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Chavira, la mexicana de Tucsón que peleó - y ganó - en un combate televisado de MMA

Aunque la pandemia ha hecho que su debut profesional sea un poco difícil, Chavira sigue esforzándose

Rosselyn Chavira se prepara frente a un saco de boxeo como parte de su entrenamiento en Dominate Fitness and MMA, 630 W. Ward Lane en Green Valley, Arizona, el 3 de diciembre de 2021.

La tucsonense Rosselyn Chavira comenzó a pelear de la manera más tradicional: enfrentándose a los compañeros que le hacían bullying en el patio de la escuela.

Veinte años después, el pasado domingo 12 de diciembre esta mamá de Tucsón debutó y ganó en su pelea más grande hasta el momento.

Chavira, de 29 años, se enfrentó a Tyler Schaefer de San Diego en la Copa Combate Global de Artes Marciales Mixtas (MMA), que se transmitió a través de Univision, TUDN USA y Paramount Plus.

En el torneo de una noche, ocho peleadores de ocho países diferentes compitieron por un gran premio de $100,000. La pelea de Chavira contra Schaefer formó parte de un par de combates de “Superfight” femeninos que se llevaron a cabo entre las etapas del torneo.

Rosselyn Chavira practica con su entrenador, Bernie Arenas en el ring de Dominate Fitness y MMA. Chavira se despierta a las 4:30 a.m. para hacer ejercicio antes de preparar a sus hijas para la escuela.

A pesar de su temprano amor por el deporte, el camino de Chavira para convertirse en una luchadora profesional de MMA no ha sido lineal.

“Empecé a pelear cuando tenía 9 años”, cuenta. “A mi hermano y a mí nos molestaban en la escuela, y yo me estaba metiendo en problemas por pelear tanto”. Cuando llegó a la preparatoria, la paciencia de la mamá de Chavira se había agotado, así que tomó el control de la situación luego de que, después de una pelea bastante seria, tuvieron que llamar a la policía.

“Mi mamá pensaba que yo era una provocadora”, cuenta Chavira. “Pero después de eso me llevó a un gimnasio de boxeo y ahí entrené por un tiempo”. Los padres de Chavira son originarios de Chihuahua, y su mamá es además mitad libanesa.

Chavira dejó de entrenar cuando a los 15 años quedó embarazada y tuvo a su hija. “No pude volver (a pelear) porque su papá era celoso y posesivo”, dijo. Pero cuando a los 19 años terminó esa relación, estaba otra vez lista para volver a pelear. Se inscribió en USA Boxing y entrenó duro durante los próximos años, hasta que en 2017 ganó la competencia de boxeo de guantes dorados de Arizona.

Rosselyn Chavira se envuelve sus manos antes de su entrenamiento en Dominate Fitness y MMA. Chavira es madre de dos hijos y tiene dos trabajos mientras se prepara para sus combates.

Poco tiempo después, sin embargo, se sintió atraída por un deporte diferente. “Uno de los gimnasios en los que entrené era mitad MMA, mitad boxeo. Cuando lo vi me dio mucha curiosidad”, cuenta. “Quería intentarlo y ver la diferencia”. Seis meses después sostuvo su primera pelea amateur; tenía 24 años.

En junio de este año, Chavira peleó en su primer combate profesional. Viajó a Sinaloa, México, para enfrentarse –y ganarle– a Sofía Salazar en la Federación de Lucha 7 de iKON.

Rosselyn Chavira practica con su entrenador, Bernie Arenas, en el ring de Dominate Fitness and MMA.

La pandemia ha hecho que su debut profesional sea un poco difícil. El sur de Arizona, que usualmente tiene programadas bastantes peleas, ha estado muy quieto. Por eso, para participar en la Copa Combate, Chavira viajó a Miami.

“La pandemia no fue un gran problema en lo que respecta al entrenamiento, pero conseguir peleas ha sido difícil”, dijo Chavira. Aún así, asegura que siempre se mantiene activa y hace algo”.Siendo la madre de dos hijos y sobrellevando dos trabajos, la suya es una vida más activa que la de la mayoría de la gente. Se despierta cada día a las 4:30 de la mañana para ejercitarse con pesas o hacer ejercicio antes de preparar a los niños para la escuela. Chavira y su novio tienen una hija cada uno, y ambas están juntas en la casa de la pareja cada dos semanas.

Después de dejar a las niñas en la escuela, Chavira se dirige a su primer trabajo aplicando pruebas del COVID-19 a grupos de estudiantes en el Distrito Escolar Unificado de Tucsón. Luego va a su segundo trabajo en un centro de pruebas del COVID-19 en uno de los campus del Colegio Comunitario de Pima.

Después de recoger a las niñas en la escuela y darles algo de comer, Chavira se prepara para entrenar.

“A veces llevo a las niñas”, dice. “Les gusta venir conmigo al gimnasio y, a veces, toman clases”. Intenta trabajar entre dos y cuatro sesiones por día, alternando entre lucha y jiujitsu, o jiujitsu y MMA. Los sábados los dedica al sparring (pelear con un oponente) y el domingo trota o corre y, por supuesto, pasa tiempo con su familia.

“Pelear me ha ayudado a ser una mejor madre y una mejor persona”, dice. “Me ha ayudado a superar los momentos difíciles de mi vida. Cada vez que sucede algo, el entrenamiento me ayuda a sobrellevarlo”.

Días antes de la pelea contra Schaefer, Chavira mencionó que estaba “realmente emocionada”. Le encantaba que el torneo estuviera dirigido a los espectadores hispanos.

“Gran parte de la audiencia (en Univision) ni siquiera son fanáticos de las MMA, pero debido a que está en un canal local, mucha gente lo va a ver”, dijo. “Combate Global es una plataforma grande y estoy emocionada porque, ya sabes, soy mujer y es un deporte de hombres”.

Rosslyn Chavira toma un sorbo de agua entre los entrenamientos en Dominate Fitness and MMA.


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Traducida por Claudia “Koleia” Bungard

Contacta a la reportera Caitlin Schmidt en el

520-573-4191, en su e-mail cschmidt@tucson.com o vía Twitter: @caitlincschmidt