Por un momento dio la impresión que la Serie Mundial de Major League Baseball tendría al menos un sexto juego, que estaría muy cerrada. Los Dodgers de Los Ángeles habían ganado una épica batalla en 18 innings a los Boston Red Sox para acercarse 2-1. Luego, el cuarto juego lo iban ganando 4-0 en la séptima entrada, el momento lo tenían totalmente a su favor. Entonces, todo se les derrumbó y los Red Sox los aplastaron.
En los últimos 11 innings del Clásico de Otoño pareció como si Babe Ruth hubiera reencarnado en el cuerpo de Steve Pearce y ayudado a Boston a ganar otra Serie Mundial. En sus últimos seis turnos, Pearce pegó tres jonrones y produjo siete carreras.
Fue tan importante la labor de este pelotero que fue nombrado el Jugador Más Valioso, algo de lo más sorprendente, tomando en cuenta tanto estelar en ese equipo. Cualquiera hubiera imaginado a J.D. Martínez, Mookie Betts, Andrew Benintendi o alguien más como la principal figura; sin embargo, fue Pearce.
Una gran presentación del boricua Alex Cora como mánager en la MLB, para nada estuvo fácil el camino. Varios estelares de Red Sox le jugaron en octubre por debajo de su nivel o simplemente no estuvieron al 100 por ciento, hasta el cerrador Craig Kimbrel tuvo momentos que causaron cierta preocupación. Me parece ello ayudó para que al final se saboreara más la corona.
Después de tantos años de frustraciones para los seguidores de este equipo, porque por más de ocho décadas se fueron en blanco y vieron a sus acérrimos rivales, los New York Yankees, celebrar seguido, ahora viven la segunda mejor época de la franquicia.
Digo la segunda mejor época porque cuando se empezaron a jugar las Series Mundiales a inicios del siglo pasado el equipo de Boston ganó cinco de las primeras 15; ahora, en años recientes ha triunfado en cuatro de las últimas 15 Series Mundiales.
Sorprendentemente, los niveles de audiencia resultaron bajos. De hecho, de los más bajos en la historia, algo para preocupar, ya que a pesar de acabarse pronto la batalla siempre presentó buenos partidos y sobre todo dos clubes de mercados importantes, organizaciones de gran tradición.
Se bajó el telón de la temporada del 2018. Cuando se levante en Arizona en 2019 será con la presencia de los Boston Red Sox en la casa de los Arizona Diamondbacks, en fin de semana. Deberá ser espectacular, con tres excelentes entradas en el Chase Field de Phoenix.
La opción de “Goldy”
Como era de esperarse, los Arizona Diamondbacks tomaron la opción del contrato de Paul Goldschmidt para el año entrante: 14.5 millones es una ganga, de acuerdo a lo que ha hecho en su carrera y tomando en cuenta el tipo de temporada que tuvo en 2018.
La pregunta es si se quedará todo el 2019 en Arizona o si lo negociarán, incluso si estará el día inaugural en Diamondbacks, por la posibilidad de cambiarlo antes.
Buena parte de las expectativas de Arizona giran alrededor de Goldschmidt, ha sido incluso el consentido de la afición. Sin embargo, es tan alto su valor que definitivamente pudieran conseguir material valioso si deciden cambiarlo, adquirir los tan buscados prospectos.
Será una de las decisiones más interesantes para la directiva de Arizona en los últimos años; tienen material para contender de nuevo en 2019, lo que hace atractivo quedarse con su efectivo primera base.
Al mismo tiempo, tienen encima el final del control sobre los servicios de “Goldy” y, por ende, la opción de negociarlo y sacar el máximo provecho del mejor bateador en estadísticas en la historia de Diamondbacks.