Cuando un pelotero de la Major League Baseball cambia de equipo, la información suele presentarse acompañada de todo tipo de análisis. Se maneja como una noticia fuerte, no así cuando cambia de agente, de representante en el terreno de la negociación.
De repente hay casos que causan un breve comentario, por lo general tiene que estar involucrado el famoso agente Scott Boras para que se justifique el informar sobre este tipo de cambios.
En el pasado receso de temporada de la MLB, el cañonero J.D. Martínez hizo un cambio y se fue precisamente con Boras, esperando conseguir un mega contrato, pero se quedó lejos de conseguir lo deseado. No fue el único caso de pelotero firmando muy por debajo de lo deseado, debido a que fue Boras el derrotado, y por lo general gana este tipo de batallas. Quedó marcado el caso como el mejor ejemplo del acontecer actual: se está batallando para firmar.
En el actual receso de temporada se está volviendo a presentar un fuerte estira y afloja en muchas negociaciones; agentes de peloteros y directivos de clubes de la MLB no llegan a acuerdos.
Todavía esta semana había dos casos dignos de resaltar. Los más sonados, el de Bryce Harper y el de Manny Machado. Ambos buscando contratos altísimos, de al menos 300 millones de dólares.
Tomando en cuenta lo que ha pasado últimamente, lo difícil que ha estado resultando conseguir los contratos de antes, deben estar más presionados los agentes de peloteros.
Repito, es algo que se reporta poco; sin embargo, cada año hay muchos cambios en este terreno. Los beisbolistas deciden cambiar de agente porque sienten que los han estado representando mal y no han logrado los contratos deseados.
Ya veremos por cuánto firma Harper y por cuánto firma Machado. Ahí debe haber una buena competencia a nivel oficina con los representantes de ambos, estando conscientes de que su trabajo será analizado a profundidad y comparado uno con otro. Definitivamente, este punto también debe estar jugando en las negociaciones.
Los años más recientes han estado presentando uno de los mayores retos para estos importantes actores de la MLB, lo que los ha puesto en una interesante competencia.
Yo quiero a ese agente
Hay peloteros que son rudos en el terreno de juego, hay otros que lo son fuera del campo; bromeando, pero sueltan comentarios que envían un fuerte mensaje.
Cuando un compañero logra un contrato algo superior a su valor estimado, de inmediato le dicen que tiene el mejor agente del mundo, ya sea por la simple “carrilla” o porque el celo los invade, lo cierto es que sueltan el veneno.
“¿Cómo le pudo conseguir algo así a semejante ‘maleta’?, es increíble su poder de convencimiento, yo quiero a esa persona negociando mi siguiente contrato”, es lo que comentan.
Por supuesto que los jugadores están atentos a las negociaciones y comparan estadísticas con contratos y sacan sus conclusiones.
Es fácil en esta época entrar en desesperación como beisbolista, porque sienten que no los valoran como debe ser, y vienen cargándole la culpa al que hizo la negociación.
Hay quienes han cambiado de representante hasta en más de tres ocasiones, incluso quienes vienen cayendo al mismo lugar donde estaban antes.