De esas cosas improbables de la vida: Una mujer morena, de origen mexicano, influencia indígena y bajos recursos obtuvo una beca universitaria para ir a Alabama como jugadora de tennis.

“Fue un shock cultural”, dice Lane Santa Cruz, quien el próximo mes ocupará el asiento de regidora por el Distrito 1 de Tucsón. En Alabama, “no había nadie que se pareciera a mí ni nadie sabía qué era yo”.

Esa circunstancia puso a Lane en el camino del estudio y reconocimeinto de sus raíces.

Hija de Francisco y Elia Santa Cruz, trabajadores inmigrantes, Lane se regresó a Tucsón, su ciudad natal, y cambió la Filosofía por los Estudios Mexicoamericanos, rama que ha estudiado hasta el doctorado y de la que sigue siendo instructora en la Universidad de Arizona.

Su familia materna, originaria de Chiahuahua, se asentó en Agua Prierta por muchos años, mientras su abuelo trabajaba en el campo estadounidense con el programa de braceros. Su ascendencia paterna es de Opodepe, Sonora, un pequeño poblado cerca de Benjamín Hill, de donde provienen sus raíces ópatas que la hacen sentir tan orgullosa.

“Los mexicanos siempre hemos existido en los dos lados del muro, nuestras familias han migrado por esos fierros por muchos años, y es algo que a veces nos ha dividido”, dice la madre de cuatro niños de entre 1 y 12 años. “La comunidad chincana no siempre se identifica con la gente mexicana, porque hay mucha presión en Estados Unidos de americanizarte, de no hablar español”.

La recién electa regidora de Tucsón por el Distrito 1, Lane Santa Cruz, también promueve la movilidad de la gente en su comunidad.

Esa historia, la de las tribus indígenas, la del menosprecio y abuso de los trabajadores a los “que nos quieren para hacer el trabajo que nadie más quiere hacer”, la lucha de generaciones anteriores para asegurarse de que en la escuela hubiera maestros mexicoamericanos y bilingües “y que no se nos vea como de segunda clase”, son los motores de Lane, de 35 años.

Tiene el propósito de contribuir a que la comunidad mexicana y latina de Tucsón entienda mejor el funcionamiento del gobierno local, que es el que realmente tiene un impacto en nuestra vida cotidiana, dice.

“No tenemos ni métodos de comunicación. Si veo algo en mi vecindario que no está bien, o en parques o en la policía, muchas veces ni nos quejamos o no sabemos dónde hacer el reporte”, reflexiona. “Aceptamos muchas condiciones que no están bien, porque no sabemos que se pueden hacer diferente, y también porque los gobiernos nos han mantenido sin acceso a los representantes”.

La futura regidora o concejala de Tucsón ejerció liderazgo en el movimiento estudiantil chicano M.E.CH.A., ha trabajado en redes de protección al migrante y en la creación de jardines comunitarios en Sur Tucsón con Tierra y Libertad y forma parte de FUGA, un grupo en pro de la infraestructura que facilite la movilidad de la gente. El último viernes de cada mes, el grupo se reúne en un paseo comunitario en bicicleta por el sur de Tucsón desde El Pueblo Neighborhood Center.

La nueva mujer mexicana en la vida política de Tucsón quiere ver a su gente activa e informada. “Es muy importante estar afuera en la comunidad y hablar de lo que nos falta”.


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