La semana pasada tuve la oportunidad de platicar con una joven que me contó de la emoción que tuvo cuando trabajando en el departamento de comunicaciones de la organización de los Arizona Diamondbacks le tocó hacer un comunicado de prensa donde se resaltaba lo que estaba haciendo un joven prospecto en Ligas Menores.
“Es mi amigo, fuimos compañeros de clase” le dijo a la persona que estaba a su lado, quería contarle a todo mundo que ese joven prospecto era su conocido.
Se trataba del pitcher relevista Kevin Ginkel, que ya está en Major League Baseball con los Diamondbacks desde el pasado mes de agosto. Ginkel ha estado cerrando la temporada de una forma tan efectiva que seguramente estará en los planes de la organización para el 2020 en un rol relevante, lo que provocará la emoción y orgullo de muchas personas cercanas a él.
Seguramente a usted le ha pasado algo similar. Cuando alguien cercano logra triunfar en el máximo nivel en cualquier terreno, tal persona de éxito no dimensiona en ese momento el alcance de su triunfo.
Precisamente, toqué ese tema con el ex pitcher de la MLB Rodrigo López cuando estábamos en la transmisión de radio del juego donde relevaba Ginkel y comentaba de esta anécdota.
Cuando López debutó con los San Diego Padres en la temporada del 2000 estaba consciente de que sus familiares y amigos cercanos estaban disfrutando el momento. Mucho tiempo después cayó en cuenta de amigos de la escuela, vecinos de la niñez y juventud, compañeros del beisbol infantil, etc.
Actualmente, está un pelotero con raíces mexicanas nativo de Tucsón que destaca con uno de los equipos de más tradición, los Dodgers de Los Angeles. Me refiero, por supuesto, a Alex Verdugo, quien, aunque está lesionado y con cero posibilidades ya de jugar en la Serie Divisional, pudiera estar listo para la Serie de Campeonato y por supuesto la Serie Mundial, siempre y cuando los Dodgers hagan buenos los pronósticos y se metan al Clásico de Otoño.
Verdugo estuvo en Sahuaro High School, donde también estuvo César Salazar, el joven hermosillense que luego destacó con los Wildcats de la Universidad de Arizona, fue seleccionado por los Houston Astros y actualmente entrena con los Naranjeros de Hermosillo de la Liga Mexicana del Pacífico.
Muchísima gente en Tucsón seguramente ya experimentó esa satisfacción de ver triunfar a uno de los suyos, y Verdugo pudiera ser el siguiente en una Serie Mundial de la MLB.
El año pasado fue Ian Kinsler el que se coronó con los Boston Red Sox, segundo pelotero salido de Canyon del Oro High School, de Tucsón, que se corona en el mejor beisbol del mundo; el primeor fue Chris Duncan, quien ganó con los Saint Louis Cardinals. Ducan, lamentablemente, perdió la batalla contra el cáncer el pasado 6 de septiembre, falleció a los 38 años de edad.
Uno más de Tucsón que fue campeón fue Ron Hassey; de hecho, estuvo en tres Series Mundiales seguidas con los Oakland Athletics.
El caso más grande tiene que ser el de Ed Vosberg, porque es uno de tres peloteros en la historia, y único pitcher, con participación en Series Mundiales de Ligas Pequeñas, de Beisbol Colegial y de las Grandes Ligas.
Debió dejar amistades no solo en Tucsón, sino en docenas de municipios. A Vosberg lo recuerdo en sus inicios, en la década de los ochentas, jugando en Guaymas, Sonora, plaza que dejó de tener beisbol de Liga Mexicana del Pacífico en 1991, y cuando Vosberg luego destacaba a mitad de esa década con otros clubes de la LMP escuché a varios guaymenses decir orgullosamente que lo habían visto temprano en su carrera como Ostionero de Guaymas.
Es una sensación de satisfacción ver triunfar a alguien a quien se le vio como joven, más si es oriundo del mismo municipio de uno y se tuvo una amistad con él.