores comprometidos contactando a un maestro, a un entrenador, a un administrador que te haya nutrido, que se haya interesado en ti, que haya hecho una diferencia en tu vida, no importa si fue chica o grande, y dale las gracias.

Gracias, Mr. Adams.


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Ernesto “Neto” Portillo Jr. es editor de La Estrella de Tucsón. Contáctalo en netopjr@tucson.com o al 573-4187.