A casi una semana de la entrega de los Oscar, con la cabeza más fría, puedo opinar con un poco más de seguridad que, al parecer, la Academia ya intenta hacer un poco más de justicia a la hora de decidir quiénes recibirían sus codiciadas estatuillas.

Como siempre, seguramente habrá opiniones encontradas con respecto a que tal o cual trabajo tenía más merecimientos que otros. Sin embargo, lo mejor de todo es que ya se logró dejar atrás esa tendencia viciosa de buscar inclinar la balanza hacia una en particular, tradición banal cuya única intención era garantizar notoriedad a la elegida.

Sobre las predicciones que hice en mi columna anterior, la verdad es que no me fue nada mal, pues de las diez que realicé sólo fallé en dos categorías: Mejor Actor y Mejor Cinta Extranjera. En la primera me incliné por Chiwetel Ejiofor en “12 Years a Slave” (Steve McQueen, 2013) y su impecable trabajo al dar vida a Solomon Northup, sin embargo, la Academia decidió otorgárselo a Matthew McCounaghey en Dallas Buyers Club (Jean-Marc Vallée, 2013), seguramente impactado por el físico famélico que consiguió el astro texano para poder caracterizar a un enfermo de sida.

Mi segunda falla, sinceramente, me alcanzó a disgustar, pues estaba convencido de que “The Hunt” (Thomas Vinterberg, 2013) obtendría el Oscar por su magnífica historia, la cual aborda la terrible tragedia de Lucas (Mads Mikkelsen), un carismático maestro que es acusado de pederastia.

De ahí en más, todos fueron aciertos, incluyendo “Frozen” (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013) como Mejor Cinta Animada y otras que mencionaré a continuación:

En el renglón de Mejor Película acerté con “12 Years a Slave”, una cinta que es imperativo ver porque muestra como pocas el aberrante tema del esclavismo. Dos escenas clave fueron suficientes para que quien aquí escribe tuviera que voltear la vista hacia otro lado para dominar el nudo en la garganta de la pura impotencia.

Kate Blanchet fue la merecida ganadora del premio a Mejor Actriz por su interpretación en “Blue Jasmine” (Woody Allen, 2013), en donde encarna a una desequilibrada mujer en plena crisis emocional debido a la repentina pérdida de su estatus social. Por cierto, la única que podría haberle arrebatado la estatuilla a la británica es la eterna Meryl Streep con su arrasadora interpretación en “August: Osage County” (John Wells).

Jared Leto, a pesar de ser buen actor (basta verlo en la cintas “Requiem for a Dream” o “Mr. Nobody”), ha pagado con creces tanto el pecado de sus atributos físicos (caso similar al de DiCaprio) como el de poseer el mote rock star; eso sí, nadie duda de que logró acallar las burlas en Dallas Buyers Club al erigirse como el Mejor Actor Secundario con su rol de Rayon, un enfermo de sida desahuciado también enflaquecido al extremo.

La kenyana nacida en México (y que habla un excelente español) Lupita Nyong’o fue la consentida de la noche, luego de resultar ganadora en la categoría de Mejor Actriz Secundaria por interpretar a Patsy, la esclava más sufrida de la cinta “12 Yeas a Slave”.

Por último y, aclarando que los premios que recibió la triunfadora de la noche, “Gravity” (Alfonso Cuarón, 2013), no deberían significar absolutamente nada para México y su cine, a mí sí me alegró que se honraran sus logros en Mejor Edición, Sonido, Mezcla de Sonidos y Efectos Especiales; más que lo anterior, me emocionó casi en exceso que el trabajo de la mancuerna conformada por “El Chivo” Emmanuel Lubezki y el director Alfonso Cuarón fuera finalmente reconocido: el primero en la categoría de Mejor Fotografía y el segundo en la de Mejor Director.

El mensaje aquí parece ser claro: si un cineasta en México quiere triunfar en grande debe hacerlo fuera de su país.

Hasta la próxima.


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