El ritual de ir al cine le implica al cinéfilo una serie de acciones que realiza casi sin pensar: acudir al centro comercial, caminar hacia la taquilla para formarse, comprar el boleto, ir a la dulcería, entrar a la sala, sentarse en una butaca y comer palomitas mientras transcurre la función.

Sin embargo, esta misma serie de actos ceremoniales tiene entornos totalmente opuestos cuando se acude a ver películas que nos cazan que cuando vamos por aquellas que asechamos y cazamos nosotros mismos.

Piénselo un poco y verá que es verdad: ver cintas que tenemos que ver porque nos las han anunciado hasta el hartazgo es muy distinto a ver las que se proyectan en un festival de cine, obras que, o las vemos ahí o jamás tendremos la oportunidad de hacerlo.

Eso es lo que brinda la selección de filmes que nos trae este año el festival de cine Tucson Cine México, que se inicia el jueves 19 en el Screening Room, 127 E. Congress St., un evento gratis que ofrece, además, el sabroso extra de escuchar (en ocasiones) a los propios realizadores charlando de sus proyectos con la audiencia.

Para iniciar, el menú ofrece un documental titulado “Café: Cantos de humo” (Hatuey Viveros, 2014), un interesante trabajo que va de lo poético al estudio social. Hablada en náhuatl y con subtítulos en español, la trama presenta a una familia de Cuetzalan, Puebla, la cual se debate entre la modernidad, las tradiciones y un hijo que no sabe si quedarse con su familia o dejarla atrás para comenzar a ejercer su profesión de abogado.

En “Güeros” (Alfonso Ruiz Palacios, 2014) son sobre todo las situaciones cotidianas que vive un grupo de muchachos las que le dan cuerpo a la historia. Rodada en un impecable blanco y negro y con el elemento de la cotidianidad al más puro estilo de la amena “Temporada de Patos”, Güeros presenta las vivencias de unos desocupados estudiantes que, a causa de una huelga estudiantil, enfocan su interés en un rockero olvidado que encuentran por casualidad.

“Volando Bajo” (Beto Gómez, 2014) es un falso documental (mockumentary) que combina el drama lacrimógeno y telenovelesco con la comedia absurda. La historia narra el ascenso al éxito de un par de amigos pobres en el mundo de la música popular, en la que (en mi opinión) Gómez repite la misma fórmula que utilizó un su cinta previa “Salvando al soldado Pérez” (2011), en donde parodió un género rico en posibilidades pero sin sacarle todo el jugo.

Hay productos que suelen sorprender por lo inesperado de su aparición; eso fue precisamente lo que me ocurrió con “González: Falsos profetas” (Christian Díaz Pardo, 2013), un filme que aborda el lucrativo negocio de las nuevas religiones, más interesadas en el bolsillo que en el alma de sus feligreses (¿hay de otras?). La trama nos presenta a González, un desempleado urgido de dinero que busca hacer carrera en una secta, primero contestando el teléfono y luego convirtiéndose él mismo en pastor, sin saber que pronto tendrá que enfrentarse a ciertos poderes corruptos que surgirán en el proceso.

La obra más llamativa del festival será, sin lugar a dudas, “Gloria” (Christian Keller, 2014), un biopic bastante decente sobre el ascenso y caída de la cantautora de música popular mexicana llamada Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz, mejor conocida como Gloria Trevi.

A través de los bien coreografiados números musicales (mismos que amarán los fans de la Trevi) y los flashbacks sobre instantes claves de su vida, la cinta cuenta todo lo que tuvo que vivir la entonces adolescente (encarnada por una sobresaliente Sofía Espinosa), al lado de su manipulador mánager Sergio Andrade (Marco Pérez). La verdad es que esta cinta se tomó en serio su objetivo y logró sorprender por su nivel de actuaciones y su manufactura en general.

Haga su lista o paloméelas todas, que sólo es una vez al año.


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