Roma” es la octava película del mexicano Alfonso Cuarón y, si hacemos caso a las propias palabras del realizador, la más especial y personal de todo su repertorio. La frase, obviamente, es digna de llamar la atención, sobre todo si pensamos en proyectos como “Sólo con tu pareja”, “Y tu mamá también”, “Children of Men” o “Gravity”, esta última su trabajo más premiado.

Por lo pronto, mientras son peras o son manzanas, este filme de Cuarón será la apuesta de México en los próximos premios de la Academia en el renglón de Mejor Película Extranjera.

Roma se presentará una sola noche en el festival de cine del Loft Cinema, 3233 E. Speedway, el jueves 8 de noviembre a las 7 p.m.

Esta vez, el recorrido de Cuarón se antoja más esperanzador, luego de que la cinta resultara vencedora indiscutible en la presente edición del Festival de Venecia, obteniendo sendas estatuas del famoso león metálico en las categorías de Mejor Película y Mejor Director; algo similar vivió Guillermo del Toro el año anterior con “The Shape of Water”.

La película tiene como fuente de inspiración algo noble y conmovedor: hacer un homenaje a Liboria “Libo” Rodríguez, la mujer mixteca que fue nana del propio Cuarón y de sus hermanos en su niñez.

La obra recrea también las vivencias que el cineasta experimentó en su infancia a principios de los 70s junto a su madre, sus hermanos y, principalmente, Cleo, el personaje inspirado por la mencionada “Libo”.

Es Cleo la verdadera protagonista del filme y en quien se centra la historia, interpretada de manera sobresaliente por la actriz debutante Yalitza Aparicio, una mujer mixteca originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, quien fue acertadamente seleccionada por el cineasta para darle vida a la trabajadora doméstica que fuera tan importante en su formación.

“Roma” es, sobre todo, un drama semiautobiográfico (como lo comenta su realizador), ambientado en la Colonia Roma, la cual da cuenta de las vivencias de una familia de clase media luego de que un padre decide abandonar a su familia, dejando a la madre destrozada y a sus hijos bastante dolidos.

Es en ese momento donde emergerá la poderosa presencia de Cleo, quien será el soporte de la familia, a pesar de que ella misma esté experimentando sus propios (y bastante intensos) dramas personales.

Para el director, originario de la Ciudad de México, la cinta no es otra cosa que un homenaje a las mujeres que jugaron un papel importante en su crecimiento, pero también un sentido reconocimiento a las trabajadoras domésticas que forman parte medular de muchas familias mexicanas, pues son ellas las que soportan, junto a los integrantes de la casa donde trabajan, los vaivenes terribles de la vida.

La película tiene de fondo el México de los años setentas, con las marchas de estudiantes (o cualquier grupo social) y sus eternas luchas sociales, los enfrentamientos con la policía, las calles de la legendaria colonia y otros sitios emblemáticos de la gran urbe, así como otros paisajes del país.

Todo lo anterior enmarcado en un impecable blanco y negro, abundancia de elegantes tomas panorámicas y actuaciones espléndidas.

De entre todos los elementos que la hacen un producto digno de verse, sobresale Yalitza Aparicio, quien carga con el peso de la historia, así como la también revelación Nancy García García, quien encarna a Adela, otra mujer importante en la trama.

No se puede dejar de mencionar también a Marina de Tavira, quien le da vida a la Sra. Sofía (la madre) y al talentoso elenco de niños, quienes complementan el cuadro completo que consiguió plasmar en el cine las memorias del mexicano.

Esperemos que esta sea la buena y por fin le otorguen el Oscar como Película Extranjera a México.


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