Como un niño de 35 años aprendiendo a andar, así se encontró a sí mismo Yasel Mendoza Patterson cuando llegó a Tucsón después de pedir asilo político en Nogales, Arizona, en enero del 2008.

Yasel traía a cuestas su formación musical, el amor de sus abuelos cubanos y la ilusión de establecerse con Daniela Verduzco, a quien conoció en Hermosillo, Sonora, y con quien al poco tiempo se casó.

La vida de un cubano en Estados Unidos “es una ambivalencia cabrona”, dijo Yasel una tarde reciente en el Mercado San Agustín, donde él platicaba y su hijo de 5 años corría entre una mezcla multicultural de gente que compraba productos frescos, una imagen que lo hace sentir como en su isla.

Por un lado, abundó, tú puedes tener un empleo sencillo y con él resolver todas tus necesidades básicas y otras como vivir conectado a Internet, comunicarte con familia y hasta promocionar tu música. “Pero también es duro aprender a andar en un mundo desconocido”.

Y no lo dice por el idioma y la comida. O no sólo por eso.

Para Yasel, egresado del Instituto Superior de Arte de Cuba con especialidad en música, en los países latinoamericanos existe una intención hacia la cultura que aquí no se encuentra.

“Aquí es más fácil ser famoso si eres problemático o si te bañas desnudo en una piscina que haciendo arte”, dijo. “Aquí hay una intención a lo que vende, no a lo que cultiva”.

Sin embargo, aclaró que sus palabras no son un reproche sino una apreciación de la realidad.

“Yo no estoy desencantado de este país, al contrario, sólo hay que evolucionar y adaptarse al medio, pero no se puede perder el alma ni el corazón”.

Cantautor

De una profundidad que emociona, con una mezcla de virilidad y ternura, la voz de Yasel registra al nivel de barítono.

“Cierro los ojos y me desnudo en tu mirada, nado en tu pelo y me embriago en tus entrañas, y ese muro sigue ahí, creciendo fuerte tras de mí, quisiera alas pa’ volar hasta tu almohada”, canta con un saborcito rico, a ritmo del vallenato, en “Amor de dos orillas”, un tema de su autoría sobre la migración y el amor a distancia que le da nombre a su primer disco.

Lo grabó el año pasado en Los Ángeles, bajo la producción musical de Erick Bolívar , cantautor y productor venezolano. Son 10 temas que pueden escucharse y descargarse en reverbnation.com/yasel.

“Mis canciones son historias que se basan en mis propias experiencias, en los momentos que vivo”, describió.

Una de esas historias, que no por indirecta dejó de ser dolorosa, es la del incendio en la Guardería ABC de Hermosillo.

No hacía mucho tiempo, Yasel había llegado a la capital de Sonora después de presentarse en el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado, de Álamos, con el Cuarteto Alma, un conjunto vocal del que fue fundador y que vino desde Cuba para el evento que cambió su vida.

La tarde del 5 de junio de 2009, Yasel salía de la casa de uno de sus pacientes; se ganaba la vida cuidando a enfermos. Se subió al carro y lo arrancó con la emoción de un padre primerizo que anhela llegar a casa a oler a su hijo recién nacido.

Pero en la radio irrumpió la noticia. No pudo seguir. Se detuvo y en el auto escribió “Golondrinas”. No le fue difícil meterse en la piel de los padres de esos niños.

Hace unas cuantas semanas, con la colaboración de la artista gráfica colombiana Abril Castillo, grabó en Hermosillo el video de este tema, que fue mencionado en varios noticieros de México y EU y que está cerca de las dos mil vistas en Youtube, donde éste y otras muestras de su trabajo pueden encontrarse en el canal nombrado Yasel Patterson.

“Ahí me di cuenta de que muchos de los grandes problemas de Cuba no están tan lejos. Son los mismos problemas pero con diferente acento. Tienen que ver con el factor humano: con la corrupción y la impunidad”, dijo.

¿Qué hay más allá?

Desde su arribo a Tucsón, Yasel comparte el escenario con otro artista cubano, Alejandro Ochoa, guitarrista e intérprete con quien conforma el Dúo Libre. Los sábados por la noche, ellos ponen el ambiente en el restaurante Elvira’s, en Tubac, y participan en eventos públicos y privados.

Ellos se han encontrado en Tucsón con otros cubanos y con gente de prácticamente todo el mundo. Algo que como artistas valoran.

“Cuando yo estaba en Cuba, el tema no era salirme sino conocer”, diferenció Yasel.

Oriundo de Holguín, un pueblo rodeado de mar, se preguntaba qué había más allá y cuántas de las leyendas que escuchaba sobre el resto del mundo serían reales.

Ciertamente, nunca se visualizó en el desierto. “Este es otro tipo de belleza. Para mí, Arizona es como una mujer caliente”.

Pero del otro lado del mar encontró más de lo que imaginaba. “Ahorita”, dijo, “si me preguntas de dónde soy, te digo que hablando de Cuba soy de Holguín, pero hablando de México soy de Hermosillo y hablando de Estados Unidos soy de Tucsón”.


Become a #ThisIsTucson member! Your contribution helps our team bring you stories that keep you connected to the community. Become a member today.

Contacta a Liliana López Ruelas al 807-8479 o en llopez@azstarnet.com.